Cuento BAJO LA LLUVIA

INTRODUCCION

Aristóteles Córcega un chico que trabajaba en el negocio familia, la cafetería Córcega donde pasaba medio tiempo por las tardes para poder agilizar los gastos de su universidad, a sus 20 años de edad era músico prodigioso y buen cantante lo que no parecía ser argumento suficiente para que el instituto de artes en Oaxaca concediera al chico una beca completa, “afortunadamente” su abuela le había dado el “privilegio” de formar parte del equipo de trabajo de su negocio, una tarde lluviosa aparece una persona que sin dudar le pareció linda y vio que padecía de algo de dinero para consumir algo del establecimiento  a lo que decide ayudarle sin importarle quien fuera porque no es necesario conocer a alguien para tener un gesto noble con él

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BAJO LA LLUVIA

Era una tarde lluviosa de Oaxaca, una en la que el viento obligaba los transeúntes a refugiarse en los negocios cercanos y que evitaba que la gente saliera de sus casas durante la temporada, todos procuraban terminar todas sus actividades lo más pronto posible y se mantenían en casa la lluvia caía a cantaros, el negocio familiar de los Córcega estaba total mente vacío, Aristóteles, Linda su prima, su madre y su tía se cuestionaban el cierre temprano. Justo antes de que Aristóteles y Linda convencieran a las dos mujeres jóvenes, una joven entro protegiéndose del aguacero y cuidando una mochila pequeña que portaba, se sentó en la mesa más próxima a la puerta mientras atraía la mirada de ambos jóvenes.

La chica, castaño y de unos lindos ojos color miel, puso sus cosas en la mesa y linda le llevo la carta, entonces Aristóteles vio una acción que conocía bastante bien conto con demasiada avidez cada moneda que encontraba en su pantalón, hasta encontrar la última en sus bolsillos con la esperanza de que el total fuese suficiente para compra lo más barato del lugar y esperar a que pasara la tormenta. Como un auto reflejo voltio su vista al vote de las propinas y con unas matemáticas precisas dividió las propinas del día para tomar su parte.

Termino de contar el dinero y lo volvió a contar para asegurarse de que estuviera bien, cuando estuvo seguro de que tenía suficiente para lo que quería tomo la cantidad necesaria, lo metió a la registradora y tomo una tasa de chocolate aun sin saber porque, hizo a un lado sus rizos, se miró el un plato mientras sonreía y cuando estuvo satisfecho, tomo la taza para depositarla enfrente de ella que lo miro con extrañeza

-yo aún no he encargado nada – hablo tímidamente

-Es parte de la casa  

Dedico una sonrisa a la menor, que fue correspondida con el mismo gesto. Se dio la vuelta y se alegó aun sonriendo, sin saber muy bien porque lo que Aristóteles no sabía era que acababa de hacerle un favor a quien se convertiría en una de las personas más importantes en su vida

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