¿ELUDIR O ENFRENTAR?

                                          ¿ELUDIR O ENFRENTAR?

Desde tiempos remotos, se ha tenido  una fuerte convicción acerca del destino y todas las circunstancias que este concepto acarrea. Nuestras actuaciones presentes, asegura una significativa porción de la humanidad, pueden repercutir o causar un feroz impacto en nuestros actos futuros. Multitudinarias concepciones se han tenido sobre esta temática, las cuales han sido recopiladas en numerosas formas, una de ellas (la más didáctica, a mi parecer), es en el contenido de textos literarios, y un claro ejemplo de ello son las reconocidas obras de Edipo Rey y Antígona.

Edipo, cuyo poder era equivalente a su infortunia, creyó desviar su sendero, tratando de evitar lo inevitable, huyendo de un destino que tarde o temprano acabaría oprimiéndolo entre sus garras. Confiando en su sapiencia, se cegó por completo, llevando a cabo lo que tanto evadió, y sumergiéndose en una oscuridad tan profunda, que su única compañía fue la muerte.

Antígona, por su parte, armada de valor y secundada por una sed de justicia, acepta a toda costa su destino, aun estando consiente de que este no se traduciría en un escenario benéfico, y contrario a esto, tendría un fatal desenlace. Demostrando plena valentía, ella antepone la necesidad de no fallar a sus antepasados, a su propia vida, y preparada para las consecuencias nefastas, se allana a sus actuaciones, de la manera más sincera posible, “confieso que lo he hecho, y no lo niego”.

A partir de lo anterior, evidenciamos la incompatibilidad de los personajes descritos, quienes difieren en un sin número de aspectos, pero sin duda alguna el principal de ellos gira en torno a la evasión o aceptación del destino, el cual cumple un papel fundamental durante el desarrollo de ambas lecturas.

...