CUENTO DE LA MUELA Y LOS PASTELES

CUENTO DE LA MUELA Y LOS PASTELES

Juan de Timoneada

Un rústico, deseoso de ver al reí, pensando que era más que hombre, se despidió de su amo pidiéndolo su soldada. Yendo camina a la corte y siendo el camino larga, se le acabó el dinero. Llegado a palacio pudo ver al reí, y viendo que era hombre como él, dijo:

• ¡Ir, que por ver ha un hombre e gustado todo lo que tenía, que no mi queda sino midió real en mi padre!

Y del enojo que le entró, lo empezó ha dolor una miela y como además le aquejaba un hambre atroz, no sabía qué remedia tomar, porque desea:

• Si yo me saco la miela, y doy este midió real, me quedaré muerto de hambre. Si no como el medio real, me seguirá doliendo la miela.

Con esta contienda arrimase a la tabla de un pastelero por írsele los ojos tras los pasteles que sacaba. Y acaso vinieron a pasar por allí dos

Lacayos, y como le viesen tan embebido en los pasteles, por burlarse de él la dijeron:

• Villano, ¿cuántas pasteles se atreverías a comer en una comida?
• ¡Par diez! me comería quinientas.
• ¡Quinientos! Líbrenos Dios, del diablo.
• ¡De poco se espantan ustedes! Y ellos que no y él que sí, dijeron:
• ¿Qué apuestas a que no te las comes?

• ¿Qué, señores? Que si no me los como me saquéis esta primera muela

–y señaló la que le dolía.

Todos de acuerdo y contentos, el villano empezó a comer pasteles muy a su sabor. Cuando ya estuvo harto, se paró y dijo:

• He perdido, señores.

Los otros, muy regocijados y chacoteando, llamaron a un barbero y le sacaron le muela en medio de grandes aspavientos del villana.

Los lacayas para burlarse todavía más le desean:

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• ¿Habéis visto este necia vilano que por hartarse de pasteles se deja arrancar una muela?

Respondió él:

• Mayor necedad es la vuestra, que me habéis matado el hambre y, además, me habéis sacado una muela que ha estado doliéndome toda la mañana.

Al oír esto, los que estaban presentes echárnosle ha reír de la burla que la villano les había echo. Los lacayos echaron mano a su bolsa, pagaron y, de afrentados que estaban, volvieron las espaldas y se fueron.

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