Lecturas como la del pequeño rubio que quería un cordero nos abren los ojos
Enviado por alfredokitze • 19 de Enero de 2018 • Ensayo • 3.435 Palabras (14 Páginas) • 131 Visitas
Lecturas como la del pequeño rubio que quería un cordero nos abren los ojos, este amiguito es portador de grandes enseñanzas que las puede tomar la persona que lo comprenda, porque es una persona que siente, que piensa y que esta dentro de un aprendizaje constante, que tal vez si al inicio del camino tenía como todos nosotros sus pensamientos necios y sus propios problemas, va abriendo su mente y va concibiendo que, la necedad no importando si se define como buena o mala, sigue siendo necedad y que los problemas no lo son en si, es uno mismo el que identifica como problema o ventaja a los hechos ocurridos en rededor.
La obra tiene enseñanzas que los niños pueden entender. El carisma y la inocencia del principito convierten todo lo que toca en un cuento de hadas, e inclusive el final del libro nos hace estremecer el corazón pero para el que comprendió la historia, es un final feliz.
La parte fundamental de la primera parte del libro consiste en hacer un espacio en nuestra mente. Escuchar posibles sugerencias aunque nos parezcan insensatas.
En principio hay que saber que es lo que se quiere y para qué, ya sea un cordero o un dulce. El siguiente paso es observar, no solo lo que nos rodea si no también lo que esta mas allá. Y al más allá me refiero tanto al medio físico como al inmaterial.
Casi siempre se encuentra la respuesta a la interrogante en el lugar más insospechado y aparentemente más absurdo.
Esto anterior, es reflejo de algo más superfluo y difícil: el cambio de mentalidad. Se tiene que cambiar de mentalidad y abrir el pensamiento de la caja que lo encierra lleno de restricciones, creencias e intolerancias que limitan al hombre.
Para esto es necesario no pensar, olvidarse de todo por un momento y dejar que sea el instinto y los sentimientos los que se encarguen de llevar las riendas. Hay que ver con el corazón por que a veces los ojos engañan.
Hay quien dice que cuando estés en problemas y no te sientas lo suficientemente capaz de resolver la situación, te mantengas callado y así no empeoraras las cosas, es cierto: cuando callas, no evocas; cuando no evocas, no recuerdas; cuando no recuerdas haces un vació en tu mente, y del vació sale otro tipo de visión que no sabías que tenías.
El principito, no aprendió esto de la noche a la mañana, fue un arduo proceso, de viajes y un constante aprendizaje con distintos maestros.
Con estos maestros la enseñanza no siempre fue igual, la mayoría de ellos enseñaron al pequeño dando ejemplos de cómo hacer las cosas incorrectamente.
Muchos de sus maestros eran muy viciosos,
Y así es como El Principito conoce en uno de sus viajes a un Rey que regía en su planeta (su pequeño mundo), este Rey tenía una regla muy clara y coherente: No ordenar algo que fuese imposible cumplir, porque el desacatamiento de esa regla sería culpa exclusivamente de él y no del súbdito infractor. Esta regla es bastante coherente, y el Rey hubiera podido aplicarla magníficamente, pero no tenía a quien reinar. Aunque el rey decía reinar sobre los astros y todo lo demás, no tenía súbditos a quien dar órdenes, él Rey era la autoridad pero no tenía población para gobernar. Así pues, el Rey tenía un pequeño territorio, un gobierno formado únicamente por él mismo, y una gran imaginación, esto le causa tanta frustración que le ruega al Principito que se quede, prometiéndole hacerlo ministro de justicia. Pero si no hay nadie que necesite o siquiera a quién se le pueda aplicar la justicia ¿Valía la pena el cargo?
El Principito visitó otro pequeño mundo, en este nuevo planeta se encuentra un hombre extremadamente egocéntrico y vanidoso, y que decía de si mismo la persona más hermosa del planeta, esto era cierto, sólo porque era el único habitante del planeta, esto nos obliga a relacionarlo directamente con el rey que reinaba en un planeta deshabitado. Sin embargo cambia en cuanto que el Rey pretendía reinar sobre los demás y el vanidoso solo se concentraba en sí mismo. Este vanidoso solo escucha lo que quiere escuchar, se encierra en su fantasía de belleza.
El Principito sigue su viaje y llega a otro pequeño mundo donde habita un borracho muy simpático por su forma de entender su problema. En este mundo a diferencia de los anteriores el habitante comprende que tiene un problema. Sin embargo se encierra completamente en el problema y hace que la solución no sea la solución. Este amigo se emborrachaba para olvidar una pena ¿Cuál era la pena? La pena de ser un borracho.
Esto sin duda nos recuerda al vanidoso que solo escuchaba lo que quería escuchar.
Así nos pasa a nosotros.
Solo buscamos respuestas en los mismos argumentos que nos hicieron caer al problema.
Después, el Príncipe sigue su camino y llega a un lugar donde un Hombre de Negocios hace sus operaciones aritméticas, es un hombre que solo tiene interés por incrementar su cuenta y no le quería hacer caso a las preguntas del Principito porque estaba muy ocupado. El Hombre de Negocios se dedicaba a contar las estrellas, apuntarlas en un papel y meterlas a una caja para así incrementar su alcancía de estrellas. Según el Rey, las estrellas le pertenecían pero el Hombre de Negocios dice que un Rey solo reina, es un Hombre de Negocios el que administra y posee. Esto lo hace diferente de los personajes anteriores porque este individuo si está realizando un trabajo fuera de sí mismo. Él se dedicaba a juntar estrellas nada más para tener más estrellas, pero no utilizaba esas estrellas. El principito pensó que este hombre de negocios pensaba como el borracho.
El Hombre de Negocios no hacía nada por las estrellas, en realidad al igual que el rey, no las poseía realmente. El Principito tenía una flor en su Planeta y la regaba y ella le correspondía, pero ni el Hombre de Negocios, ni las estrellas interactuaban.
Llegó el Principito al más pequeño de los planetas donde hay un hombre que a diferencia de los demás si tiene una actividad pro-activa y de utilidad, un hombre muy responsable, sin embargo vive en el mundo mas pequeño, un mundo muy cerrado y soportable solo si se es casi un robot, el mundo del dogma.
Su actividad no lo dejaba pensar por si mismo, vivía para el mundo pero no se detenía a pensar en lo bueno o malo de su profesión, solo seguía la instrucción al pie de la letra.
Encender de noche y apagar de día un farol era lo que hacia el farolero, en un principio fácil porque el Planeta se movía muy lento, pero al pasar el tiempo, el Planeta donde solo cabía el farol y el farolero se empezó a mover mas rápido, por lo cual el día duraba un minuto al igual que la noche y al farolero no le daba tiempo descansar. El farolero llevaba la vida de un robot que vivía para encender y apagar el farol. Esto nos recuerda al Hombre de Negocios que solamente contaba para incrementar su cuenta, situación que no es buena ni mala, pero que no tiene sentido.
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