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Novela Taboo


Enviado por   •  31 de Marzo de 2019  •  Trabajo  •  2.766 Palabras (12 Páginas)  •  185 Visitas

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Fue una tarde de junio, el atardecer iluminaba los pasillos, saliendo del aula logró ver un ser hermoso. Sus piernas largas, su trasero levantado, que incluso bajo su falda denotaba un gran tamaño. No es que él sea de mirar a sus estudiantes de una manera lasciva, pero lo bello de su rostro y la sensualidad con la cual movía su cuerpo de un lado a otro hizo que en su cabeza despertaran los más bajos instintos, sabía que no podía mirarla mucho, pero no podía apartar la vista de sus senos bamboleantes al andar, era una estudiante nueva, de eso no tuvo duda, y ahora entre un deseo morboso, y una pasión extraña, moría por tenerla en su clase, justo frente al escritorio del profesor.

Su padre pasó a dejarla al instituto, era su primer día pero solo se presentó en la tarde, estaba nerviosa, en su camino desde la entrada se dirigió hacia los casilleros, abrió el que le habían asignado, con cierta confianza guardó un par de cosas.

En su camino hacia el aula, asignada por su horario, sintió una mirada pegada en su cuerpo, en su caminar, pensó en voltear su cabeza, pero prefirió no darle importancia y continuó con su camino.

En su llegada al aula buscó un lugar que fuese lo más retirado posible, esperando de alguna manera pasar desapercibida. En unos cuantos minutos llegó el profesor, a sus ojos les costaba creer lo que veía, era tan joven, su cabello tan negro como sus ojos, y esos músculos. Aunque su persona no es de las que se dejan llevar por la apariencia, había algo en él que la hacía temblar.

Él sabía que no se equivocaba, tuvo la suerte de tenerla en su clase, un dulce perfume invadía el aula, fue difícil ocultar su sonrisa en la que fuese la más larga y placentera caminata desde la puerta hasta su escritorio, pues la fragancia que invadía sus sentidos le hacía verla de otra manera, no como una estudiante, sino como mujer.

A pesar de su suerte, no todo salió como esperaba. Ella decidió sentarse bastante lejos, tal vez por falta de confianza, tal vez la señorita es tímida, o puede que simplemente no quisiese llamar la atención en su primera clase. En todo caso, el profesor buscaba como verla, se paseaba cerca de su lugar cuando daba su charla sobre los deseos irracionales, así como empezó a desearla a ella.

Su falda se corría, se notaban sus piernas morenas y torneadas, de largo él buscaba si podía mirar aunque fuese un poco debajo de esa falda.

Después de la llegada del profesor su primera clase comenzó, durante la clase ella percibe cierto nerviosismo de su instructor, como si necesitase algo.

Luego de unos 30 minutos de clase, sintió demasiado calor y decidió quitar el primer botón de su blusa, no lo haría de otra manera, pero realmente el calor la sofocaba. Notó que por alguna razón el profesor se veía incluso más inquieto, sudaba y no dejaba la mirada fija en un lugar. Tal vez el calor también le afectaba, pero sus movimientos eran poco singulares. Parecía como si realmente estuviese nervioso.

La joven lo iba a volver loco, el aula es un poco caliente, él parece notar que esto también le afecta a ella, pues pasado un rato se soltó uno de los botones de su blusa, dejando ver un maravilloso escote ¿Qué daría por hacer un camino de besos de su cuello hasta llegar al inicio de su falda?

Los minutos pasan lento, el calor, junto a lo nublada que está la mente del educador por tan bella joven, de piel morena y cuerpo escultural, han hecho que sea una batalla por mantener la compostura y no mostrar reacción alguna ante sus pensamientos.

A su mente llega la idea de pedirle que se quede al final de la clase, para darle la materia y que se ponga al día, tan solo algo normal, aunque así podrá verla más de cerca.

Para ella su profesor esta lo que le sigue a sexy, da gracias a Dios de que no se escuchan sus pensamientos, acaba de notar que sus miradas se cruzan pero la de él baja a su escote, realmente es algo excitante, decide coquetamente quitarse un botón más. -¿Pero? ¿Qué estoy haciendo? –Se pregunta para sus adentros.

-¿Coqueteándole a un profesor? Oh Dios. –La promesa de guardar su virginidad hasta el día de su matrimonio vuelve a su mente. -¿Pero quién va a tener sexo con él? Tu no Lucia, te lo prohíbo.

–Su mente está en una pelea, no sabe qué sucede, pero su instinto le dijo que debía quitar ese botón y lo hizo, ahora cada que él la mira muerde su lápiz coquetamente.

-De verdad quiero ser suya. –En su mente se regaña nuevamente al decir tales barbaridades. Tanto pensar hizo que fuese corta la clase, más con su profesor, al disponerse a salir de última, siente que la toman del brazo, es él.

-¡Mucho gusto Lucía! Necesito que te pongas al día con los trabajos asignados. –Dijo el profesor, viendo discretamente la blusa abierta de su sensual estudiante.

-Seguro, profe Alonso. –Dijo ella dedicándole una sonrisa.

-¡Por poco y se va! –Pensó para si el profesor.

Al final de la clase logró que se quedara para discutir sobre su materia. Pero la cruda verdad es que se muere por tenerla sobre su escritorio. En cuanto terminaba la clase ella se desabrochó otro botón y jugaba con su lápiz en la boca, mientras que ciertas preguntas invadían la cabeza del educador -¿Será que se dio cuenta de mis miradas? ¿Será que estaba coqueteando? No, no puede ser posible.

–Se repetía a si mismo, mientras que en el angelical rostro de la joven no veía ni una pizca de malicia.

Ahora la tenía sentada junto a su escritorio, con sus piernas cruzadas esperando paciente las instrucciones de su instructor, mientras la falda de la señorita volvía a subirse, y en él crecían cada vez más unas ganas enormes de acariciarse la entrepierna. ¿O por qué no? Que lo hiciese ella.

No logra quitar los ojos de su blusa, de su falda y de sus labios, muere por un beso de esos labios color carmín.

Ella en su mente no supera la idea de poner nervioso a un profesor, le subía el ego, pensó que a los únicos hombres que volvía locos era a los de internet, con sus fotos teñidas de sensualidad inocente. Ahora están los dos sentados frente a frente, él revisa unos papeles para no verse ansioso. Mientras que ella empieza a notar una humedad que le recorre por en medio de las piernas.

-¿Le pasa algo profesor? –Preguntó ella con una media sonrisa. –No Luci, no pasa nada, es el calor. -Cierto, hay mucho calor –Dijo ella estirando la frase lo más posible mientras que jugueteaba con su pelo.

-¡Este profesor es irresistible! –Se dijo para si misma. Se acercó para ver los apuntes que él tenía en sus manos, fue inevitable que se vieran frente a frente con solo unos centímetros de cruel lejanía.

-No

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