Opinión "el olvido que seremos"

INSTITUCIÓN EDUCATIVA

“Gabriel Correa Vélez”

Memorias resistentes al paso del tiempo

Sara Benjumea Ocampo

Esta obra es un fiel reflejo de la realidad social a través del amor incondicional y el silenciamiento de aquellos que pretendían ser escuchados. El autor logró una escritura rica, haciendo un uso del lenguaje que hace de ella un trabajo a destacar. Incluye tradiciones, sentimientos, política, hechos históricos, actos inhumanos y conflictos. Héctor Abad Faciolince nos adentra en los espacios más íntimos de su familia, haciendo énfasis en la persona que más amaba en el mundo, su padre, un fuerte defensor de los derechos humanos y radicado en el campo de la salud, quien muere trágicamente por causa del conflicto político que se presentaba en ese período, lo que ocasiona una profunda tristeza en el autor y lo lleva a escribir este libro para que su memoria no quede en el olvido, o por lo menos se prolongue su recuerdo.

Para completar, creo que el  libro recobra el alma que representa la defensa de la vida, de las ideas en un país que como el nuestro sólo ha sabido callar con balas a sus mejores ciudadanos. Me gustó porque es diferente a todos los que he leído, sostiene la esencia antioqueña, nuestro cómico dialecto,  al mismo tiempo de criticar e informar de manera dura muchos de los factores problemáticos.

Y a parte de todo, qué mejor forma de demostrar el inmenso amor hacia la familia que fijándolos al recuerdo mediante la perfecta creación de las frases más sinceras.

Creo que Héctor Abad Gómez fue uno entre tantos seres concisos y conscientes, de aquellos que entendían a la perfección de qué manera podríamos mejorar nuestra sociedad, alguien comprensivo y sin intereses egoístas al cual nunca se le brindó la oportunidad de realizar actos que podrían aumentar la probabilidad de que algún día viviéramos en equidad. De una manera triste y  ruda fue asesinado, todo por causa de los ineptos e ignorantes grupos armados y de algunas personas desquiciadas que sólo pensaban en el bienestar individual, y que no aceptaron el triunfo de su semejante. La amenaza que algunos sintieron al analizar la habilidad que poseía él respecto al mejoramiento de muchas vidas, los invadió con tanta fuerza que les causó alivio la muerte de una de las personas colombianas más cuerdas en esa época.

Pienso que escribirla fue un acto muy valiente y  apropiado, pues si no tenemos el recuerdo sobre los hechos que han abrumado a nuestra sociedad y que han oprimido la libertad de pensamiento, estaremos condenados a que la memoria muera y se repitan estos hechos lamentables.

Considero que el autor nos brinda una inteligente visión social como se puede evidenciar en muchos de sus párrafos sensatos y reflexivos:

“Desde que crecí les rehúyo a los grupos, a los partidos, a las asociaciones y manifestaciones de masa, a todas las gavillas que puedan llevarme a pensar no como individuo sino como masa y a tomar decisiones, no por una reflexión y evaluación personal, sino por esa debilidad que proviene de las ganas de pertenecer a una manada o banda” (p.27)

“No soportaba la falta de libertad y tampoco las dictaduras, ni siquiera la del proletariado, pues los pobres en el poder, al dejar de ser pobres, no eran menos déspotas y despiadados que los ricos en el poder” (p.49)

Uno de nuestros mayores problemas es que algunos somos débiles, en mayor razón cuando a dinero y poder se refiere y sobre todo si esto llega luego de unas costumbres humildes, en momentos inconscientes no nos resistimos al dinero y con el paso del tiempo elevamos nuestros intereses convirtiéndonos en personas totalmente diferentes.

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