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Sociologia


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  8.984 Palabras (36 Páginas)  •  159 Visitas

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La institucionalización de ideas sociológicas. El caso de Max Weber en Estados Unidos

En un elocuente y largo ensayo, Edward Shils (1970) explora el intercambio de ideas que dio lugar en Estados Unidos a la institucionalización de algunas de ellas como intrínsecas a la sociología académica. Puesto que Shils se centra en la llegada de las ideas sociológicas europeas, pero sobre todo de las alemanas, y dentro de éstas de las weberianas, a Estados Unidos, me apoyaré en dicho artículo para posteriormente analizar qué circunstancias influyeron en la institucionalización de las ideas weberianas en México. Shils argumenta que las ideas de pensadores europeos como Weber, Durkheim o Ferdinand Tönnies, procesadas e institucionalizadas por primera vez en la Universidad de Chicago y en otras del Medio Oeste, constituyen el origen de la sociología estadounidense (1970: 766-768; 806-808). Universidades como la de Chicago desempeñaron un papel fundamental en el nacimiento de la disciplina al determinar qué ideas, particularmente europeas, quedarían institucionalizadas en la recién creada sociología académica estadounidense en las entonces jóvenes universidades de la región. La falta de tradiciones fuertes, que sí existían en las viejas universidades de Nueva Inglaterra, y la disponibilidad de dinero privado permitieron la creación de cátedras y departamentos dedicados a la nueva disciplina. Procesos similares de mezcla e institucionalización de ideas sociológicas tendrían lugar posteriormente en universidades de más tradición como Harvard y Columbia, cuando éstas establecieron nuevos departamentos de sociología (780, 791). Analizar estos procesos conduce a Shils a plantearse por qué "ciertas ideas que hoy se consideran constitutivas de la sociología han llegado a dominar la materia" (761).

De acuerdo con Shils, esas ideas han pasado por un proceso de selección basado en su calidad, en la exposición de los sociólogos a las mismas y en su institucionalización (Shils, 1970: 762). De esta forma, una idea queda institucionalizada si es discutida por una densa red de contactos de la que forman parte algunas organizaciones académicas, revistas especializadas, sistemas de formación para estudiantes de posgrado, títulos propios, profesores especializados, y se produce una demanda de personas con esa formación por parte del mercado de trabajo (763-766). Las ideas que no forman parte de esta red de intercambios, que no han sido institucionalizadas, quedan en desventaja, pues no servirán para orientar el trabajo de quienes están dentro de los centros de investigación, de los programas de posgrado, de los consejos editoriales de las revistas o de las obras publicadas (762-763). Shils también señala otras características –la calidad intelectual, la formulación retórica, la adecuación a los problemas considerados interesantes, la compatibilidad con las disposiciones o ideas preexistentes, o la existencia de un intermediario capaz de adaptar las ideas de un autor de manera en que su relevancia en el nuevo contexto quede clara como uno de los factores que explican la institucionalización de ideas sociológicas (785, 798, y 821, nota 9). Veamos brevemente cómo las ideas de Weber se institucionalizaron en Estados Unidos y qué organizaciones e intermediarios estuvieron envueltos en ese proceso.

El primer contacto intenso de la sociología estadounidense con Weber tuvo lugar en los últimos años de la década de los veinte con consecuencias importantísimas para la disciplina. Este contacto se produjo a través de varios académicos estadounidenses con conocimientos básicos del alemán, algunos de los cuales habían estudiado en Heidelberg u otras universidades germanas. A este grupo de intermediarios pertenecían, además de Parsons, Frank Knight (1927), Louis Wirth y uno de sus estudiantes, Edward Shils, así como Henry A. Finch y C. Wright Mills, pero la importancia de Weber para la sociología estadounidense se intensificó con la llegada de los exiliados europeos, con quienes se hicieron las difíciles y controvertidas traducciones de Weber al inglés (Oakes y Vidich, 1999a y 1999b; Parsons, 1947b; Weber, 1947; Weber, Gerth y Mills, 1946; Weber, Shils y Finch, 1949). Entre éstos se encontraban, claro está, Hans Gerth o Alexander von Schelting, pero también Franz Neumann, Otto Kirchheimer, Paul Lazarsfeld, Joseph Schumpeter o los miembros del Institute for Social Research, Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, con su ambigua actitud frente a Weber (Offe, 2004). La simple mención de estos nombres ya sugiere la fuerza de Weber en Estados Unidos, cuya obra era ya, a finales de los años treinta, parte de los planes de estudio en los facultades de sociología más importantes (Scaff, 2006: 57, 61; Shils, 1970: 823, nota 21). En aquel tiempo, Reinhard Bendix estudió a Max Weber en Chicago, quien era a su vez parte de manuales tan populares como el Robert MacIver (Roth y Bendix, 1959: 40). En Columbia estaban no sólo Lazarsfeld (1965) y varios exiliados más, sino también algunos graduados de Harvard, como Robert K. Merton, los cuales conocían a Weber a través de Parsons. Cuando en los años cincuenta Seymour M. Lipset, Juan Linz y otros llegaron a Columbia, Weber era ya una parte consolidada del programa.

Sin embargo, la institucionalización de Weber en Estados Unidos dependió menos de la disponibilidad de traducciones y de su incorporación a los programas que de la aparición de una adaptación de la misma y del éxito profesional de su autor. Parsons había inaugurado la marca del Weber ahistórico en la sociología estadounidense con su traducción de Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (Weber, 1930), pero es que además su primer libro (Parsons, 1937) consagra la adaptación de Weber al contexto académico norteamericano (Zaret, 1980). En The Structure of Social Action Parsons presenta la tesis de la convergencia, según la cual las teorías de Marshall, Pareto, Durkheim y, finalmente, Weber, constituyen los escalones previos de la síntesis presentada por él mismo. Desde ese momento, la institucionalización de las ideas weberianas en Estados Unidos queda ligada a la obra de Parsons. El proceso continúa con su traducción de Wirtschaft & Gesellschaft, la cual va precedida de un estudio de ochenta páginas en el que Parsons (1947a) adapta el opus magnum de Weber a su propia agenda epistemológica, la cual incluía explicar la acción humana sin hacer referencias al orden legal, al contexto histórico o a la toma individual de decisiones (Aguilar Villanueva, 1984; Camic, 1987; Ghosh, 1994: 116-118; Gil Villegas Montiel, 2003; Tribe, 2007).

Ya el primer libro en el que Parsons persiguió estos objetivos había servido para que Harvard le ofreciera un puesto en el departamento que diez años después sería de Social Relations (Parsons, 1970: 832). Uno de

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