Mi Novela Escolar
Enviado por chicatano06 • 1 de Junio de 2012 • 15.188 Palabras (61 Páginas) • 6.459 Visitas
Capitulo 1. La conformaciòn del objeto de estudio.
Problematizaciòn de la práctica docente propia.
1.1 La novela escolar y su implicación con el problema docente.
El 6 de diciembre de 1961 nací en la centenaria ciudad de Huatusco, Ver. , un lugar de intensa y exuberante vegetación, en el número 812 de la avenida uno poniente, dentro del ambiente festivo de un 6 de diciembre, en el cual el barrio celebraba la fiesta dedicada a la Virgen de Guadalupe.
Y en medio de todo ese alborozo, llegué a acrecentar la felicidad del matrimonio de mis padres: Javier Barojas Solìs y Luz María Colorado Alvarado. Siendo el primogénito de la familia, tuve la fortuna de contar con toda su atención y cariño durante los tres primeros años de su vida en común, debido a que después llegaron mis hermanos y mis padres dividieron su amor entre los cinco hermanos que conformamos el hogar de la familia Barojas colorado.
Continuando la tradición familiar, recibí como apelativo el nombre de Javier (Francisco, para distinguirme de mi padre), puesto que vine a ser el tercer Javier en la familia Barojas, después de mi papá y de mi abuelo.
Al recordar mi infancia, rememoro que debido a la profesión de mis padres (la docencia), siempre he estado vinculado con el magisterio de una u otra forma, puesto que también mis demás familiares: tíos y primos son maestros.
Así, mis primeros educadores fueron mis propios padres que me inculcaron el amor por los libros y fomentaron en mi conciencia el deseo por conocer cada vez más acerca de las distintas disciplinas del saber humano.
Del mismo modo ocurrió con mis cuatro hermanos y todos hemos pasado por la escuela sin considerarla ajena a nosotros, puesto que la vemos como una continuación de las actividades educativas recibidas en nuestro hogar.
Cuando tuve que ingresar al jardín de niños, al principio, como casi todos los niños, me daba temor el quedarme solo y lloré varias veces, sin embargo, con el correr de los días me acostumbré y después no quería salir del kínder cuando llegaba la hora de marcharme a mi casa.
Fueron dos años los que acudí al jardín de niños “Rujiro Zúñiga” situado a un costado del templo parroquial, en la ave. uno oriente, de Huatusco, Ver. durante mi paso por este centro educativo recuerdo que las actividades que llevábamos a cabo en dicho kínder consistían en hacer dibujos o planas de palitos, bolas, etc., seguir el contorno de ciertas figuras o trazos y recortarlas, además de salir a visitar lugares públicos y oficinas de gobierno, todo con el fin de estimular la motricidad gruesa y fina y despertar el interés y la curiosidad por aprender a leer y escribir, tal y como veíamos que lo hacían los niños que ya asistían a la escuela primaria.
De acuerdo con la época en que cursé la educación básica (1968-1974), la perspectiva de enseñanza no tendía hacia la globalizaciòn sino que era un estudio aislado, independiente y especializado de las asignaturas comprendidas en los programas de esa época.
Puedo decir que, entre los defectos de la enseñanza sistematizada por asignaturas cuya influencia recibí, fueron los siguientes:
• No había coherencia entre las diversas actividades que realizábamos.
• Existía poco contenido de la enseñanza en relación con los intereses fundamentales que teníamos como niños, y su evolución.
• Las lecciones eran muchas, con temas y finalidades totalmente diversos
• La división de las asignaturas se hacía sin tomar en cuenta el proceso del pensamiento en el niño.
• Existía un predominio de las asignaturas que podían enseñarse por procedimientos verbales
• Faltaban ejercicios que nos motivaran a la actividad personal y espontánea.
Y es que la sistematización se empeñaba en abordar sucesivamente las diversas materias de enseñanza, en agotarlas por completo y no volver a ellas jamás, en mostrar las piezas sueltas de un mecanismo que los niños no veíamos nunca en actividad.
Por lo que respecta a la lectura, se tomaba una lectura que servía de base para afirmar las letras y signos y su correcta pronunciación; se atendía a la lectura de rapidez más que al hecho de que el alumno comprendiera lo que leía.
Posteriormente, pasé a estudiar a la escuela primaria urbana “Juana de Asbaje”, en la ave. , cuatro oriente, también de Huatusco, Ver.
Esta era una de las tres escuelas urbanas con las que contaba la ciudad y en ella laboraban mi mamá y mis tías, por lo cual no tuve ningún temor para adaptarme a la mencionada escuela primaria.
La institución contaba con seis salones en la planta baja y cinco en la parte superior, además de la dirección, los baños y una escalera dividida por un descanso, en la cual nos deslizábamos por su barandal durante el recreo. Contaba también con una cancha para basquetbol, de cemento, la cual era rodeada por los salones y una barda muy alta que cercaba la escuela por el sur y el oriente.
Los salones contaban con mesabancos binarios de madera y otros con mesas y sillas individuales, tenían una buena iluminación, aunque el sol era, a veces, un problema debido a que calentaba mucho y los niños teníamos que soportar casi medio día en un calor insoportable, lo cual nos obstaculizaba para realizar los trabajos de la clase.
El primer grado lo cursé con la profesora María Luisa Colorado Alvarado (mi tía), y con ella aprendí a leer y escribir a través del método silábico y los libros de texto gratuito “de la patria”, como mejor eran conocidos por tener una imagen de una muchacha sosteniendo una bandera y simbolizando a la patria.
Dichos libros de texto eran los que se utilizaban en el año de 1968 en la escuela primaria. Sin embargo, debo mencionar que desde antes de ingresar a la escuela primaria ya conocía las letras y tenía muchos deseos por aprender, debido a que me compraban cuentos y revistas de Walt Disney, Tarzán, Batman, etc., de la Editorial Novaro, y yo quería saber lo que decían dichas historietas, por lo que creo que eso me facilitó el aprendizaje de la lectura y la escritura, además de contar con el apoyo de mis padres que también, como ya lo mencioné, eran maestros de primaria.
Cuando pasé al segundo grado tuve como profesora a otra tía: Concepción Colorado Alvarado y el transcurrir en el segundo año de primaria fue como una continuación y reafirmación de lo aprendido en primer grado.
En el tercer grado, mi maestra fue mi mamá, Luz María Colorado de Barojas y con ella tuve más problemas para la realización de los trabajos, puesto que era muy estricta conmigo debido a que no quería que pensaran que por ser su hijo me daba preferencia, aunque
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