El espejo en el cuento “El circo” de Katherine Anne Porter
Enviado por Alexia León • 5 de Octubre de 2018 • Ensayo • 2.156 Palabras (9 Páginas) • 500 Visitas
León Barrios Alexia Ximena
Literatura Contemporánea
El espejo en el cuento “El circo” de Katherine Anne Porter
¿Es común en el ser humano no quererse ver en el espejo o mirarse de más? En el cuento “El Circo” de Katherin Anne Porter encontraremos un espejo frente a la pobreza, la muerte y ella misma, Miranda, una niña de tan sólo unos años de edad irá al circo por primera vez con toda la familia, sin embargo ella encuentra diferentes seres que la harán vivir ese momento como algo moustroso sin darse cuenta que es un reflejo de ella misma cada cosa que la asusta.
En un primer momento Miranda se encontrará emocionada y al final tendrá un momento de pesadillas que no la dejarán estar en paz, pero, ¿qué es lo que hace que Miranda se vea en dicha situación?, según un estudio realizado por Jacques Lacan sobre el estadio del espejo nos dejará en claro el primer momento de asombro de un lactante al ver su reflejo. [1]
Para iniciar el análisis debemos definir la edad de Miranda, aproximadamente, debido a que en ningún momento se menciona dicha edad, sin embargo Porter nos deja pistas a lo largo del cuento las cuales nos ayudarán. La edad para Lacan será de vital importancia, pues él plantea el psicoanálisis “desde la edad de seis meses y su repetición ha atraído con frecuencia nuestra meditación ante el espectáculo impresionante de un lactante ante el espejo, que no tiene dominio de la marcha”[2], es decir, que la mejor edad para verse por primera vez en ante el espejo será al inicio y antes de los dieciocho meses de edad.
En un primer acercamiento al cuento tenemos: “Miranda esperaba ser como ella, cuando creciera. Sujetantándose al brazo de Dicey”[3]. Es el momento donde saludan a la prima Miranda Gay y Miranda, la niña, queda sorprendida de ver a su prima así que la autora menciona el verbo crecer lo que nos hace pensar que todavía es una niña, al igual que a los niños menores de ocho todavía se les sujeta por el brazo para que no se separen, incluso si ello era innecesario, pues toda la familia estaba ahí.
Después tenemos más momentos donde de la misma manera se ve reflejada la edad de la menor como en “Miranda creyó al principio que estaba moviéndose por el aire, o que volaba y aquello no le sorprendió”[4] , para ello nos hacemos la pregunta ¿quiénes son los que creen que las personas vuelan o se mueven por el aire? Por supuesto, los niños que aún guardan inocencia y aún no han visto tanto del mundo real, a parte nos menciona que ver al payaso volar no era sorprendente porque, claro, Miranda ya lo había imaginado alguna vez.
Posteriormente hay pasaje donde Miranda se está retirando del circo y topa con un enano, el cual se inclina para contemplar los ojos de ella, es aquí donde vemos que Miranda puede tener menos de cinco o seis, pues según la OMS la estatura promedio de un niño a esa edad es de 106,40 cm a 112,77 cm, pensando que el enano tiene una altura de 122,00 cm podríamos calcular aproximadamente su edad.
Finalmente el otro factor que nos ayuda será en un momento en el que la familia se encuentra en la mesa y sigue platicando la maravillosa función, por lo que Miranda reacciona mal y “hubo que sacarla al fin del comedor” [5] y nos hace pensar que la sacaron tomándola de la mano, cargando o acompañándola; lo cual remite completamente a una niña que a penas y pesa o no sabe que hacer en una situación de llanto, más que llorar.
Ahora bien, ¿qué es el espejo y cómo se ve reflejado en Miranda?, el espejo menciona Lacan que es “una identificación […] la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen”[6] lo que sería para Fontana el extranjero, el bárbaro, el que no es igual a nosotros y aún así nos vemos reflejados, pues en Europa el espejo se ha visto en los otros, quienes ayudan al ser humano a identificarse[7].
En Miranda habrá tres momentos importantes donde ella se verá reflejada y los que analizaremos, el primero es un espejo con los pobres que asoman su cabeza entre los peldaños, el segundo cuando ve al payaso pintado de formas extravagantes y de blanco y el tercero su encuentro con el enano. Al final del cuento se enfrentará a un espejo de la memoria, el recuerdo, los sueños.
En primer lugar está ese momento donde Miranda empieza a cureosar y observa unas personas que se encuentran entre los tablones de los asientos y “quedó sorprendida al ver unos muchachos de raro aspecto y mal vestidos”[8] tanto que ella misma decide ver a uno directamente a los ojos, sin embargo el que observaba tenía ropa de pobre, la descripción sobre lo que usaba nos remite a una persona que no tiene los recursos para asistir al circo pagando, una persona muy pobre, sucia. Miranda nunca había visto la pobreza, no entendía el porqué ella estaba sentada y ellos abajo, sin embargo Dicey sabe quienes son y que no son igual a ellos, los nombra hasta monos. Lacan nos dice que el primer acercamiento de un menor con el espejo es a través de los ojos para encontrar el reconocimiento del Yo y si nos damos cuenta Miranda lo primero que hace es verlo a los ojos, a diferencia de lo que dirá Lacan, el niño entrará en un análisis sobre los movimientos del otro.
Josep Fontana habla en un apartado de su libro de Europa ante el espejo sobre el espejo con el vulgo después de una crisis económica y un estado moderno que era el soberano o el súbdito, aunque posteriormente se había querido acabar con ello y crear una homogeneización que, por supuesto, no serviría ya que “la burguesía no se fiaba de que los pobres estuvieran bien domesticados”[9] y también que el “pobre urbano ha replazado en el siglo XX al rústico como ejemplo de barbarie y como amenaza: una amenaza más temible por se más próxima”[10]y dicho pensamiento que redacta Fontana no se aleja nada con lo que le responde Decey a Miranda. Se nota el desprecio, la masa, la amenaza o el temor en ese último caso, en la niña.
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