Richard Owen
Enviado por jajajaja33 • 4 de Marzo de 2012 • 539 Palabras (3 Páginas) • 589 Visitas
dshhpráctica médica. Al final, no le quedó más remedio que vender su colección para pagar sus deudas, lo cual no evitó que su esposa y sus cuatro hijos le abandonaran y le dejaran sin casa.
Pues bueno, así se hubieran quedado de bien las cosas para el pobre Mantell si no hubiera coexistido con otro naturalista despiadado llamado por el común de los mortales como Richard Owen (conocido, entre otras cosas, por bautizar a ciertos bichejos con el inapropiado nombre de Dinosaurios)
Owen era experto en atribuirse el mérito del trabajo de otros, y de perseguirles hasta que no tuvieran ninguna oportunidad para quejarse. Pero su apoteosis llegó cuando descubrió al pobrecito de Gideon. Se ensañó bastante más que de costumbre. Quizás en otra vida anterior le había robado la novia, o algo así.
Todo comenzó en una reunión de paleontólogos en Londres, en 1841, adonde el infortunado Mantell se trasladó tras perder su casa. Allí conoció a Owen e incluso entabló conversación animosa con él. Lo suficiente como para que Owen se enterara de la existencia de unos lagartos dopados del Jurásico y el Cretácico. No tardó en exponer "su" idea de los Dinosaurios y ser universalmente aclamado. Mientras tanto, Gideon se enteró de ésto... desde el hospital. Un carro le atropelló y los caballos le pegaron patadas durante varios metros (las malas lenguas dicen que lo conducía Owen, pero yo sinceramente no me lo creo).
Owen, muy majo él, dedicó el tiempo que Gideon estuvo convaleciente a eliminar sistemáticamente de los archivos sus aportaciones, renombrándolas y poniéndolas a su nombre. Mantell intentó quejarse, y eso le valió una expulsión de la Sociedad Geológica. Incapaz de soportar más dolor y persecución, Mantell cedió a sus sufrimientos y se suicidó por sobredosis de Opio. Y ahí acabaron sus desgracias para siempre...
¿Que QUÉ? ¿Que después le pasó QUÉEE? Uy. Eso no es bueno. Bueno, me chivan por detrás que a su cadáver se le extirpó la columna vertebral y se dejó al cuidado de (joder) Richard Owen, el recién nombrado direntor del Museo Hunteriano y del Museo Británico. Y (no, venga, no puede ser cierto) estuvo expuesto como columna vertebral de un orangután durante 80 años.
En su necrológica, se calificaba a Gideon de anatomista mediocre, cuyas aportaciones dejaban clara una carencia de conocimiento exacto, y no se reconocía ni uno, ni uno solo de sus méritos. En la mayoría de los libros de paleontólogía desde entonces hasta hace 20 años se le atribuye a Cuvier y a Owen el descubrimiento del iguanodonte. La necrológica era anónima, pero el estilo era de Owen y en el mundo de las ciencias naturales nadie dudó de su autoría.
Por si a alguien le interesa, Owen acabaría recibiendo su merecido, cuando T.H. Huxley le hizo lo mismo que el le había hecho a tantos otros, pero públicamente
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