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La poesía desde el Modernismo a las vanguardias, autores y obras representativos


Enviado por   •  24 de Octubre de 2023  •  Apuntes  •  1.983 Palabras (8 Páginas)  •  52 Visitas

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 La poesía desde el Modernismo a las vanguardias, autores y obras representativos.

        A finales del siglo XIX aparecen en España propuestas líricas muy distintas a la de los últimos posrománticos, como Campoamor y Núñez de Arce: por un lado, la estética modernista encabezada por Rubén Darío; por otro, la de la generación del 98: crisis finisecular, angustia existencial y preocupación por el país y la quiebra de sus valores morales. Más adelante, una y otra corriente se mezclarán con el novecentismo y la poesía de vanguardia, y, a partir de los años 20 con la Generación del 27.

        El Modernismo designa a un movimiento literario que, surgido en Hispanoamérica, acabó revolucionando el panorama de las letras hispánicas, especialmente en el terreno poético. El Modernismo literario surge en Hispanoamérica a finales del siglo XIX en torno a dos figuras: el cubano José Martí (1853-1895) y el nicaragüense Rubén Darío (1867-1916). La estética modernista cultiva la idea del arte por el arte y anhela un ideal de belleza absoluta a través de la perfección formal del poema. Se trata de una forma de evasión: el poeta inventa mundos imaginarios y exóticos en los que ambienta sus composiciones (ninfas, cisnes, hadas, princesas y caballeros; lugares como la India, China, Japón; o  épocas históricas como la Grecia y Roma clásicas, la Edad Media o las culturas precolombinas).

        La poesía modernista supone una apertura al mundo de los sentidos a través de la creación de imágenes; se investiga en las posibilidades musicales del poema mediante aliteraciones y formas métricas como el alejandrino y el dodecasílabo (versos preferidos). La concepción del poeta como médium, capaz de captar un mundo diferente al vivido y expresarlo a través de símbolos (modernismo simbolista) es otra de sus características, que se conecta con el gusto modernista por lo esotérico, lo onírico y lo fantástico. Esta variante del Modernismo se aleja de los mundos ficticios y los paraísos artificiales, para dar cabida a un componente existencial: el desencanto, la angustia y el pesimismo.

        El desarrollo del movimiento modernista en España está estrechamente ligado a la figura de Rubén Darío: Azul (1888), Prosas profanas (1896) son sus dos poemarios plenamente modernistas. Cantos de vida y esperanza (1905) supone un viraje hacia el intimismo y la preocupación existencial. En la estela del poeta nicaragüense se sitúan poetas como Ricardo Gil, Manuel Reina, Salvador Rueda y Manuel Machado. En un primer momento modernista encontramos también a Valle Inclán, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, si bien la obra de estos tres autores evoluciona a otros modos más personales.

        Junto con el modernismo, coexiste en la literatura española de principios de siglo la Generación del 98. Como hemos dicho, algunos críticos señalan las diferencias entre la poesía modernista y la noventayochista: la primera es una poesía de los sentidos preocupada por la forma, cuyo prototipo sería Rubén Darío; y la segunda es meditativa, introspectiva y existencialista.

        El poeta fundamental del 98 es el sevillano Antonio Machado con Soledades, Galerías y otros poemas (1907) y Campos de Castilla (1912).  Soledades, Galerías y otros poemas se suele adscribir al Modernismo simbolista por su tono melancólico y sus temas: Dios, el paso del tiempo (tratado con símbolos como el agua, el reloj, el camino) y la muerte.

        En Campos de Castilla aparecen rasgos típicamente noventayochistas: el paisaje de Castilla descrito de modo subjetivo, como reflejo de su personalidad y su estado de ánimo; la crítica al atraso de España; y el amor por su mujer Leonor y por su tierra, Soria.

        Su obra se completa con sucesivas ediciones aumentadas de sus Poesías completas, las Nuevas canciones y La Guerra, con composiciones dedicadas a la Guerra Civil (1937).

        De la lírica de la Generación del 98 podemos destacar también a Miguel de Unamuno con poemarios como Rosario de sonetos líricos (1911) y El Cristo de Velázquez (1920).

        El novecentismo confluye con la llamada “Generación de 1914". El novecentismo se fraguó en un momento en el que triunfaban posiciones estéticas que exaltaban posturas como “el arte por el arte” o “el arte puro”. De ello se deriva una preocupación por la forma que va a estar presente en todos ellos, y de manera singular en Juan Ramón Jiménez, lo que se corresponde con la idea de un arte para minorías selectas. Supone además el alejamiento de posiciones románticas (aborrecen el sentimentalismo) y políticas (defienden la autonomía del arte y cierto alejamiento de lo cotidiano).

        La crítica habla de tres etapas de la obra del onubense Juan Ramón Jiménez (1881-1958): la sensitiva, la intelectual y la suficiente. La sensitiva incluye sus primeros libros, becquerianos y simbolistas (Arias tristes, Jardines lejanos) y los modernistas (La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, Sonetos espirituales, Estío y la prosa poética de Platero y yo). La etapa intelectual se distingue por la progresiva desnudez formal y complicación conceptual en busca de la poesía pura, esencial, despojada de lo anecdótico (Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades y Piedra y cielo). La etapa suficiente, ya en el exilio americano, es una etapa de dominio total de la voz lírica. JRJ se siente un dios que crea el mundo que nombra (Animal de fondo y Dios deseado y deseante).

        Con el término vanguardias se designan en nuestro siglo aquellos movimientos que se oponen, frecuentemente con virulencia, a la estética romántica y realista, con propuestas que llevan implícita una radical concepción del arte y la literatura. El origen de las vanguardias coincide con la transformación del mapa sociopolítico europeo y la eclosión de nuevas ideologías, desde el anarquismo y el comunismo al fascismo.

        En muy pocos años se suceden los “ismos” vanguardistas que afectan a toda Europa: Expresionismo (en cuya estética podemos situar La pipa de kif de Valle Inclán), Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo... Muchos de ellos repercuten por igual en las artes plásticas, el arte escénico o cinematográfico, la literatura y el pensamiento. Algunos pasarán como modas efímeras, otros, como el Surrealismo, dejarán una huella imborrable en el arte del siglo XX.

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