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Resumen del libro "el origen de la vida"


Enviado por   •  7 de Marzo de 2016  •  Resumen  •  3.979 Palabras (16 Páginas)  •  514 Visitas

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EL ORIGEN DE LA VIDA: EVOLUCIÓN QUÍMICA Y EVOLUCIÓN BIOLÓGICA

La preocupación por conocer el origen de los seres vivos que nos rodean es, sin duda, tan antigua como el momento mismo en que las primeras sociedades humanas iniciaron el proceso de racionalización de sus relaciones de dependencia con la naturaleza y las empezaron a transformar en relaciones de dominio.

Para los primeros recolectores de frutos, para los cazadores y los agricultores primitivos, era una experiencia común observar. De estas observaciones surgió la idea de la generación espontánea. Las teorías de la generación espontánea fueron desarrolladas por los griegos que fundaron o pertenecían a las corrientes materialistas. Según Aristóteles este proceso era el resultado de la interacción de la materia inerte con lo que él llamo la entelequia. Los puntos de vista de Aristóteles permanecieron casi indestructibles durante cerca de dos mil años.

El vitalismo se afianzó durante la decadencia económica del esclavismo y el surgimiento del feudalismo.

En 1667 un médico holandés, Johann B. van Helmont, dio una receta que permitiría la generación espontánea de roedores. Sin embargo la actitud de los hombres había sufrido cambios. Incrédulos los científicos revivían su capacidad crítica. Francesco Redi, un  médico toscano, asesta en 1668 los primeros golpes experimentales a la teoría de la generación espontánea; pero Redi jamás generalizo sus conclusiones.

A finales del siglo XVII, Anton van Leewenhoek logró perfeccionar el microscopio óptico y empezó a descubrir un mundo hasta entonces ignorado. Y aunque el propio van Leewenhoek insistió en que los microorganismos  que observaba habían llegado a sus cultivos a través del aire, la facilidad con que surgían en las infusiones, dio nuevos ánimos a los propugnadores de la generación espontánea.

En Inglaterra Needham intentó demostrar la existencia de una fuerza vital mediante cientos de experimentos. Needham concluyó que la generación espontánea de microorganismos era el resultado obligado de la materia orgánica en descomposición, al ser animada por una fuerza vital.

Pero, en Italia, Lazzaro Spallanzani no aceptó las conclusiones de Needham.

Convencido de que los resultados de este eran por una esterilización insuficiente, repitió los experimentos hirviendo sus medios de cultivos por lapsos mayores, y en ningún caso aparecieron microbios. Los vitalistas rechazaron sus experimentos argumentando que el hervor excesivo había dañado el aire.

En 1862 Louis Pasteur  logró el descrédito final del vitalismo a través de una serie de experimentos sencillos y elegantes. Diseño entonces sus famosos matraces de cuello de cisne. Los experimentos de Pasteur eran, concluyentes e irrefutables. Y aun cuando ayudaron al planteamiento moderno del problema del origen de los seres vivos, en esos momentos provocaron que muchos dejaran de considerar a esta cuestión como una pregunta de validez científica, y prefirieron hacerla aun lado. Darwin y Engels, cada uno en forma independiente, había ofrecido ya una alternativa que permaneciera, sin embargo, ignorada por mucho tiempo.

Otra posible solución fue sugerida por Arrhenius en 1908, quien propuso lo que él llamo la teoría de la panspermia. De acuerdo con ésta, la vida habría surgido en la Tierra desarrollándose a partir de una espora o bacteria que llego del espacio exterior. Sin embargo esta teoría no fue aceptada.

Aproximadamente el 95% de la materia viviente está constituida por hidrógeno, carbón, nitrógeno y oxígeno.

Estos cuerpos, que se forman a partir del colapso gravitacional de grandes nubes de hidrógeno y polvo que existe en la galaxia, alcanzan temperaturas y presiones tan grandes en su interior que generan energía que se convierte en radiación luminosa que es emitida al espacio. En El caso de una estrella como el Sol, el hidrógeno se ira transformando en helio durante unos diez mil millones de años, al cabo de los cuales prácticamente todo el hidrógeno del núcleo estelar se habrá transformado en helio. El proceso de contracción gravitacional de un gas va acompañado de un incremento en su temperatura y en su núcleo se empieza a producir la fusión de éstos para producir carbón. A lo largo de su existencia, las estrellas pierden masa en pequeñas cantidades; pero cuando llegan a las etapas de formación de carbón la estrella se vuelve dinámicamente inestable formando una envolvente gaseosa a su alrededor, llamada nebulosa planetaria.

Las estrellas mucho más masivas que el Sol tienen una evolución diferente: una vez que en su interior la estrella ha formado carbón, se enfría y nuevamente se colapsa. En estas nuevas condiciones, se inician otras reacciones de fusión, hasta llegar a formar fierro. Cuando en el núcleo de una estrella se acumula fierro, las reacciones termonucleares ya no pueden proseguir. Esto va provocando el enfriamiento progresivo del centro de la estrella, que nuevamente se colapsa. Este último colapso es catastrófico para la estrella. Al contraerse, ésta alcanza temperaturas y densidades tan grades que los núcleos atómicos se tocan unos con otros, lo cual impide que la contracción prosiga. En estos momentos la estrella explota. Estas estrellas son llamadas supernovas. De esta manera, la muerte de una estrella, al transformarse en supernova, crea más elementos químicos que van a enriquecer cada vez más, las nubes de hidrógeno que hay en la galaxia.

Frecuentemente, los átomos que forman las nubes de gas son excitados por radiación de estrellas muy calientes, y entonces emiten luz, formando las llamadas nebulosas de emisión.

Las nubes más densas y oscuras de la galaxia, donde las moléculas existen en mayor abundancia se fragmentan en diferentes trozos de diferente masa y tamaño. A su vez, cada uno de los fragmentos así formados seguirá contrayendo, hasta dar origen a cuerpos masivos, las llamadas protoestrellas. El propio Sistema Solar seguramente se formó por un proceso similar. Hace aproximadamente cuatro mil quinientos millones de años, el Sol empezó a emitir energía generada por procesos termonucleares que ocurrían en su interior, y al hacerlo empujó hacia las partes externas de la nebulosa solar el material gaseoso más ligero. De esta manera, los planetas que se formaron a partir de la condensación del material del disco que giraba alrededor del Sol quedaron separados por dos grupos, de acuerdo con su composición química. Los que se habían formado más cerca del Sol, es decir, Mercurio, Venus, Tierra y Marte, se formaron de un medio pobre en hidrógeno y helio, en tanto que los planetas que se condensaron lejos , Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, se formaron a partir de un medio rico en gases.

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