La paradoja del comediante

La paradoja del comediante

De Denis Diderot

Sobre el autor:

[pic 2]Esta obra pertenece al escritor, filósofo y enciclopedista francés, Denis Diderot, (Langres, 5/10/1731-París, 31/7/1784). Reconocido por su gran inteligencia y su punto crítico que cuestiona todo y busca respuestas a través de la lógica. Sentó las bases del drama burgués en teatro, revolucionó el diálogo con esta obra de la que vamos hablar, “La paradoja del comediante”. Sus salones fueron testigos del inicio de las criticas, de valorar, de juzgar y sopesar las razones de los temas que se exponían. Abarcaron áreas de la química, la física, de las matemáticas, y sobre todo, de la historia natural, la anatomía y la medicina. Para Denis Diderot, las ciencias naturales no se distinguirían por buscar un porqué, sino por encontrar soluciones a través de responder al cómo. Debido a sus ideas y publicaciones ilustradas frente al ideario colectivo del Antiguo Régimen, Denis Diderot y sus compañeros de ruta se vieron con frecuencia expuestos a una actitud represiva de parte del poder público.

Análisis:

En esta obra aparecen dos personajes que dialogan sobre un tema del que cada uno tiene un punto de vista muy distinto.

Comienza la conversación de los dos interlocutores, el primero es el mismo Diderot, y el segundo es un amigo suyo que le pregunta que piensa sobre la obra de otro conocido. Diderot prefiere no hablar, pero como el segundo es insistente decide contar lo que verdaderamente piensa. Considera que la obra es vulgar, su estilo es oscuro y muy baja calidad. Ningún actor que la interprete mejorará o emporará, en definitiva nadie quedara beneficiado o perjudicado con ella. Continúa criticando la obra y dice que un actor francés no entendería lo mismo que un actor inglés, debido a la ambigüedad y estilo de la obra.

Dice que la naturaleza proporciona cualidades a cada individuo, pero que uno puede formarse para ascender y mejorar en sus propósitos. Para ello es indispensable trabajo y disciplina.

El tema más importante y aspecto fundamental, sucede a continuación. Diderot tiene un punto de vista completamente diferente del autor de la obra sobre las cualidades esenciales de un comediante. Dice que el buen comediante debe ser un espectador frío y tranquilo, sin ninguna sensibilidad, capaz de imitarlo todo, que adopte una aptitud igual para todo tipo de personajes y papeles. Se cuestiona cómo actúa un actor sensible que se deja llevar por sus emociones, “¿podría interpretar dos veces seguidas un mismo papel, con el mismo ardor?” Según Diderot esto no es posible, ese ardor de los primeros días se evaporará.

El verdadero comediante es el insensible, aquel que no se deja llevar por sus emociones. Su técnica, la imitación, trabajarla hasta lograr ser un perfecto imitador de la naturaleza. Recrearía cada palabra, cada gesto, cada movimiento, hasta conseguir reproducir con exactitud la emoción elegida. Podría repetirla tantas veces como se proponga del mismo modo. Si en algún caso decide cambiar su secuencia, sería con el propósito de mejorar, si es posible, esa imitación. Este comediante actúa desde la quietud y reflexión, es el perfecto observador de la naturaleza.

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