Una Vida Entre Sombras

Una vida entre sombras

“La verdad os hará libres. ” La sociedad cambia, de eso no hay duda. Mientras avanza la historia cambia el mundo y cambia también el hombre, tanto en la ciencia como en las ideas todo se va transformando. De esto se dieron cuenta los filósofos antiguos, y ante el inminente cambio notaron algo que permanecía inmutable; a eso es a lo que llamaron verdad.

Hoy nos encontramos ante un periodo de transición, la sociedad y el mundo en que vivimos esta cambiando. Y aunque todo cambio es bueno, existen muchas cosas que reflexionar. Lamentablemente parece que nuestra capacidad de reflexión se ha perdido o ha sido abandonada.

Somos esclavos en una caverna, encadenados de modo que solo podemos ver las sombras que se proyectan en la parte posterior. Lo que vemos en esas sobras representa a todas esas películas, series de televisión, historias, documentales e incluso noticieros en los que se promueve una vida de comodidad, una vida en la que no existen responsabilidades, en las que solo existe el “yo”.

Es este tipo de publicidad es lo que nos lleva a ver como “normal” algo que antes se hubiera considerado escandaloso. Ciertamente es como se vive hoy en día: la superación personal esta por encima de todo, la comodidad y la búsqueda del placer son prioridades, vivimos con base en los sentimientos, no en la razón; en lo que deseo “aquí y ahora”, teniendo como lema de vida: “actúa ya, piensa después”. Y hay incluso quién se reusa a pensar después.

Actuamos así, obedeciendo impulsos momentáneos y cuando llega el momento de enfrentar las consecuencias, cuando son buenas adelante, cuando son malas encontramos formas de evadir nuestra responsabilidad; así cuando una joven se embaraza tiene la opción de abortar, y ahora es eso normal, incluso legal.

Se promueve la superación personal, pero no una que lleve a vencerse, a superarse a uno mismo a través del esfuerzo y de la virtud. Si no una económica, que se basa principalmente en la productividad. Y la otra parte, la del vencimiento personal, queda relegada, y ya nadie se ve motivado a dominarse, a razonar sobre lo que hace y pensar si eso lo hace mejor o peor persona; así se promueven y hasta se regalan anticonceptivos y condones, porque nadie quiere enfermarse de sida, ninguna mujer quiere embarazarse “accidentalmente” y ningún hombre quiere hacerse responsable de un bebe que jamás deseo. A nadie se le ocurre pensar que el no tener relaciones evitaría todo eso.

Nos encontramos con que el valor de la familia esta en segundo plano. Hay divorcios, infidelidades y abandonos al por mayor. Los matrimonios fracasan porque nadie esta dispuesto a ceder, porque el “yo” esta tan engrandecido que no podemos ver más allá de lo que a MI me hicieron, de cómo ME lastimaron, de lo que YO quiero y jamás nos pasa por la mente que también pudimos lastimar, que también nos equivocamos, de que el

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