Culturas coexsitentes

Culturas coexistentes

        Dentro de los procesos culturales que competen a nuestro país y su  desarrollo dentro del ámbito artístico-cultural es necesario conocer y comprender que se ha construido un exhaustivo bagaje de  manifestaciones en el devenir de la cultura nacional. La construcción del variado colectivo cultural del que dispone el país se viene dando desde los primeros grupos sociales que habitaron en el territorio. Estos grupos formaron un devenir de la cultura que se fue modificando con el paso de los años y que sin duda ha aportado mucho a nuestra forma de ver y hacer cultura. Sin los  antecedentes de la cultura  no se hubiese podido entender que nuestra forma del hacer cultural se encuentra hasta  en los procesos más simple de nuestra cotidianeidad. Desde vestir, comer y peinarnos son particularidades que reúnen un carácter intencional en grupos significativos de sociedad, hechos que permiten, con facilidad el reconocimiento propio.

         El hablar del nosotros como medio expresivo permitió  la existencia de dos culturas: de elite y popular. Ambas requieren de un equilibrio que responda a las necesidades por las cuales fueron creadas, es decir, disponer de estas dos manifestaciones con el fin de que se encuentren una a la otra. Sin duda un encuentro social que viene muy bien, a pesar de la compleja relación que concibe la inserción de un lenguaje “desconocido”.  Ambas culturas realizan una adaptación sobre los saberes de la otra  en un permanente flujo de saberes y conocimiento; estos procesos se piensan desde la perspectiva latinoamericana. El imaginario europeo se manifiesta desde una constante diferenciación de la universalidad  cultural la cual no logró un apogeo en el territorio hispanoamericano.  

Los grupos humanos no son iguales en todas partes, al margen de variaciones raciales que en sí mismas son secundarias, las comunidades se diferencian entre sí por el factor cultura. En este sentido, si bien es correcto hablar de cultura como algo propio del ser humano, es quizás más adecuado hablar de culturas en el sentido de que las múltiples colectividades se diferencian entre sí por este complejo elemento.   Y como seres sociales deben dar respuestas apropiadas a las peculiaridades de los entornos físicos. Lo que han hecho a lo largo de los siglos colectivos humanos para subsistir y progresar. Es sorprendente y admirable, pero nada útil para las etnias de la Amazonía que deben hacer frente a entornos diferentes. Pero este factor no es el único que incide en la diversidad cultural. En ecosistemas iguales o similares se han desarrollado culturas diferentes, existiendo rasgos o complejos independientes de los condicionamientos de la naturaleza como los idiomas.

Por tanto la cultura, específicamente la hispano hablante está llena de connotaciones que permiten un dialogo extenso y rico en conocimiento del hacer cultural que el europeo tiene muy poco marcado en su filosofía de la forma en que hacen cultura. Los pueblos latinos no responde 100 los a procesos dictados por el mercantilismo sino también a la intencionalidad que la búsqueda del conocer al “otro” quien justamente habita en el mismo espacio territorial pero con una forma del hacer cultural muy distinta. Gracias a la espacialidad que rodea a estos grupos los obliga a generar nuevas formas culturales que los ayuden a realzar su procedente y mantenerlos –despiertos— ante la amenaza de ese choque social  y económico recordando que  en la mayoría de los países de Latinoamérica subsisten de la creciente laboral que el conocer al “otro”  les ha permitido.

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