Cuento. Había una vez un chico llamado Kratos

Antes de comenzar este pequeño relato, con el personaje que me sentí muy identificado, fue en Kratos sé que mas de uno lo conocerá y pues sin dar tanto detalle empecemos.  

Había una vez un chico llamado Kratos, ese chico era como todos los demás niños de su cuadra, su rutina; de ir a la escuela, regresar y contarle a su madre todo lo que le paso, comer y terminar su tarea, para así poder irse a jugar un pequeño momento con sus amigos, regresar a casa y dormir para así dar por terminado su rutina.

Pero al amanecer como de costumbre, el pequeño Kratos se levantó de su cama, fue a tomarse una ducha, para iniciar con su rutina. Se llegó la hora de ir a la escuela y su madre le gritó: - Kratos, ya es muy tarde, no alcanzarás a llegar a la escuela. A lo que Kratos respondió: - Si madre, ya me voy. El pequeño Kratos le dio un beso a su madre y partió de camino a su escuela, sin tener idea de lo que ese día le pasaría.

Después de 10 minutos de camino llegó a la escuela, saludó a sus amigos y tomó asiento para poder esperar a su maestro. Cuando llegó el maestro, sacó su computadora, prendió el proyector y comenzó a dar su clase. – Buenos días alumnos, hoy hablaremos de un tema muy espectacular y el tema del día de hoy son “LOS DIOSES”. Por primera vez, ese pequeño Kratos se interesó bastante por la clase y regresó con una sonrisa enorme de camino a su casa. Llegó a su casa y no se acercó con su madre, se subió a su cuarto y no dudó en prender su computadora para poder excavar mas a fondo ese tema que le llamó bastante la atención. A cabo de unas horas, no bajó ni a comer y tampoco salió a jugar con sus amigos, en realidad estaba tan interesado en aprender más de estos seres que se dicen ser llamados “DIOSES”. Ese mismo día el pequeño Kratos quedó sin tener una pequeña reserva de energía y quedó profundamente dormido. Al momento de caer la noche, Kratos tuvo un pequeño sueño, despertó en otra dimensión, el sin ropa y un hermoso paisaje, pensó que era la vida real y sin darse cuenta, un hombre alto y con un cuerpo trabajado, observaba cada movimiento que hacia el pequeño Kratos, hasta que el pequeño Kratos se percató. El hombre alto e dirigió a Kratos y le dijo: -Hijo, ya ha pasado bastante tiempo y es momento de que conozcas la verdad. Kratos se quedó sin palabras, como cuando te manda un mensaje la chica que te gusta, Kratos lo miró a los ojos y le dijo: -Yo te conozco y se quién eres, ¿eres Zeus? ¿Yo soy tu hijo? Ese sueño que tuvo Kratos generó bastantes preguntas. Zeus le confesó todo, que él era un Dios y por lo tanto no podía confesárselo a los demás, ni a su madre y mucho menos a sus amigos, por lo que Kratos acepto guardar el secreto y continuar su vida normal sin levantar sospechas, hasta llegar el momento adecuado para confesar la verdad.

Después de ese largo sueño, al pequeño Kratos le resultaría demasiado difícil y cambiaria su vida por completo. Así que, se levantó de la cama, tomó una ducha y se dirigió a su escuela, era tan complicado para Kratos no poder demostrar sus virtudes, su inteligencia y lo que él era en realidad. Pasaron las horas y Kratos salió de la escuela y se dirigió a su casa con una cara apagada, sin tener ganas de hacer nada y para él le resultaba un poco tonto no poder demostrar que podía hacer bastantes cosas maravillosas por tener miedo a lo que los demás podrían decir. Solo llegaba a su casa y esperaba la hora de cenar para poder ir a la cama y volver a su rutina diferente a la de antes.

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