Evaluación Libro: “La bicicleta la mágica de Sergio Krumm”
Enviado por shimul • 24 de Junio de 2017 • Examen • 1.589 Palabras (7 Páginas) • 13.734 Visitas
Evaluación Libro: “La bicicleta la mágica de Sergio Krumm”
Nombre | Puntaje Ideal | 67 | Nota: | ||
Curso | 6° Básico | Fecha | Puntaje Real |
Instrucciones: - El tiempo para desarrollar la evaluación es de 90 minutos.
- El porcentaje de aprobación es de 60%
- Debes utilizar solo tus materiales
- Escribe con letra clara y legible
- Recuerda escribir tu nombre y apellidos
- Si tienes duda, levanta la mano y la profesora irá donde ti para aclarar las consultas.
- Responde el ítem de selección múltiple solo en la hoja de respuesta, marcando con una X la …………respuesta que consideres correcta.
- Selección múltiple:
Lee atentamente cada enunciado y elige la respuesta correcta. Recuerda que debes responder en la hoja de respuesta.
ITEM I. SELECCIÓN MÚLTIPLE (30 pts.)
Habilidad: Recordar, extraer información, seleccionar.
Lee el siguiente fragmento del libro “La bicicleta la mágica de Sergio Krumm” y luego responde a las preguntas. Recuerda que las respuestas de la 1 a la 5 aparecen en el texto. La calle san Dionisio era muy tranquila. Una típica calle de Santiago construido en los años cincuenta, de casas de fachada única y patios interiores. Las acacias crecían en sus veredas, un árbol noble que soporta bien la falta de agua y florece al despuntar la primavera con pequeñas flores blancas y románticas. Lily Santibáñez vivía justo al frente mío, en una casa azul de puertas y ventanas blancas. Era la menor de cinco hermanas, de mi estura, delgada, de pelo castaño, corto y ojos grandes y vivaces. Muy veloz y ágil, trepaba árboles y tejados más rápido que cualquiera de nosotros. Tres casas más allá, por la misma vereda, vivía Nando Bastidas. Alto para su edad, de abundante pelo grueso y rubio, pecas marrón y ojos verdes. Desaliñado, siempre con camiseta blanca, jeans y zapatillas. Vivía junto a su padre, un jubilado de ferrocarriles, lacónico y malhumorado que lo regañaba constantemente. Marraqueta Mardones vivía en la casa contigua al almacén de doña Olivia, casi a la esquina de San Dionisio y Club Hípico. Le decían así por el peinado que de niño le hacía su mamá: una partidura al medio que, en su grueso cabello colorín, lo hacía ver como una verdadera marraqueta. Yo, Beto Cisternas, vivía con mi hermana Teresa y mis padres en San Dionisio 1323. Como les decía, todo comenzó un día de enero de 1986. Marraqueta había pinchado su querida bicicleta Caloi – digo querida porque su padre se la había comprado siendo el muy niño, tanto que tuvo que esperar a crecer para usarla-. La Caloi de Marraqueta era toda una celebridad en el barrio. Todos los niños decían que tenía poderes mágicos. Y aunque yo nunca me terminé de convencer de esa teoría, debo decir que la historia que le dio origen aun no la explico totalmente. Sucedió un par de veranos antes del 86. Con mis amigos habíamos creado un circuito para correr con nuestras bicicletas. Le llamábamos el circuito suicida porque había un par de saltos que eran de los más peligrosos. Uno de ellos, que estaba justo antes de la meta, consistía en sortear una acequia-que por sus dimensiones, mas parecía un canal. Tomando impulso sobre una rampa que habíamos construido con piedras y palos. Era un artefacto completamente inestable, como supondrían. Una mañana, vinieron los niños de la otra calle a pavonearse con sus bicis nuevas. Unas bicicrós que habían recibido para la Pascua y que, a juzgar por como brillaban, las habían usado muy poco. Resultó que uno de los niños, el gordo pulgar -¡sí!, como el dedo-, que era el líder de los parafina (le decíamos así porque vivían en la calle de única bomba de bencina que había en el barrio y, según nuestro particular olfato, siempre tenían olor a parafina), nos desafió a una carrera en nuestro circuito suicida… Fragmento del libro “La bicicleta la mágica de Sergio Krumm” Marcelo Guajardo | |
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