Espiral, Cuento
Enviado por moieselmasbravo • 26 de Noviembre de 2023 • Ensayo • 516 Palabras (3 Páginas) • 58 Visitas
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ESPIRAL.
Refunfuñando, Enrique llegaba a su solitaria casa. Con el ceño fruncido se dirige a hacer lo de todos los días: bañarse, cocinar, comer, dormir. Enrique tiene buen dinero y va con el cabello ordenado, pero por dentro camina como vagabundo y está quebrado. Enrique no conoce a sus vecinos ni sus vecinos lo conocen a él, aunque sabe que hay una chica linda viviendo en el departamento de al lado, pero la compañía de alguien no podría importarle menos.
Mientras cenaba, el gobierno daba quince días de cuarentena. Enrique no le prestó atención al porqué, sino en los quince días de reposo social, como él lo llamaba. Quince días sin ver a sus compañeros de trabajo, quince días sin conducir por la ciudad salvaje, quince días sin tener ningún contacto con nadie. Para enrique, esta cuarentena por no sé qué cosa, le caía como anillo al dedo.
Los primeros quince días fueron así: durante el día solo revisaba el teléfono y al esconderse el sol de la tardecita, enrique hacia su rutina: bañarse; viendo al vacio antes de meterse debajo de la regadera, cocinar; lo más sencillo y rápido posible, comer; viendo la televisión, esperando algo interesante que nunca llega, y dormir; o intentar dormir, sin que su cabeza de tantas vueltas entre pensamientos malos y algunos no tan malos.
El gobierno anuncio que se ampliaría la cuarentena, así que Enrique estaría en casa más tiempo del esperado.
Enrique ahora daba vueltas por la casa sin parar, muerto de aburrimiento, como las vueltas que da un perro antes de echarse al suelo. Al segundo mes, ya no eran por aburrimiento, sino por un extraño sentimiento de angustia.
Enrique se dio cuenta que había estado demasiado solo. Empezaba a extrañar lo que tanto odiaba: su carro, sus compañeros de trabajo, a sus hermanos que no les hablaba y por primera vez en mucho tiempo, Enrique extraño a Enrique.
En la ventana, vio el cielo pintado de naranja. Cogió el teléfono para hacer una llamada. Del otro lado del teléfono se escuchó:
-Hijo, mi hijo bello, ¿cómo estas, mi amor?
Enrique se derrumbó a llorar mientras hablaba con su mamá.
Al tercer mes del encierro, enrique hacia las mismas cosas, pero un toque diferente: bañarse; con mucho jabón y cantando sus canciones favoritas de salsa, cocinar; una deliciosa pasta carbonara que su mamá le había enseñado a hacer, comer; disfrutando cada bocado y agradeciendo lo rico que estaba, y dormir como un bebé toda la noche.
Al día siguiente tocaron a la puerta, era la chica de al lado, enrique un poco nervioso abre y la invita a pasar. La chica dijo que le gustaba la música que ponía enrique en las tardes. Este se sonrojó y prometió recomendar algunas. Le dio la mano y se presento con entusiasmo, con una sonrisa en su rostro, y le pregunto por su nombre a la chica. Está viéndolo a los ojos, llenos de misterio, pero un toque de dulzura respondió:
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