CUENTO PARA NIÑOS. LA TORTUGA

Había una vez una pequeña tortuga llamada Sophia que tenía tan solo 6 años, la verdad es que era una tortuga muy cariñosa, amigable, inteligente, bonita y otras tantas virtudes. Pero tenía algunos problemas porque era muy inquieta, no esperaba su turno, lloraba mucho y no le hacía caso a su mamá tortuga. Todo eso en verdad no le gustaba porque hacía que le llamaran la atención y aunque quería portarse bien simplemente se le dificultaba.

Un día que regresaba muy triste porque se había portado mal, y ahora tenía que pagar las consecuencias, se encontró a su hermana, una tortuga con mucha sabiduría a quien le preguntó…

—Pero, pequeño, ¿por qué estás tan triste?

La pequeña tortuga le explicó su situación y la hermana le dijo que sabía exactamente como se sentía, pues cuando ella era una tortuguita como su hermana también tenía problemas para portarse bien.

La pequeña tortuga le preguntó con mucha curiosidad a su hermana cómo se había convertido en alguien tan admirable, si cuando era pequeña tenía tantos problemas para comportarse. La hermana con una sonrisa apuntó su caparazón y comenzó a explicarle.

—Pues tan solo aprendí que cuando estaba furioso y con el deseo de portarme mal, tan solo necesitaba retraerme en mi caparazón y reflexionar las cosas, en lugar de actuar sin pensar.

La pequeña Sophia se sintió muy emocionada por el gran secreto que estaba recibiendo y le pidió a su hermana que le enseñara a hacerlo, ella le dijo…

—La próxima vez que tengas deseos de hacer algo malo, como por ejemplo no obedecer a mamá, no esperar tu turno para hablar, no hacer silencio cuando se le pide, hacer berrinches y gritar; te vas a meter en tu caparazón y endurecer mucho tu cuerpo como si quisieras exprimir toda la furia que llevas dentro, y cuando te sientas lista relajarás tu cuerpo dejando colgar tus patitas y tu cabeza, en ese momento te detendrás a pensar en qué está pasando, en lo que sientes y en cómo expresarlo. Y cuando estés lista saldrás de tu caparazón y actuarás tal y como debes hacer.

La pequeña tortuga se fue muy feliz a su casa y empezó a aplicar el secreto que le enseñó su gran hermana y las cosas poco a poco empezaron a cambiar, su mamá estaba feliz todo el tiempo, le daban más dulces, su hermana le dejaba tocar sus cosas, salieron de paseo muchas veces y fueron felices para siempre.

FIN

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