Conqusita del imperio incaico
Enviado por jennifer2082 • 4 de Noviembre de 2016 • Ensayo • 3.423 Palabras (14 Páginas) • 288 Visitas
[pic 1] “CONQUISTA DEL EL IMPERIO INCAICO I POR PARTE DE LOS ESPAÑOLES” Conquista del Tahuantinsuyo o Imperio Inca | ESCUELA SUPERIOR POLITÉCNICA DE CHIMBORAZO FACULTAD DE RECURSOS NATURALES ESCUELA INGENIERÍA EN ECOTURISMO HISTORIA DEL ECUADOR JENNIFER ALEXANDRA LÓPEZ GUERRA TERCERO “B” |
RESUMEN
El descubrimiento de América por Cristóbal Colón, el 12 de octubre de 1492, A partir de ese momento, dos mundos que estuvieron aislados durante miles de años se relacionaron entre sí.
La conquista del imperio incaico, se inicia con la llegada de Francisco Pizarro, fue a principios de 1532, un ejército incaico se topó con los conquistadores españoles, durante la guerra civil entre los dos herederos al trono cuzqueño, Huáscar y Atahualpa, hijos del recién difunto emperador inca, Huayna Cápac, tras haber fallecido por una rara enfermedad introducida por los europeos; la viruela. Resultando como ganador Atahualpa, es el nuevo emperador inca y Huáscar es ejecutado con toda su familia. Mientras las tropas de Pizarro esperaban al nuevo emperador en Cajamarca, Atahualpa descansaba en unos manantiales de aguas termales cercanos. Él tenía la certeza que este pequeño grupo de extraños no constituía amenaza para él, así que no les dio mucha importancia y los dejo pasar.
Francisco Pizarro, trama derrotar el imperio y planea un encuentro con Atahualpa donde el emperador inca este vulnerable a los ataques. En este encuentro, Atahualpa fue tomado prisionero por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado.
Como resultado de su llegada, se dio la victoria de los españoles sobre las civilizaciones americanas, explotación económica de los vencidos e introducción de patrones culturales europeos: idioma, costumbres, alimentos, religión, etc.
Palabras clave
Incursión, descubrimiento, indígenas, tripulación, prisionero.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo expone la conquista de uno de los más grandes imperios precolombinos de América del Sur. El Tahuantinsuyo o Imperio Incaico, que inicia con la llegada de Francisco Pizarro y sus grupos al Tahuantinsuyo en 1532 marco el inicio de una gran transformación en las formas de vida de los pobladores de los Andes.
Desde la ciudad sagrada del Cuzco, los Incas consolidaron un estado que, por su extraordinaria capacidad organizadora, logró sintetizar y difundir múltiples conocimientos artísticos, científicos y tecnológicos de sus antecesores. Basados en un concepto de expansión del estado, el Tahuantinsuyo recogió aquellos conocimientos y los potenció (Williamson, 2013, pp.33-38).
Se le considera Manco Cápac, como primer gobernante y fundador de la ciudad del Cuzco. Túpac Yupanqui, fue el mayor conquistador y el verdadero organizador del Tahuantinsuyo, su reinado se extendió desde, 1471 y 1493 (Williamson, 2013, pp.33-38).
En 1532, Francisco Pizarro se lanzó a la conquista del Imperio de los Incas. El presente escrito consiste en exponer sobre la parte teórica, que abarca la conquista del imperio incaico: la situación de los conquistadores, los socios que conformaron la conquista, la epidemia que afecto a los conquistadores, los viajes que realizo Pizarro hasta llegar al Tahuantinsuyo, la capitulación de Toledo, la función San Miguel, la captura Atahualpa por parte de los españoles y finalmente se explicara sobre la muerte del emperador inca.
DESARROLLO
Situación de los conquistadores
Gracias al descubrimiento del océano Pacífico en el año 1513, que realizo Francisco Pizarro junto a Vasco Núñez de Balboa. Pizarro formo parte del grupo que fundo la ciudad de Panamá en el año 1519. A sus 47 años de edad, se encontraba situado en Panamá, ciudad a la que llegó a ser alcalde en 1522 (Ruiz, 2009, pp. 128-131).
Entre los españoles asentados en la ciudad de Panamá, corría la noticia de un rico imperio situado hacia el sur, en el Pacífico. Era el territorio ocupado por el imperio incaico, el cual comenzó a ser llamado "Perú" antes de ser conquistado, se lo denominaba con el término "Birú", con el cual los indígenas designaban uno de los ríos de esa zona (Ruiz, 2009, pp. 128-131).
El deseo de conseguir mayor riqueza y fama llevo a Pizarro en 1524, a emprender una incursión hacia Perú. De ese modo, la ciudad de Panamá fue el punto de partida de las expediciones de conquista del imperio incaico. En 1524 la primera expedición que se realizó resultó deprimente, pero la segunda expedición, en 1527, llegó a la ciudad de Tumbes, en el noroeste del actual Perú. Reunió objetos de oro, plata y otras pruebas de que había una civilización avanzada (Williamson, 2013, pp.33-38).
Con la evidencia de estos hallazgos, Pizarro volvió a España en 1528 para conseguir un permiso por parte de la corona, que le daba derecho a conquistar y colonizar el Perú sin la ayuda de Pedro Arias Dávila (gobernador de Panamá). A su regreso a Panamá llevaba consigo un gran número de campesinos, entre ellos sus cuatro medios hermanos (Williamson, 2013, pp.33-38).
Los socios de la conquista
La conquista del Perú fue emprendida por una compañía formada por tres ricos hombres residentes en Panamá: Francisco Pizarro, un veterano conquistador. Diego de Almagro, quien se encargó de reclutar más hombres y de transportar provisiones. Hernando de Luque, un clérigo que aportó la mayor parte del capital necesario para llevar adelante la empresa. Los tres acordaron que las ganancias que lograran con su aventura serían repartidas por partes iguales (Villanueva, 2011, pp.111-116).
Una epidemia se adelantó a los conquistadores
En 1525, una epidemia de viruela, una enfermedad hasta entonces desconocidas por los incas, acabó con la vida de Huayna Capac, también de su sucesor, Ninan Cuyuchi. Su muerte desencadenó una guerra civil entre sus hijos Huáscar, quien contaba con el apoyo de la nobleza de Cuzco y Atahualpa, experimentado líder militar del norte; quienes aspiraban a la sucesión. Tanto la peste como el conflicto político contribuyeron a crear condiciones desfavorables para el enfrentamiento que se avecinaba contra los conquistadores españoles (Villanueva, 2011, pp.111-116).
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