Tommy La Calculadora Que No Sabía Matemáticas

Tommy La Calculadora

que no Sabía Matemáticas

por Marco Santoyo

Había una vez una calculadora llamada Tommy, sTommy la calculadora, Tommy era una calculadora muy feliz, Tommy vivía con sus padres, Fred, y Ana. Pasaron los años y Tommy iba creciendo, sus padres decidieron que era tiempo de que Tommy fuera al escuela.

–Tommy ocupamos decirte algo.– Exclamaron sus padres. Tommy bajó de su cuarto para ver qué era lo que sus padres le querían decir.

–Creemos que es momento de que vayas al escuela. – Dijo su padre.– Eres una calculadora ya grande y necesitas aprender nuevas cosas, para que así seas una calculadora de éxito, como las calculadoras científicas, con todos esos botones y funciones.–

Tommy estaba muy emocionado, por fin iba a conocer nuevas calculadoras. Entonces, Tommy se fue a su cuarto, al día siguiente Tommy despertó muy temprano en la mañana.

–Mi primer día de escuela.– dijo Tommy. Tommy limpio su pantalla, se puso baterías nuevas, y bajo corriendo al desayuno. –Mama hoy es mi primer día de escuela.–

Dijo Tommy con gran emoción.

–Ya no puedo esperar para llegar, y conocer a mis amigos calculadora.

Después de unos minutos, el bus de Tommy llegó. –Ya me voy mamá. Dijo Tommy, Entonces Tommy salió de la casa rápidamente. Tommy se sorprendió al ver que calculadoras de todos colores subían al autobús. El bus llegó a la escuela. Tommy bajó impresionado mirando todo, había tantas calculadoras que no podía contarlas, entonces entro a su salón y espero al maestro. El día de Tommy parecía ser un día excelente, hasta que entró el maestro de matemáticas. –Abran su libro en la página 19 y resuelvan los ejercicios. Exclamó el maestro.

Al ver Tommy todos esos números y signos extraños entró en pánico. –No entiendo nada. Dijo en su mente. Entonces, Tommy, avergonzado de su ignorancia, levantó la mano para hacer una pregunta. –¿Algún algún problema? Preguntó el maestro.

–No entiendo.– susurro Tommy.

–¿Que has dicho Tommy? no te he entendido por favor más fuerte.

–Es que no entiendo.– Dijo Tommy con una voz muy baja.

–Tommy no te entiendo nada tienes que hablar más fuerte.– Dijo el maestro.

–¡Que no entiendo nada!–

En ese momento, todo el salón soltó una carcajada.

–Jajaja Tommy es una calculadora, y no sabe matemáticas, jajaja.–

Avergonzado por su ignorancia, Tommy salió corriendo del salón y se metió al baño a llorar amargamente.

Después de unos minutos de sollozos y lágrimas, Tommy comenzó a escuchar una hermosa música –¿De dónde provendrá esa música?– Se preguntó Tommy.

Entonces, Tommy salió del baño para ver de donde provenía la hermosa música, buscando por todos los pasillos se dio cuenta que al final del pasillo estaba el salón de donde provenía la hermosa música, Tommy se acercó lentamente para que nadie lo ollera, y miro por la ventana, al mirar por la ventana, se dio cuenta que era una orquesta de calculadoras tocando hermosa música, en ese momento los circuitos de Tommy chispearon, no podía creer lo que veía, y escuchaba, fue como una revelación para el.

Tommy se quedó toda la clase escuchando la hermosa música que hacía sus circuitos vibrar, al terminar la clase esperó que todos estaban salón salieran, ya habiendo salido todos, Tommy entró sigilosamente al salón para tocar los instrumentos, Tommy se sentó en el piano y comenzó a tocar las teclas, el sonido que producía era horrible, la frustración comenzó a llenar los pensamientos de Tommy, pero no se dio por vencido, miró una tuba que estaba cerca de él y la intentó poner sobre su cuerpo para después tocar, al intentar cargarla, se dio cuenta que la tuba era demasiado pesada para su pequeño cuerpo de calculadora, entonces se vio más frustrado.

–Creo que este instrumento no es para mi.–

Después vio un pequeño triángulo colgado en la pared.

–Es pequeño, seguro lo puedo tocar, además no se ve muy complicado.– Pensó.

Tommy tomó el triángulo, y comenzó a tocarlo, el sonido que produjo era horrendo, la desilusión domino a Tommy, y se puso a muy triste, después nos minutos de estar llorando, Tommy levanto la mirada, secó sus lágrimas de calculadora y al levantar la mirada, se dio cuenta que había un hermoso violín frente

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