Territorio, Estado Y Ciudadania
Enviado por diana1421 • 23 de Febrero de 2015 • 1.263 Palabras (6 Páginas) • 340 Visitas
La política y la economía son dos esferas del ámbito social que
tienen un grado relativo de autonomía pero entre las que se establece
una relación de interdependencia. Esta relación de interdependencia
es necesaria para la una y la otra, de modo que
resulta complementaria en muchas ocasiones pero que es conflictiva
en otros casos. No obstante, como en tantos cosas, no es
fácil delimitar las líneas fronterizas, pues la economía es a su
vez política y la política tiene un elevado componente económico.
La economía requiere adoptar decisiones desde la política, lo
que significa elegir entre unas opciones y otras, las cuales
estarán en relación, aunque condicionadas, por la ideología de
los partidos que gobiernan. La política económica, que ha ido
adquiriendo una mayor importancia a medida que las sociedades
modernas se desarrollan, no es neutra y, aunque requiera conocimientos
técnicos, responde a factores ideológicos. A su vez la
toma de decisiones políticas está impregnada de factores económicos
que limitan en bastantes ocasiones la acción política.
Cada vez en mayor medida las discusiones políticas en los parlamentos
están impregnadas de cuestiones económicas.
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Relaciones Política y Economía
Carlos Berzosa
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Carlos Berzosa (Madrid) es catedrático de Economía Aplicada.
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Ahora bien, en estas relaciones que se establecen entre la
política y la economía, tal vez lo que convenga subrayar es
quién de las dos desempeña un papel predominante. Esto tiene
importancia, pues en los últimos tiempos, como consecuencia de
la globalización, se insiste, desde diferentes instancias y análisis,
en que la economía adquiere un mayor protagonismo que la
política, de modo que ésta ha quedado subordinada a los intereses
económicos y sobre todo a la importancia creciente del mercado.
Una afirmación ésta que tienen su justificación, como consecuencia
de la globalización que limita la acción de los estadosnación.
Este hecho también tiene su constatación en la construcción
de la Unión Europea (UE), debido a que se avanza en la
constitución de un mercado único y una moneda, no dándose los
mismos pasos a la hora de conseguir una única UE política y
social.
Esto es así, pero conviene no perder de vista que la globalización
no es un proceso que surge de pronto y que desde fuera
se impone a los estados-nación, sino que son éstos los que toman
las decisiones que fomentan e impulsan la tendencia globalizadora.
Lo mismo sucede en la UE, pues son los gobiernos de los
estados miembros quienes toman las decisiones que conducen a
un mercado, a una moneda, pero no llevan a cabo acciones encaminadas
a la construcción de un estado europeo. La globalización
y el predominio del mercado son resultado, por tanto, de
decisiones políticas de los gobiernos, aunque no todos desempeñen
el mismo papel. El proceso es liderado fundamentalmente
por Estados Unidos, y se materializa, en gran parte, por los
organismos internacionales, como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Organización
Mundial de Comercio (OMC). La situación no es la misma para
los países menos desarrollados, pues, en este caso, los estados de
las naciones más débiles sí que sufren las consecuencias, sin que
tengan capacidad para oponerse al avance del mercado global.
Lo que sí sucede es que la creciente globalización al limitar
la toma de decisiones de los estado-nación, lo que en realidad
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limita es la decisión de los ciudadanos, que con su voto cada vez
tienen menor posibilidad de influir en la política. En concreto, se
ofrecen unas opciones que no tienen grandes diferencias entre sí,
sobre todo en términos de política económica. Por ejemplo, los
partidos de los países avanzados, conservadores o socialdemócratas,
comparten propuestas similares en relación con la inflación,
que hay que disminuir, aunque sea a costa del empleo,
acerca del déficit público que hay que eliminar, y fomentan, en
mayor o menor medida, la privatización y liberalización. Se
señala, de modo insistente, que lo que no sea hacer esto es penalizado
por el mercado y las cosas pueden ir a peor, si se toman
medidas contrarias a esta nueva ortodoxia. Los márgenes de
maniobra de la política económica desde el estado-nación son
limitados.
Por otro lado, la democracia queda reducida a ejercer el
derecho de voto cada x años, quedando la participación ciudadana
en la toma de decisiones fuertemente restringida. No obstante,
observamos con esperanza el florecimiento de movimientos
sociales, que fuera de los cauces de
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