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Sustentabilidad de las políticas públicas con sectores altamente protegidos y otros desprotegidos


Enviado por   •  16 de Marzo de 2015  •  Trabajo  •  1.775 Palabras (8 Páginas)  •  281 Visitas

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Sustentabilidad de las políticas públicas con sectores altamente protegidos y otros desprotegidos.

El caso del agro

Aunque el conflicto con el Gobierno puso a la agroindustria en la portada de los diarios, la mayoría de la gente no conoce acerca del sector. A ello se suma la desprotección en que lo deja el Estado, pese a que genera más de la mitad de las exportaciones del país y el 30% del producto. Sobre esto y las chances de revertirlo disertaron el ex secretario de Agricultura Marcelo Regúnaga, y el ex subsecretario de Economía Agropecuaria y Regional Eduardo Manciana, en una mesa redonda organizada por el Centro de Estudios para la Dirigencia Agroindustrial, de la SRA

El sector agroindustrial genera el 40% de los ingresos fiscales del país; más de la mitad de las exportaciones; más de la tercera parte del empleo si se toman todas las cadenas; el 18% del producto o el 30% si se incluyen los servicios asociados, e involucra una estructura social dispersa geográficamente, compuesta esencialmente por pymes. Desde esa enumeración, el ex secretario de Agricultura Marcelo Regúnaga afirmó que “la importancia que tiene el sector en la Argentina es muy grande como para que no se le preste atención”. En la misma línea, Eduardo Manciana, ex subsecretario de Economía Agropecuaria y Regional, sostuvo que el agro “es estratégico para la Argentina, como para Venezuela el petróleo, para Bolivia el gas y para Chile el cobre”. Pese a ello, el sector no goza de buena imagen en la sociedad ni de protección por parte del Gobierno. Tal fue el eje de la mesa redonda organizada por el CEIDA, que los convocó a ambos, el pasado marzo.

Si bien todas las sociedades tienen distintos niveles de tratamiento para cada sector en función de sus realidades, a través de una serie de instrumentos (básicamente, derechos de exportación, barreras no arancelarias, prohibiciones de exportación, intervenciones directas en el mercado, aranceles de importación), el sector agropecuario argentino recibe un tratamiento muy distinto al de los demás, afirmó Regúnaga: “Está demasiado desprotegido”.

Exigencia excesiva

A nivel nominal, que es lo que ve el consumidor, un producto agropecuario vale hoy en la Argentina mucho menos que en el mercado internacional, sólo por las retenciones; cuarenta y pico por ciento menos en el caso de la soja. Pero además de estos efectos de las intervenciones sobre los precios, hay otros —relativos a cómo se gravan los insumos y los productos, por ejemplo¬— que muestran la protección efectiva de un sector. En este sentido, citando un trabajo del Foro de la Cadena Agroindustrial, Regúnaga señaló que “hay sectores de la economía que tienen un 25% o más de protección, mientras que el agropecuario tiene más de -25%. En otras palabras, al agro se le está pidiendo un 50% más de competitividad que a los demás sectores de la economía”.

“¿Es viable una economía que tiene un nivel tal de desprotección para un sector respecto de otros?”, se preguntó el ex funcionario. “Mi respuesta es no, por la participación que tiene el sector en el producto y en el empleo”.

Por caso, citó un trabajo propio sobre el sector pecuario, según el cual el empleo directo que éste genera es mayor que todo el empleo de la industria siderúrgica, la textil y la del acero sumadas. “Es decir que a la sociedad debería preocuparle parecido que le vaya mal al sector pecuario que a alguna de esas industrias. Sin embargo, llega a haber un problema de importaciones que puede afectar al sector textil, y toda la sociedad y los medios argentinos le prestan enorme atención; cierran frigoríficos, y no pasa nada”.

Para Regúnaga, las actuales políticas de discriminación del sector agropecuario se dieron también entre las décadas de 1940 y 1980, cuando creció a tasas bajísimas. Según señaló, entonces fue viable porque el país vivía ciclos de crecimiento económico basados esencialmente en el aumento o recuperación del mercado interno, que permite mantener cualquier nivel de desprotección. “De hecho, cuanto más protección asignamos a los sectores poco competitivos del país, más logramos que la industria eficiente o ineficiente pueda crecer, y de esa manera tener un tiempo de buenas condiciones económicas, que es lo que está viviendo la Argentina estos años”. La pregunta es cuánto puede durar este modelo: “Hasta que necesitemos exportar en serio porque el mercado interno se agotó y hay que seguir creciendo”, afirmó. De allí, dijo, lo grave de las políticas cortoplacistas que se están implementando.

Pensamiento urbano

En tal sentido, Manciana se preguntó por qué un sector estratégico, que debería tener la primera prioridad en materia de diseño de políticas, no la tiene. Para él, la respuesta es que “estamos copados por un discurso y un pensamiento urbano, arraigado hasta lo más profundo, que nace con la incorporación a la sociedad de los programas de sustitución de importaciones”. En ese esquema, “el sector agropecuario sirve sólo para tres cosas: como proveedor de recursos fiscales, como proveedor de recursos genuinos provenientes de la exportación y como proveedor de bienes salario, a bajo precio”.

Según Manciana, esa visión está tan arraigada en los formuladores de políticas, que no importa cuánto empleo genere el agro o qué productividad tenga por dólar invertido. “Grandes profesores, como Lucio Reca, decían que si uno le cambiaba el precio al sector, seguía produciendo lo mismo. Este pensamiento surgía de investigaciones en donde la tierra lo era todo, porque

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