Ensayo sobre la soberania

ENSAYO SOBRE LA SOBERANIA

La soberanía, como principio cardinal del derecho constitucional y de las relaciones internacionales, ha sido objeto de profundo debate teórico y práctico desde su conceptualización clásica en la modernidad. Inicialmente desarrollada en el marco del estado-nación, la soberanía ha significado el poder supremo e independiente de un Estado para gobernarse a sí mismo, sin interferencias externas. Este ensayo explora el desarrollo histórico de la soberanía, haciendo especial énfasis en su evolución hacia modelos de soberanía compartida o condominio y los desafíos que estas configuraciones enfrentan en un mundo globalizado.

La soberanía es un concepto que ha sido definido por varios autores, como Jean Bodin que en su obra Los seis libros sobre la República, Bodin define la soberanía como una cualidad que identifica al monarca como soberano, él consideraba que el soberano no podía estar sujeto a otro poder, ya que de lo contrario no podría dar leyes libremente a sus súbditos ; Hans Kelsen define la soberanía como aquello que no tiene fundamento ulterior, es decir, que la norma no se deriva de ninguna otra, sino que todas las demás normas se derivan de ella, Kelsen consideraba que la soberanía era una máscara trágica de la teoría legal y estatal, ya que su contingencia histórica y su carácter político-poderoso se negaban sistemáticamente, y Norberto Bobbio da el concepto político-jurídico del término “sirve para indicar el poder de mando en última instancia en una sociedad política y, por consiguiente, para diferenciar a ésta de otras asociaciones humanas, en cuya organización no existe tal poder supremo, exclusivo y no derivado”. Así, la idea de poder supremo define a la soberanía y su presencia es inherente a la aparición del Estado. Con las revoluciones burguesas el concepto pasó de la idea del poder supremo del Estado a la del poder supremo de la voluntad general del pueblo o la nación.

En la historia del concepto empieza desde el Tratado de Westfalia, este tratado no sólo puso fin a un conflicto bélico, sino que también sentó las bases para el reconocimiento formal de la soberanía estatal. Estableció que todos los Estados son iguales en derechos, independientemente de su tamaño o poder militar, y que deben respetar la integridad territorial de los demás. Durante los siglos XVIII y XIX, las ideas sobre soberanía continuaron evolucionando. Pensadores como Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau aportan diferentes perspectivas; Mientras Hobbes defendía un soberano absoluto, Rousseau argumenta que la soberanía pertenece al pueblo y debe ser ejercida por él. A lo largo del siglo XX, el concepto de soberanía enfrentó nuevos desafíos, especialmente con el surgimiento de organizaciones internacionales y el derecho internacional. La intervención humanitaria comenzó a cuestionar la noción tradicional de soberanía al argumentar que los derechos humanos pueden justificar la intervención en los asuntos internos de un Estado. Y ahora en el contexto contemporáneo, la globalización ha llevado a una interdependencia entre Estados que complica las nociones tradicionales de soberanía. Las crisis humanitarias y los conflictos internacionales han reavivado debates sobre cuándo es apropiado intervenir en un Estado soberano sin violar su autonomía.

Sus elementos son el territorio que es el ámbito espacial en el que el estado ejerce su soberanía, de manera excluyente para terceros, el pueblo que es el que posee la soberanía, aunque no la ejerce directamente, sino que la delega en sus representantes y el poder que tiene la soberanía, en el derecho legal y autoridad que tiene un estado para actuar. Mientras que sus características claves son el control territorial en el que la soberanía implica el dominio exclusivo de un Estado sobre un territorio definido, lo que le permite ejercer autoridad y administrar recursos dentro de sus fronteras; la Independencia Política en el cual un Estado soberano actúa de manera autónoma, sin estar sujeto a la autoridad de otros Estados o entidades externas. Esta independencia es crucial para la toma de decisiones políticas y la formulación de políticas públicas; también esta Capacidad de Establecer Leyes, en que la soberanía otorga al Estado el derecho exclusivo de legislar y crear un marco jurídico que rige la conducta de sus ciudadanos y organizaciones dentro de su territorio; El Monopolio de la Fuerza en que el Estado tiene el control exclusivo sobre el uso legítimo de la fuerza, lo que le permite mantener el orden público y garantizar la seguridad interna; el Reconocimiento Internacional en donde la soberanía se sostiene en el reconocimiento por parte de otros Estados y organizaciones internacionales, lo que legitima su existencia en el sistema internacional y la Legitimidad la soberanía también depende de la aceptación y el apoyo del pueblo, ya que un Estado debe ser percibido como legítimo para ejercer su autoridad efectivamente.

El concepto de soberanía compartida o condominio se refiere a la situación en la que dos o más Estados o entidades comparten el ejercicio de competencias soberanas sobre un mismo territorio o asunto. Este modelo surge como una alternativa pragmática frente a la rigidez del principio de soberanía absoluta, facilitando la cooperación y la resolución de disputas en contextos complejos.

A pesar de la conceptualización clásica de la soberanía, la historia ofrece diversos ejemplos de soberanía compartida o condominio. Casos como el Principado de Andorra, las Islas Åland y la Isla de Man ilustran arreglos donde dos o más entidades comparten competencias soberanas sobre un territorio. Estos modelos han surgido como soluciones pragmáticas para gestionar conflictos territoriales o intereses compartidos entre Estados.

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