Déficit Hídrico en Lima

Déficit Hídrico en Lima

Diversos informes de 2007 han sugerido que en el siglo XXI la temperatura media del planeta aumentará entre 1,5 y 4ºC. Por tal motivo, en las próximas décadas, se espera que los desastres climáticos, como por ejemplo, El Niño sean más severos y frecuentes. En 1982, el fenómeno El Niño provocó graves inundaciones en el noroeste del país, y en el Altiplano Peruano, que se encuentra a más de 4.000 m sobre el nivel del mar, se generaron muchas sequías.

Bajo esta premisa, los patrones de precipitación de Chile y partes de la costa oeste de América del Sur han mostrado tendencias negativas. El sur de Perú se ve afectado por la reducción de la disponibilidad de agua. En otras palabras, el fenómeno El Niño es una de las causas de la escasez de agua, no solo en Lima, sino también en el sur del país.

La situación contraria ocurre en la Amazonía peruana, donde se encontró una tendencia positiva, que podría generar inundaciones en las márgenes del río.

Según nos detalla Oblitas (2004), el Perú cuenta con una cantidad hídrica extraordinaria (4.6 % del volumen de escorrentía mundial) y una disponibilidad total de agua de 2’043,548.26 millones de m3 (64,814.8 m3 /s), a pesar de estos registros, en gran parte del país aún existe déficit de agua.

La problemática comienza por la disparidad que existe entre una vertiente y la otra, asimismo, la sobrepoblación en ciertos departamentos del país (Lima) y el alejamiento en otros, lleva a una mala distribución de la población.

En zonas como  la costa y la sierra, el aumento en el caudal de los ríos son temporales e irregulares lo que lleva a contar con el agua en cortos periodos de tiempo (Diciembre a abril) y una estación seca mucho más larga que la anterior mencionada (mayo a Noviembre). Esto genera que se racione el agua y aumente el precio de esta, afectando de esta manera muy severamente la agricultura y todos lo relacionado con la prestación de servicios de agua.

Los recursos hídricos subterráneos son otra de las opciones para el aprovechamiento del agua en nuestro país, en este punto entran a tallar los acuíferos, los cuales han ejecutado un notable crecimiento de uso desde la segunda mitad del siglo XX. Con respecto a Lima, el acuífero de Rímac se utiliza casi exclusivamente para satisfacer las necesidades urbanas y complementar el consumo de las aguas superficiales del río Rímac, sin embargo, la falta de lluvia, en ciertos meses del año, han restringido la recarga de este, llegando, en algunos casos, hasta anular la presencia del agua.

Cabe mencionar que los acuíferos de la costa están siendo sobreexplotados y sus niveles de agua subterránea están disminuyendo considerablemente cada año, en específico, el acuífero de Rímac, ha descendido en zonas cercanas al mar alrededor de 40 metros.

Por su parte, ante el claro déficit de agua en Lima, las autoridades han decidido realizar la construcción de depósitos artificiales de agua para retener el recurso de los ríos y lluvias y posteriormente utilizarlas en el riego, abastecimiento de poblaciones o producción de energía. Estos embalses se crearon ante la casi nula precipitación, el aumento en el caudal de los ríos irregulares que se da solo desde diciembre a abril y la consecuencia de esto, la elevada demanda por el consumo del recurso hídrico.

Por otro lado, una de las causas del desabastecimiento de agua en Lima es la sobrepoblación que esta contiene a diferencia de otras ciudades del país. Los niveles de cobertura de agua potable, según SEDAPAL, estuvieron en 88% y 89% entre los años 2002 y 2004 respectivamente. De acuerdo a esta data, se puede observar que el servicio de agua potable está al límite, generando que aproximadamente un millón de habitantes no sean atendidos o sean atendidos de manera inadecuada con una la mala calidad del agua lo que causa diversas enfermedades en los ciudadanos. Los sistemas de agua potable y de alcantarillado, además de a un mal manejo de las plantas de tratamiento, son un factor importante para la desabastecimiento y causa de enfermedades.

El problema con el déficit es básicamente porque la capital del Perú se encuentra situada en una zona muy árida y desértica. Por tal motivo, es natural que no existan lluvias capaces de sostener la necesidad de los habitantes para el consumo de agua potable y no potable, según nos detalla Cornejo (2017).

Lima es la segunda ciudad más grande del mundo asentada en un desierto, solo por detrás de El Cairo, Egipto. La lluvia solo se da 9 milímetros al año llevando a una gran escasez del recurso hídrico. Esto es una de las principales condicionantes ambientales que condiciona el crecimiento económico de la ciudad.

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