Reconstrucción epistemológica de la fonética como disciplina lingüística
Enviado por L35l1p3r3z • 20 de Julio de 2023 • Informe • 2.736 Palabras (11 Páginas) • 49 Visitas
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RECONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA DE LA FONÉTICA COMO DISCIPLINA LINGÜÍSTICA.
Autora: Perez Lesli
Al iniciarnos en esta disciplina lingüística, la fonética, no esperamos menos que, reconstruir las bases epistemológicas de su condición de ciencia. Esto significaría, según las expectativas, saber su posición dentro del campo científico, específicamente con respecto a la lingüística, además de reconocer su devenir histórico y las nociones primas de la descripción científica del fenómeno que estudia.
Continuando con este hilo ideático, el siguiente informe se estructuro de una forma sencilla y concreta, haciendo énfasis en los aspectos más relevantes, como lo son: La fonética y su objeto de estudio; seguidamente, realizar un recorrido histórico hasta el presente, para luego revisar sus ramas y divisiones, y elementos fundamentales; y así, reflexionar sobre la inserción de la disciplina dentro de la teoría de la comunicación, planteamiento que nos revelará conclusiones de su relevancia y vigencia actual.
Para iniciar, en relación con la lingüística general, desde que Saussure brillantemente se luciera con sus nociones de “lengua y habla”, estas mismas nociones parecen responder a grandes necesidades conceptuales de la lingüística. No deja de ser así para la formulación de la fonética moderna. Como afirma Mounin (1974, p. 80), “la fonética es una ciencia muy antigua”, eso es cierto; sin embargo, es con la distinción de lengua y habla que se logra situar esta disciplina dentro de la lingüística contemporánea. Pues, enterados de que esta es la ciencia que estudia los sonidos del lenguaje, nos revela aún más señalar, que estos sonidos que estudia no pertenecen a cualquier plano, sino sólo al plano del habla, a este plano concreto del lenguaje.
Es por ello que, el padre de la fonología moderna (ciencia hermana que se encuentra en el plano de la lengua), Trubetzkoy (1973) define la fonética “como la ciencia del aspecto material (de los sonidos) del lenguaje” (p. 9), aspecto que solo pertenece al habla. Por otra parte, para pulir lo que lo ya expuesto, dando identidad a la fonética como una disciplina autónoma insertada en la lingüística, es prudente seguir con Mounin (op. cit), quien nos dice de ella: “asegura la descripción física (en términos de acústica) y la descripción fisiológica (en términos articulatorios) de los sonidos de las lenguas” (p. 80). Esta es la función otorgada a la fonética.
Pero a partir de aquí no es posible continuar sin regresar al pasado, sin volver como páginas los años y siglos y mostrar la historia de los estudios fonéticos. La fonética inicia ya desde la invención de la escritura silábica y alfabética, remplazar la escritura icónica por la primera y luego por la segunda constituye un hecho de estudio sobre los elementos materiales del habla. Al llegar a la escritura fonética, es decir, una escritura emparentada con los sonidos orales, el hombre consolido un código de comunicación escrita más claro que los jeroglíficos y más sencillo que los ideogramas. Es el alfabeto semítico del Norte, derivado este del alfabeto primitivo originario de Palestina o Siria, la fuente de la mayoría de los alfabetos modernos.
Sin embargo, es imposible que dicho alfabeto haya permanecido inalterable hasta nuestros días. Si la escritura de este presentaba dos variedades: arameo y cananeo, fue una forma de esta última la que llegó al Mediterráneo con los fenicios, y es aquí cuando los griegos al adoptar esta forma introducen en ella las vocales con signos particulares puesto que el alfabeto inicialmente no la poseía por la peculiar estructura de la lengua.
Los griegos realizaron sus aportes desde el punto de vista auditivo-perceptivo. De este modo, distinguieron las vocales y las consonantes, dividiendo estas en semivocales y mudas, y a su vez, dentro de las semivocales incluyeron las dobles (africadas), simples (sibilantes) y las líquidas. Los términos de estos estudios fueron heredados al latín, razón por la que son aún vigentes en las lenguas influenciadas por el imperio romano. Por otra parte, digamos en relativa simultaneidad, la variante aramea del alfabeto semítico del Norte, estaba expandiéndose más al este llegando a la India, lugar, quizá, de los estudios fonéticos más trascendentales de la historia de esta ciencia lingüística. Afirma muy bien Niño, (op. cit) lo siguiente:
Pero hasta donde la historia ha logrado saber, entre los pueblos primitivos que más han desarrollado la reflexión lingüística se destacan los antiguos hindúes. Ellos han dejado documentos que demuestran un alto grado de rigor en la descripción de fenómenos del lenguaje, con aplicación a su lengua, el sánscrito. Por primera vez, son los hindúes los que describen los sonidos lingüísticos y analizan elementos como los diptongos y la palabra misma. De los gramáticos hindúes, el más conocido es Panini, quien vivió entre el S. V y IV a. C. (p. 66)
Ese alto rigor se debía a la intención de preservar la pronunciación correcta de sus libros sagrados, los Vedas. Además, este gramático llamado Panini, ciertamente es el gramático más importante, pues sintetizó una sorprendente descripción fonética complementada en el paso del tiempo, pero nunca desplazada en esencia. Por esta razón, esos estudios fonéticos gozan hoy de permanente actualidad, aunque no fueron conocidos en Europa hasta comienzos del siglo XIX. Por lo que la fonética occidental evolucionó muy lentamente y las descripciones hindúes antiguas fueron nulas para el desarrollo moderno de la fonética occidental.
Es de suponerse, que la fonética no pudo ver luz desde el claustro del Medioevo. Pues no serían estudios importantes para la filosofía escolástica y mucho menos si se aplicaban a las lenguas vulgares, indignas en el entonces ante el latín. Es en la época del Renacimiento cuando será posible encontrar dos estudiosos, dignos desde ya, en el siglo XVI, del nombre de fonetistas. Estos son John Hart, quien entendió y supo exponer la distinción entre los sonidos y sus letras correspondientes e introducir descripciones precisas de la formación de los sonidos; y Jakob Mansed Aarhus, autor de un sistema articulatorio bastante coherente para consonantes y vocales.
Desde el mismo siglo XVI los españoles se muestran precursores de los estudios de los sonidos. Destacan nombres como el de Pedro Ponce de León y Juan Pablo Bonet, aunque del primero no se preservo su obra escrita y del otro se niega el valor científico de sus importantes y notables observaciones fonéticas.
Sin embargo, más grandes pasos para la evolución de la fonética en occidente lo constituyen: John Wallis con la Grammatica Linguae anglicanae en 1653, propuesta de un sistema de descripción y clasificación de los sonidos con gran modernidad; Gerauld de Cordemoy en 1668 con una exactitud destacable para la descripción de los sonidos del francés; y en último de este siglo, Jean-Baptiste du Hamel, quien sorprendentemente llevó ya desde su época el estudio de los sonidos del lenguaje a un nivel que solo relativamente reciente se acepta y se entiende como sociolingüista, esto por estudiar y describir el sonido de las vocales en sus variaciones regionales.
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