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Texto levinson "por que no enseño marbury


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2018  •  Ensayo  •  1.084 Palabras (5 Páginas)  •  232 Visitas

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1) a) En base a una interpretación de dos normas consideradas aisladamente - Sección 13 de la Ley  de Organización  de la Justicia y art. III de la Constitución- logra una contradicción entre ellas para fundar su inconstitucionalidad, cuando debería, según Levinson, suceder lo contrario y sustentarse entre si para evitar ambigüedades, en este caso, respecto del tipo de competencia que habilita a la Corte para emitir mandamientos . Lo califica como una "artilugio interpretativo 'brillante'".

Más aun, Levinson señala que, no obstante ser válido el razonamiento y lógica la conclusión a la que arribó, Marshall, si bien pudo haber seguido ciertas reglas interpretativas por él enunciadas, equivocó el punto de partida por considerar como “oscuro” el texto equivocado (si es que no fue a drede). Recordemos que Levinson propone como directriz para una sana práctica hermenéutica interpretar el texto cuyo contenido no resulta claro en el sentido de aquel que si lo es.

b) Por otro lado, sostiene que la interpretación que Marshall hace del artículo III, resulta confusa y maliciosa toda vez que reescribe los textos normativos a su conveniencia para otorgar  mayor fortaleza a sus argumentos frente a otros, señalando en el caso particular la omisión de un pasaje del art. III de la Constitución que haría agua con lo que Marshall propone y permitiría la concesión de competencia originaria a la Corte para emitir mandamientos a un funcionario público en ciertos casos de excepción cuando así lo decida el Congreso y establezca un procedimiento a tal efecto. Nótese que si Marshall hubiera transcripto el art. III completo su tesis se cae.

2) El calificativo “honesto” claramente refiere una reflexión de Levinson respecto del deber ser que debería primar por sobre por sobre el pragmatismo – particularmente en el caso, la conveniencia política -  en toda interpretación de normas por parte de aquel a quien le compete esta tarea, evitando engañar al lector con el fin de preservar su imagen. Resulta además en una crítica respecto de la tarea hermenéutica llevada a cabo por Marshall al adaptar su metodología interpretativa de manera que mediante un razonamiento válido y perfectamente lógico, partiendo de las mismas premisas (art. 13 de la Ley de Organización Judical y III de la Constitución), permitan deducir una conclusión funcional a los intereses políticos de Marshall, contraria a la que mediante una sana práctica hermenéutica se hubiera arribado.

3) En lo personal considero que desde lo pedagógico, a grandes rasgos, Levinson se opone rotundamente a que la enseñanza sufra un desgaste cualitativo y se torne superficial, por el peligro en sí mismo que esto entraña de llegar a convertirse - aun sin buscarlo - en una herramienta eficaz para promover y legitimar la politización del poder judicial, llegando incluso a profesar el mal uso de las habilidades imterpretativas propias del profesional en derecho y todo esto de manera casi imperceptible y muchas veces disfrazando este hecho tras el manto de un sistema constitucional operativo, eficaz y respetuoso de una pretendida democracia.

Levinson busca la formación de abogados cuya labor de análisis legal resulte objetiva y no pierda crédito frente a la sociedad. La enseñanza de la sentencia de Marshall se opondría totalmente a este objetivo.

Entiendo que no quiere formar parte de los instigadores de un cambio cultural que proyecta ciudadanos dóciles a esta práctica que en muchas ocasiones no llegan a percibir el oportunismo político a causa de un análisis ahistórico y descontextualizado.

Ciertamente la razón que tiene Levinson para no enseñar Marbury ha de ser ante todo pedagógica y creo que se resume en una frase que utiliza en un pasaje del texto donde afirma que la tarea de los profesores es enseñar a sus alumnos que el Derecho Constitucional también "sirve como un vehículo para racionalizar el mal". No obstante, la política como elemento potencialmente malicioso desnaturaliza el concepto de justicia, lo reformula y se embebe en él, limitando su alcance, cuando debería ser al revés. Enseñar “Marbury” sólo abarrotaría el programa de enseñanza, con una mínima - sino nula - utilidad didáctica.

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