Filosofía del lenguaje
Enviado por martindl • 4 de Marzo de 2022 • Apuntes • 1.190 Palabras (5 Páginas) • 111 Visitas
Clase introductoria: teorías del significado y giro lingüístico
A lo largo de buena parte de la materia (unidades I a IV) vamos a estudiar algunas de las principales teorías filosóficas acerca del significado elaboradas desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, así como algunos problemas filosóficos que surgen en torno al significado. Las teorías del significado buscan explicar en qué consiste que las palabras de nuestro lenguaje tengan significado, en lugar de ser meras marcas o sonidos. Este puede ser llamado el problema de la naturaleza del significado. El mismo se vincula con otros interrogantes filosóficos, entre los que cabe mencionar el problema del origen de los significados lingüísticos, el de cómo podemos llegar a conocer los significados, o cómo logramos comunicarnos empleando un lenguaje dotado de significados. Un último problema central estrechamente vinculado al del significado, es el de cómo se vinculan las palabras con el mundo. O, dicho de otro modo, cómo logran nuestras palabras versar o tratar sobre algo distinto de ellas mismas.
Los distintos filósofos/as que vamos a estudiar en este curso se inscriben en la llamada tradición analítica. La historia de la filosofía del lenguaje dentro de la filosofía analítica comienza con ciertos avances en lógica a comienzos de siglo XX, así como con una revuelta en contra de la corriente filosófica dominante por entonces: el idealismo absoluto (Wolf 2006), a partir de los cuales se originó el llamado “primer giro lingüístico” o “filosofía del lenguaje ideal”. De modo general, podemos situar aquí los trabajos precursores de Frege y Russell y posteriormente, los del primer Wittgenstein (Unidad II) y los de los positivistas lógicos (unidad II).
Por lo general, los filósofos del lenguaje ideal eran lógicos interesados primariamente en el estudio y desarrollo de lenguajes formales. Muchos de ellos pensaban, además, que los lenguajes ordinarios, que empleamos cotidianamente, presentan numerosos problemas o defectos, tales como: falta de claridad y precisión, ambigüedades, inclusión de términos carentes de referencia, etc. Para los filósofos del lenguaje ideal, estos defectos del lenguaje ordinario empañan y oscurecen nuestra aproximación filosófica a distintos problemas, entorpeciendo nuestra posibilidad de dar respuestas adecuadas a los mismos. Lo que debemos hacer para salvar tales dificultades, pues, es reemplazar el lenguaje ordinario por un lenguaje ideal, de carácter lógico o formal, que carezca de tales problemas y que sí nos permita representar y conocer de modo adecuado la realidad. O, dicho de otro modo, debemos someter a un método de “análisis lingüístico” ciertas expresiones problemáticas del lenguaje ordinario, reformulándolas con la ayuda provista por las herramientas de los lenguajes formales, a fin de volverlas más claras o menos problemáticas. Muchos de ellos pensaban, además, que los sistemas de lógica formal que contribuyeron a desarrollar pensadores como Frege y Russell, reflejaban la verdadera estructura lógica oculta detrás de la estructura gramatical superficial de nuestras expresiones lingüísticas ordinarias o, en su defecto, la estructura o forma lógica que el lenguaje ordinario debería tener (Parker-Ryan 2012).
Hacia mitad del siglo XX surge un nuevo movimiento- la filosofía del lenguaje ordinario- que rechaza de modo radical la concepción del lenguaje defendida por los filósofos del lenguaje ideal. Para los filósofos del lenguaje ordinario – entre los cuales se suele ubicar al segundo Wittgenstein (unidad III) y a J.L. Austin- el método de la filosofía debe consistir – primariamente o en su totalidad- en el análisis del lenguaje ordinario que empleamos en contexto cotidianos. Los filósofos del lenguaje ordinario comparten con los filósofos del lenguaje ideal la idea de que los problemas filosóficos son “problemas lingüísticos” y que, para lidiar con ellos, es preciso recurrir al análisis de las expresiones lingüísticas. Sin embargo, difieren profundamente de los filósofos del lenguaje ideal en torno a cómo ha de entenderse el análisis filosófico y a cuáles son los propósitos del mismo.
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