Que el ruido de hoy no nos impida escuchar la melodía del mañana

“QUE EL RUIDO DE HOY NO TE IMPIDA ESCUCHAR LA MELODÍA DEL MAÑANA”

Unos dicen que un mundo sin ruido no es mundo, yo digo que un mundo sin descanso y salud tampoco. Vivir en ciudades como Ferreñafe tiene muchas ventajas, pero a la vez puede traer consigo serias afecciones a la salud debido a que el ruido dentro de esta suele ser demasiado. Ello se debe a que cada día nuestra comunidad se expande más y por ende las actividades realizadas en ella se multiplican.

No hay segundo, minuto, hora o día en que no se escuchen por las distintas calles de nuestra localidad, el sinfín de claxon de aquellos transportistas que solo piensan en llegar a su destino lo más antes posible, ignorando que en su desesperación están causando gran daño a aquellas personas que se encuentran cerca e incluso al mismo pasajero; a esto se le suma el hecho de que ponen su música en un alto volumen.

También existe en nuestra provincia muchos locales en donde suelen realizarse compromisos y “eventos”, comúnmente nocturnos a los que acuden gran cantidad de personas quienes gozan del momento; sin embargo, no son conscientes de que en dichos “bailes” se suele poner la música al máximo y ello origina cierta incomodad en sus oídos, los cuales se recienten y se ven afectados luego de acabada la fiesta. Además, se ven también perjudicados aquellos hogares cercanos en los que sus habitantes tratan de conciliar el sueño pero no lo logran por el ruido estremecedor.

Por otro lado, las construcciones constituyen otro factor que atenta contra la tranquilidad, puesto a que en ella se suelen utilizar máquinas, las cuales emiten un molesto sonido.

Todos estos ruidos hacen que los pobladores vivan ciertamente incómodos, ya que como lo mencioné antes, repercuten en la salud de cada uno originando enfermedades y daños que en algunos casos resultan severos.

Lo lamentable es que somos nosotros mismos quienes promovemos el deterioro y contaminación de nuestra comunidad; no contamos con la cultura necesaria y el raciocinio suficiente como para darnos cuenta de lo que estamos haciendo.

Reflexionemos si es que queremos escuchar la melodía del mañana.

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