Trastornos del tracto gastrointestinal
Enviado por Rosana Taborda • 6 de Mayo de 2020 • Tarea • 1.710 Palabras (7 Páginas) • 97 Visitas
El dolor se percibe en el sistema nervioso central. Los opiáceos y otros analgésicos bloquean la percepción del dolor; los AINE y la mayoría de las intervenciones no farmacológicas bloquean o reducen la transmisión del dolor desde la periferia hacia el SNC. Las medidas para bloquear la sensibilización de las fibras transmisoras del dolor se utilizan antes de los procedimientos dolorosos y la incisión en la intervención quirúrgica.
Existen muchos tipos de dolor, y su tratamiento varía con el tipo y combinación de tipos. El dolor agudo suele disminuir a medida que progresa la cicatrización; el dolor crónico tiene exacerbaciones agudas y se complica con el dolor agudo. El dolor intercurrente se reconoce como un aumento de la intensidad del dolor que se produce cuando se alcanza la intensidad y duración máxima de los medicamentos. El dolor incidente aparece en relación con un cambio o aumento de la actividad. El dolor central se debe a lesiones en el SNC. El dolor fantasma aparece después de amputaciones, y parece originarse en el miembro que falta. El dolor psicógeno no tiene un origen fisiológico identificable.
La etnia (genética y cultura) y el sexo influyen en la percepción y la conducta del dolor. La valoración conductual de la intensidad del dolor es menos precisa que el informe del paciente de la misma.
Hay mitos y concepciones erróneas sobre el dolor y su tratamiento; la causa percibida por el paciente del dolor y el mejor método utilizado por él para aliviarlo proporcionan una información pertinente sobre la valoración.
Los pacientes también responden al dolor en función de su estado emocional, experiencias pasadas con el dolor y el significado de la experiencia del dolor. Los pacientes con diagnósticos malignos pueden hacer una interpretación diferente del dolor que los pacientes con enfermedades benignas.
Los pacientes adultos mayores perciben el dolor con la misma intensidad que los adultos jóvenes. Necesitan la misma cantidad de opiáceos en el período postoperatorio inmediato, pero pueden tener dificultades para metabolizar o eliminar los medicamentos.
Valorar con convicción el dolor en los pacientes mayores. Los pacientes mayores pueden dudar si comunicar su dolor por miedo a perder su independencia o que se les consideren molestos. El deterioro cognitivo tras un ACV, la demencia o el delirio hacen perder fiabilidad a los informes sobre el dolor propio. Las escalas conductuales para valorar el dolor son útiles cuando los pacientes no pueden dar informes por sí mismos.
La adicción es una enfermedad neurofisiológica. Los pacientes con adicción a los opiáceos pueden precisar mayores dosis de opiáceos para controlar el dolor por la tolerancia que pueden haber desarrollado a través del consumo.
Los médicos y profesionales de enfermería del departamento de urgencias están constreñidos en la prescripción de opiáceos por el riesgo de medicar en exceso a los pacientes que están buscando fármacos y por el mito de que el tratamiento del dolor interfiere con el diagnóstico. El tratamiento del dolor comprende la valoración, intervención y evaluación. Es importante verificar que las intervenciones han sido eficaces. Si no es así, hay que identificar las intervenciones que reducen el dolor hasta un nivel de intensidad con la que el paciente se siente satisfecho.
Las intervenciones quirúrgicas tienen lugar en marcos tradicionales y no tradicionales con un uso creciente de procedimientos mínimamente cruentos que aceleran el alta, facilitan la curación y aumentan la satisfacción del paciente.
La intervención quirúrgica es un procedimiento cruento y deben seguirse directrices legales para proteger al paciente y a los profesionales sanitarios. El equipo quirúrgico incluye cirujanos, anestesiólogos, profesionales de enfermería y técnicos; todos son responsables de la seguridad del paciente y de la progresión de la intervención quirúrgica.
Continúa aumentando el objetivo en la seguridad durante la intervención quirúrgica, con un aumento de la atención en la evitación de intervenciones en el lugar erróneo y en el paciente equivocado. Se establecen procedimientos para verificar que el paciente correcto se somete a la intervención adecuada. Un abordaje en equipo de la seguridad resulta mejor; cada miembro del equipo debe sentirse cómodo con los resultados de la intervención quirúrgica y puede compartir observaciones y preocupaciones a medida que progresa el procedimiento.
Los pacientes ingresados tienen estancias relativamente cortas, que se consiguen mejor con una deambulación temprana, el control del dolor y la nutrición adecuada. Proporcionar información sobre los autocuidados es difícil con las estancias acortadas y la frecuencia de altas e ingresos. Desde el momento de la entrada en el marco quirúrgico hay que planificar y preparar el alta del paciente.
La educación del paciente antes y después de la intervención quirúrgica posibilita que el paciente consiga una recuperación, un alta y una rehabilitación satisfactoria. La mayor parte de la asistencia que recibe el paciente durante la curación la proporcionan él mismo o un cuidador de fuera del ambiente sanitario. Los pacientes y sus familias deben conocer las evaluaciones e intervenciones adecuadas para vigilar el proceso de curación.
El tratamiento del dolor se ofrece antes, durante y después de la intervención quirúrgica con métodos destinados a conseguir la mejor respuesta terapéutica. Mientras que el dolor agudo se relaciona con la intervención quirúrgica, muchos pacientes también experimentan dolor crónico que influye en su respuesta a los tratamientos analgésicos.
Las características conductuales de los pacientes adultos mayores y de las poblaciones con diversidad étnica aumentan la necesidad de una asistencia individualizada. La valoración del estado físico y emocional puede ser más difícil cuando los pacientes tienen alteraciones visuales o auditivas o cuando los sujetos hablan y comprenden un idioma extraño. La intervención quirúrgica puede asustar a los pacientes y a sus familias y necesitan que se les tranquilice y que se empleen intervenciones para reducir el dolor, aliviar la ansiedad y promover la curación.
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