La sombra que persigue.
Enviado por Claudia Alonso • 11 de Diciembre de 2016 • Trabajo • 912 Palabras (4 Páginas) • 358 Visitas
La sombra que persigue
No existe peor sensación humana que no poder confiar en sigo mismo. Sufro de ansiedad desde cuando era niña. Como he vivido con esta condición toda mi vida a veces pienso que debo ser mucho mejor manejándola de lo que soy. Hay momentos en que no se si las voces que consumen mis pensamientos son creadas por mi ansiedad ni si es mi conciencia tratando de decirme algo. De aquí surge mi problema el tener dudar lo que uno siente y tener que cuestionar si tus sentimientos son válidos o no, es como soltar la soga que ata tu cordura.
Como he mencionado anteriormente mi ansiedad ha sido una compañera de la vida así que no pareció raro cuando una noche al caminar por mi universidad sentí un escalofrío que me pasó por el cuerpo al mirar mi sombra. Es una figura a quien nunca le había prestado mucha atención pero mientras más la miraba más preguntas me venían a la mente.
-¿La sombra es parte de una persona?
-¿Cuándo hablo de mi ser eso incluye mi sombra?
-¿Y si mi sobra es parte de mi persona, tendrá vida propia?
Al caminar veía como la sombra me perseguía, como se movía con exactitud y precisión cuando yo cambiaba mis movimientos. Me seguí fijando en mi sombra durante toda la caminata de regreso a mi dormitorio y esa fue la última noche que pude descansar en paz.
Al día siguiente seguí observando mi sombra, pensado en algunas referencias que haya visto de sombras y su significado. No se de ningún filósofo que estudie sombras se tiene que existir pero no sé de ninguno concreto. También pensé en mi infancia y los recuerdos que tengo viendo la película Peter Pan. Donde la sombra de Peter toma vida propia y a veces se escapa sin volver.
-¿Será que mi sombra se escapa cuando no me doy cuenta?
-¿Por la noche cuando duermo tal vez?
Llego un punto en el que le empecé a tenerle miedo a mi sombra. Su presencia me abrumaba era como estar sofocada en un cuarto sin salida. Siempre estaba conmigo. No me sentía cómoda era como si yo supiera un secreto que nadie más sabía. Como si estuviera cargando un baúl pesado todos los días. No sabía si era que mi ansiedad que estaba desordenando mi percepción pero habían hasta momentos en que miraba mi sombra y no coordinaba con los movimientos que yo hacía en mi día a día. Era como si estuviera un poco tarde, no era como mirarse en un espejo, más como una transmisión en vivo que estuviera tarde por uno o dos segundos.
No se lo comente a nadie, porque vamos a ser realistas a que persona le podía decir que me encontraba completamente obsesionada con mi sombra hasta el punto de paranoia, y que no pesara que yo no estaba ni loca ni desquiciada. Así que sufría en silencio. Las caminatas por las noches eran las peores, las voces no se callaban y no había forma de alejarse de ellas. Vivían permanente en mi cabeza poco a poco empujándome del acantilado de
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