Les fleurs du mal

Las flores del mal

En las obras de Baudelaire se entrecruzan diversas problemáticas que conciernen el mundo de la producción intelectual. A pesar de emplear distintas estructuras lingüísticas, todas se emparentan por la inquietud: como el arte puede, en relación con la realidad, tratar de eclipsar la angustia.

Baudelaire se mueve con una óptica de “resistencia”, consciente de lo inevitable de ciertas transformaciones.

Identificaba una relación directa entre el poeta fantasmal y la prostituta. Por sus condiciones duales: vendedor y mercancía (prostituta), espectador y espectáculo (flaneur)

• Baudelaire trata la intromisión efectiva de los temas urbanos en el crisol de la creación artística: realidad urbana como sustrato de motivos poético o de reflexión literaria.

Se concebía al flaneur como similar al búho, que constituirá exponer y adentrarse al lado oscuro y misterioso reafirmando lo seductor que, a la vez, es para los ciudadanos. Asociación entre el artista parisino con la multitud: experiencia embriagadora, sensación de libertad, lugar de delicias y de horror.

Desciende a los meandros puede contemplar la complejidad, le interesan todos los tipos de individuos sin ninguna distinción y propone ser el ojo de sus lectores.

LES TABLEUX PARISIENS DE BAUDELAIRE

• En el campo literario, el tableau fija la versión adecuada, el instante, la impresión de un acontecimiento cambiante.  

Baudelaire busca una posición estimulante para su creatividad, defendiendo su mirar en dirección a la monstruosidad cotidiana, con una mirada desde lo alto para intentar comprender la vivencia urbana.

• Los tableaux están impregnados de imágenes de decadencia, vejez, ruinas. En esta podremos advertir una energía redentora e identificar la esperanza de un salto sublimador a la cosmología de lo ignoto.

Relación entre Baudelaire y Paris como dialéctica nutrida de sentimientos dobles y estructurada sobre una ambigüedad indisoluble. El lugar elegido para procesos de metamorfosis poética es la ciudad. 

LA CIUDAD DEL SEGUNDO IMPERIO

La ambición de hacer de la ciudad francesa un centro a la altura de Londres, fueron representadas por las transformaciones Haussmannianas pues inspiraron un proceso de modernización condicionado por el positivismo de la ingeniería. Sin embargo, sus ejes fueron acusados de monotonía, de destruir los valores estéticos. En definitiva, las operaciones de Haussman afirmaban la idea de la metrópoli como “maquina”. Le interesaba lograr un equilibrado efecto conjunto (unidad arquitectónica). Controló sus cambios por medio de las cláusulas de contrato de los terrenos, con el objetivo irrenunciable de mantener las mismas líneas de fachada.

Baudelaire siendo tradicional y consagrado a una reconstrucción del ideal de los parámetros de la historia, va a desdeñar las políticas Haussmannianas. Se verá arrollado por el tráfico urbano.

El progreso de la civilización industrial, la luchas socio-políticas y, sobre todo, la modificación urbanística nos arrastra a vivencias que Baudelaire considera “al borde del abismo”.

“El nuevo sublime es la apertura de este tiempo en el que él nunca más y la amenaza del olvido invaden el instante, es la resonancia de aquello que ya no está (melancolía)”.

Esta representa la última defensa del escritor consagrado a rescatar la ruina de las formas del saber clásico mediante el arte.

Paris se convierte para Baudelaire un terreno donde experimentar una nueva dimensión de habitar, donde se manifiesta lo imprevisto.

EL FLANEUR

La práctica del distanciamiento resultara esencial para que el flaneur pueda experimentar un simultaneo de estar “dentro” y “fuera”. Se encuentra ajeno, superior, distinto de lo que lo circunda, pero siempre con la posibilidad de zambullirse en el mundo del cual se aísla.

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