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Mis gemelas


Enviado por   •  9 de Marzo de 2022  •  Trabajo  •  2.164 Palabras (9 Páginas)  •  87 Visitas

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Mis gemelas

En el año 1820, en la ciudad de Guayaquil; en una hacienda sencillamente majestuosa, la madera y la piedra eran los elementos que caracterizan esta construcción, de dos pisos, donde el cacao, café y caña de azúcar era su principal producción, todavía, existía la esclavitud, costumbres ambiguas y pensamientos conservadores.

Una madre esperaba a sus dos niñas. Uno creería que al nacer juntas serían muy parecidas o similares en cierto modo. Pero no fue así. Como el día y la noche estas pequeñas tan diferentes y hermosas nacieron.

La primera pequeña apareció de cabello dorado, tez blanca y ojos color verde como su madre, a la que dieron el nombre de Irene. La segunda, aunque un poco más tarde para ser más exacto en una noche, fría, lluviosa al contrario de la otra, esta pequeña, tenía el cabello oscuro, ojos café y tez extrañamente morena no se podría decir completamente oscura, pero si mulata.

Su padre se acerca a la cama y al verla cubierta con trapos, sé lleva una desagradable sorpresa, con gesto serio solo la mira con desprecio, decide no hablar por esa noche. Su esposa cansada de parir, duerme y es preferible no decir nada. La única que observa esto es María una ama de llave que también es partera de la familia burgués.

Al día siguiente ante un sol radiante y un calor sofocante, se levanta Don Amaro, siempre frio de tez blanca, con ojos color café por un infortunio familiar los tiene de ese color; que detesta tanto, imponente, como la mayoría de personas que tenían bajo su poder esclavos. Se acerca a la cuna donde las pequeñas duermen tranquilamente y piensa algo descabellado.

-Leonor, abre los ojos inmediatamente. Dice Don Amaro con su voz firme

Leonor es una mujer bella, tranquila, delicada y sumisa sus padres eran dueños de la hacienda donde vive junto a su esposo, ya que sus padres, dueños de varias tierras, le dieron esa por su dote, desde niña le enseñaron una cosa obedecer siempre a su esposo sin importar. Con un linaje puro descendiente de Españoles. Con voz fatigante aun contesta- dime Amaro que necesitas

-Mira esa niña. Acercando a la pequeña ella la ve linda, pero con otro color. Miles de pensamientos pasan por su mente nunca le fue infiel a su esposo, y no sabe cómo explicar este extraño acontecimiento. La hace sentir culpable que su llanto inunda el ambiente.

Amaro con voz gruesa y firme toma una decisión –Daremos a la niña a María la ama de llave que la crie y nadie sabrá que paso es la única forma que yo te puedo perdonar. Ella aun confundida grita e implora que “NO”

Amaro que estaba en la recamara de ambos agarra a la pequeña en sus brazos, que a sus días de nacida tiene que enfrentar el desprecio de su padre.

María en la cocina ya muy temprano, desde las 4 de la mañana en pie, preparando el desayuno para los capataces, y los desperdicios o lo que puede esconder para los suyos, de estos arbitrarios cuando se marchan de la cocina. Ella siempre trabajo en la casa del amo desde su corta edad María habría cuidado al pequeño Martin, padre de Amaro. Sin saber exactamente su edad, pero con su mirada cansada, con arrugas talvez por sus años o por el maltrató que ha tenido que sufrir desde su más tierna edad ella con su tez negra, orgullosa, vestida con telas de sobras de sus amas, pero un poco mejor vestida que los otros esclavos, que se encuentran trabajando en los cultivos.

-María toma a la niña y críala, di que la encontraste, o inventa alguna cosa, pero sácala de mi vista

Con voz tenue por el miedo que le provoca aquel tirano –pero Señor Amaro es su pequeña se parece tanto a la madre de usted.

Encolerizado grita, a la ama de llave que esta agachada sin mirarlo –¡¡CALLATE. Nadie puede saber ese pasado, que solo me trae, desgracia y deshonra.

El padre de Amaro Martin, era idéntico a su hijo, tirano, déspota, opresor. Quien tuvo un desliz con una esclava, su concubina, su esposa se enteró que aquella mujer estaba embarazada, ella no podía tener hijos seca como vulgarmente le decía Martin enojado siempre le recriminaba este hecho. Ocultaron al mundo como se dice, la ropa sucia se lava en casa. Cuando la esclava dio a luz, un varón lo que Martin siempre anhelo alguien que lleve su apellido, tomo al niño en sus brazos para su felicidad era de tez caucásica, aunque, de cabello oscuro, algo rizado y ojos color café, pero no le importaba mucho eso, sino, el color de su piel. Estos dos personajes habían muerto cuando Amaro tenía 17 años de edad, con desprecio mira a sus padres muertos por una bacteria o un virus; nadie nunca supo que paso en realidad. El solo recordaba que ese infortunio día se enteraría quien era su verdadera madre; una esclava, a lo cual decide vender la hacienda a su tío y se aleja a estudiar a la ciudad de Quito. No le importo dejar atrás todo ya que en realidad eso quería salir de esa maldita hacienda donde le dañaron su alto linaje. Estudiando derecho civil y canónico en la “Universidad Real y Publica Santo Tomas de Aquino”. Donde, posteriormente en el año 1826 se cambiaría el nombre a “Universidad Central de Quito”

En Quito conoció a Leonor en una fiesta, sus padres como mencionamos anteriormente tenían varias tierras incluyendo una casa acomodada en Quito, un cotillón o una tertulia como se decía en aquel tiempo, una fiesta para promover a la alta sociedad a su hija, Amaro quedo encantado con la belleza de distinguida dama y no dudo en cortejarla. Él sabía cómo lisonjear a todos, y la familia no dudo en casarla con distinguido noble.

María tomo a esa pequeña alegando que era una bebé recogida, de una esclava la cual ya no la deseaba. Los esclavos le creen ya que siempre se escuchaba casos así en la barraca, de esclavas que tenían algo con los amos.

Amaro sale de casa talvez para respirar o para desquitarse con alguien.

Leonor baja a la cocina con mucho cuidado para que Amaro no la vea.

–María por favor cuida a mi niña como si fuera tuya, nunca, le faltara nada. Quiero que tenga el nombre de Camila, era el nombre de mi abuela.

-No se preocupe ama ese será el  nombre de ella.

Los años pasaron bastante rápido. Leonor siempre estuvo algo presente con Camila, brindándole una sonrisa, con una vista de reojo, ya que, Amaro le tenía prohibido algún contacto hacia la niña. Amaro por su parte no quería ni mirarla, tenía dicho a María que esa chiquilla estuviera lo más alejado de él.

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