UNA GRAN ANÉCDOTA
Enviado por jt25 • 2 de Julio de 2012 • 844 Palabras (4 Páginas) • 542 Visitas
"UNA GRAN ANÉCDOTA"
Por Jesús Tadeo Palacios Valverde
Una gran controversia se originó directamente de la forma en cómo Einstein derivó sus ecuaciones en 1917. Su razonamiento parecía contradecir los postulados científicos preponderantes de la época, los cuales sostenían la visión de un Universo eterno, sin origen, sin final y sin movimiento de expansión o aceleración alguno. Einstein tenía dos opciones; o bien optar por la inclusión de una constante en sus ecuaciones de la Relatividad (constante cosmológica o Lambda) para que así concordasen con las teorías establecidas, o transformar radicalmente la ciencia moderna con una nueva y arriesgada visión del cosmos que, de ser expuesta, le haría objeto de crítica por parte de la comunidad científica de aquel entonces.
En 1917 un maduro Albert se hallaba aún en la soledad de su estudio. Su cuerpo de inquietos ademanes yacía en medio de innumerables apuntes, teorías, bocetos y fórmulas garabateadas con magistral entereza. Sin duda, algo sorprendente para el propio Einstein estaba por ocurrir, algo realmente extraordinario que conllevaría, de saberse en aquel preciso instante, una gran transformación en la percepción científica de principios del siglo XX.
Sin importar las vueltas que el científico le diese al asunto había algo que no cuadraba en sus razonamientos. ¿A caso el tiempo ininterrumpido dedicado a la resolución había sido producido algún desperfecto? ¿A caso la teoría de la relatividad general estaba incompleta? ¿Por qué demonios entonces no se ajustaba con las aseveraciones científicas? Podían haber sido algunas de las interrogantes que en ese instante se abalanzaron sobre la alborotada cabeza de Albert. ¿Y es que cómo es posible que una de sus más famosas teorías intuyera que el Universo presenta un movimiento acelerado en lugar de corroborar su supuesta inmutabilidad y fijeza? No, eso era impensable. El universo no podría experimentar movimiento ni aceleración alguna... Algo podía hacerse… Algo debía hacerse. Si el Universo presenta un estado que le permitiese expandirse a una velocidad determinada, la gravedad que los cuerpos presentes en el espacio experimentan entre si (galaxias, nebulosas, estrellas, astros, etc) debía bastar para ser una fuerza opositora que terminaría por neutralizar dicho estado y crear, de esa forma, una suerte de “Universo Estacionario”, un todo complejo sin inicio ni final, o al menos eso se decía.
Para resolver tal “desacierto” y concordar con el “Universo Estacionario”, Albert se vio obligado ha colocar en su ecuación una variable que solucionaría tal contradicción. Dicha variable neutralizadora fue denominada “LA CONSTANTE COSMOLÓGICA” y, literalmente, fue el artificio del cuál la teoría tuvo que valerse para lograr la tan ansiada aceptación científica en los albores del siglo XX. Paradójicamente y pasado algún tiempo,
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