La lluvia

La lluvia casi sin intermitencia, por los cristales y tejuelas se escuchaba el salpicar de las gotas, que una a una daban la impresión  que deseaban echar abajo la casa.

Sentado sobre mi sillón de cuero negro lentamente mire a la escalera  del segundo piso y dentro de mi mente separe el sonar de la lluvia, logrando distinguir un murmullo lejano, casi como un eco, inquieto por esta nueva distracción me anime a subir por la angosta y larga escala.

Di  mi primer paso con inquietud, como tanteando la resistencia de las escalinatas, con los brazos pegados al cuerpo di los siguientes pasos, no quise tomar y tocar la baranda y paredes, los sentía extraño, daba cierto temor tocarlo, tenia la impresión de tener vida propia, como  si cientos de diminutas criaturas se ocultaran detrás de estos.

Un peso sobre mi espalda iba cayendo peldaño a peldaño que subía, cuando logre divisar el piso del segundo piso, como si fuera el horizonte que se extendió era ante mis ojos. Al  fondo de un largo pasillo una puerta oscura que entre sus grietas se entreveía la bullante actividad que detrás se realizaba.

Cuando estuve de pie ante ese pasillo y  a la tenue luz que daba el foco, las paredes parecían cobrar mas vida, me sentía observado. El tenue murmullo se escuchaba mas fuerte, como si viniera de todos lados, del techo, del piso, de las paredes.

Un fuerte hedor que empecé apercibir a medida que avanzaba me hacia detener a cada paso que daba y detrás de la puerta el murmullos ya eran palabras  y frases – cuidado- por aquí – se acerca – tú serás el primero-.

Debo reconocer que a estas alturas el miedo ya me estaba invadiendo, pero la curiosidad y el saber que había detrás de la puerta de ese dormitorio era mas fuerte.

Frente a la puerta, sucia y un musgo que la abrazaba, me  eche valor para tocar con un golpe seco y fuerte, el chirreas de las bisagras y el crujir del mecanismo seco y oxidado de la chapa indicaban que alguien estaba abriendo la puerta. Segundos después una cara pálida, ojos hundidos, pelo enmarañado asomo por esta.

¿ Quien  eres?, le pregunte, y como un látigo contesto- ¡Soy Nadie ¡ -¿cómo te llamas?, replique- ¡Humedad¡ dijo- ¿qué haces aquí?, en este lugar tan horrible – Aquí crecí y aquí  he vivido estos últimos años- ¿sola? Pregunte- no, tengo mis amigos con quienes juego y comparten mi dormitorio-  ¿puedo pasar y saludarlos? – no se ellos son muy tímidos con los extraños- bueno diles que  yo vivo abajo, en el primer piso -  espere un momento dijo- cerró la puerta, acerque mi oído a esta, logrando escuchar un  murmullo de cuchucheo.

Abierta  la puerta hasta atrás, pude ver con claridad el pequeño dormitorio de esta niña, todo estaba sucio, musgos en los rincones, algunas enredaderas por el verde de la pequeña ventana, el piso era de madera pero una sustancia  ligaza se pegada a la suela de mis zapatos, mire por todos lados pero no había nadie.

¿ Donde están tus amigos?, le pregunte- ¡¡Aquí¡¡, dijo casi gritando ¿no los ves?- que tengo que ver, si en este cuarto estamos tú y yo, rodeado de esta basura y desperdicios.  Con la mirada perdida  un ademán de rabia  e impotencia replico,- ¡Aquí están¡, - acercándose lentamente  a una babosa y una cucarachas que subían por el borde de la cama, las toco como quien hace cariño a un ser querido, luego dijo – Te presento a Dante, la cucaracha y a su novia  Maty la babosa- ¿Ellas son tus amigas? Dije- no solo ellas, mira a tus pies, ves colas las pulguitas que se pegaron a tus pantalón te quieren saludar, al igual que los grillos que están en las esquinas, la Sra. Araña debajo de la cama le esta tejiendo una manta para sus hijos , Doña polilla te esta mirando desde el techo y los mosquitos con Don mosco revolotean a tu alrededor , creo que les caíste bien, ven siéntate en mi cama y quédate, compartamos esta pieza, se por favor mi amigo igual a los que ya tengo.

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