Thomas Hobbes - Leviatán
Enviado por Siugey Gutiérrez • 19 de Septiembre de 2017 • Reseña • 1.879 Palabras (8 Páginas) • 344 Visitas
Curso: CP 2412
INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO POLÍTICO
Docente M.Ph. Karla Vargas Vargas
Estudiante Siugey Gutiérrez García
B43181
Thomas Hobbes - Leviatán.
- Resumen.
El artículo de Javier Bonilla basado en la obra de Hobbes analiza la fundamentación de un orden específicamente político, origen a su vez del orden social y del orden jurídico. Además el autor profundiza en la teoría de la autorización como interpretación del lugar de la soberanía en Hobbes y se discute el estatuto problemático del contrato dentro de la construcción del Leviatán. En especial se analiza el problema de la transferencia de poder y de derechos en el pacto constitutivo.
En la obra se hace referencia al orden social como las regularidades de las conductas individuales y sociales basadas en la vigencia de normas sociales pertenecientes a la estructura social misma; y al orden jurídico como el basado en las normas jurídicas que superponen a la normatividad social. El orden hobbesiano es caracterizado como un orden esencialmente político basado en una instancia de autoridad.
Hobbes rechaza las modalidades tradicionales de establecer el orden político y su nueva concepción está basada en una construcción artificial. Presenta dos preocupaciones diferentes, la primera a nivel práctico sobre la cuestión de la paz y, especialmente, la cuestión de la paz en Inglaterra. La segunda a nivel teórico y trata de producir una explicación racionalista de la vida y conducta humanas.
En la obra se hace fundamental la búsqueda de las condiciones en las que resultaría posible una sociedad política, a la vez legítima y estable, capaz de garantizar condiciones de vida armónicas para todos.
Pero Hobbes no se basa solamente en la búsqueda de la paz como oposición a la guerra, sino de enfrentar la guerra como guerra civil. La frontera entre la paz y la guerra civil es también una frontera entre sociedad y naturaleza y, en consecuencia, más o menos una frontera entre lo humano y lo que no lo es.
El problema fundamental de la obra de Hobbes es el concebir una sociedad en la que la aparición de la guerra resulte imposible. Propone un modelo de orden político capacitado para garantizar la paz, característica del orden cuyos fundamentos y legitimidad resulten innegables. Hobbes imaginas las características de ese orden político como garantes de paz.
Hobbes considera dos los problemas políticos que amenazan el orden político. Uno de ellos es la contradicción entre la Corona y la sociedad civil representada en el parlamento, y el otro a las posturas antimonárquicas (presentes en la época).
El autor de Leviatán muestra una concepción estrictamente antinaturalista y propicia la construcción de un “hombre artificial”. La naturaleza es imaginada por Hobbes como una “techné” mediante la cual Dios gobierna el mundo, y la naturaleza del hombre aparece claramente reducida a una imitación del arte del hombre. Otro de los argumentos de Hobbes es contra las pretensiones eclesiásticas y asegura que el ámbito terrenal no existe otra autoridad que la del Estado.
El origen de todas las sociedades grandes y estables ha consistido no precisamente en una buena voluntad de los hombres, sino en el miedo mutuo de todos entre sí.
Hobbes pretende crear unas condiciones que eviten ese enfrentamiento y que alguien mande por la fuerza. En el estado de naturaleza no hay normas que indiquen el bien y el mal que sí existe en el orden artificial, y para establecer esas normas debe existir una autoridad que considere sobre lo que está bien y lo que está mal.
- Desarrollo de un tema: El orden natural
Alejandro A. Tagliavini hace referencia al tema de “El orden natural de la sociedad” y expone que el ser humano es parte de un orden natural, donde tiene naturaleza social basada en el principio de crecimiento, supervivencia, y en su necesidad de relacionarse, más allá de sus limitaciones. Debido esto, existe un orden social que funcionará apropiadamente siempre y cuando no sea entorpecido. El autor utiliza la violencia como ejemplo de factores que entorpecen ese orden natural. Todo esto, implica acciones y relaciones de tipo material.
Esas relaciones responden siempre al orden natural, “ya que está dirigido al bien en cuanto que es ordenado por excelencia, en cuanto que sus leyes ocurren espontánea pero inevitablemente y demás características” (Tagliavini, 2005).
Tagliavini habla de dos tipos de mercados: el mercado natural y el mercado clásico. El primer tipo de “mercado” cree en “la existencia de autoridad moral, entre otras cosas, por cuanto el valor, en última instancia, es un hecho objetivo que responde al orden natural, ya que si alguien valora el arsénico como alimento (algo contrario a la naturaleza), terminará desapareciendo, y con él este valor subjetivo” (Tagliavini, 2005). El segundo supone que “cada uno hace lo que quiere” (Tagliavini, 2005). Este mercado clásico admite la búsqueda del bien material y es capaz de explicar la eficacia de la economía, entre otros temas. Pero no puede explicar otros asuntos. El autor explica fácilmente que este último tipo de mercado es capaz de explicar, relativamente, el mejor modo de 'desarrollo' del mercado, pero no puede explicar su principio y su fin.
Y a pesar de estar inmersos en un sistema altamente afectado por el Estado, la influencia moral sigue siendo considerable.
Jesús Hernández Reynés desarrolla un artículo sobre “Lo natural y lo artificial en Aristóteles y Francis Bacon. Bases para la tecnología moderna”. Según Hernández (2009), Aristóteles hace una distinción entre lo natural y lo artificial, y observa la misma en varios lugares. Aristóteles no define claramente lo natural, sino que usa la expresión más adecuada de “ser por naturaleza”; y es precisamente este planteamiento el que orienta el tipo de respuesta que se busca. “En la psicología evolutiva piagetiana se estableció en su momento que, en la denominada ‘etapa preoperatoria’ del niño, el artificialismo, es decir, la creencia de que todo está fabricado, coexiste con el animismo y con el realismo. La característica confusión infantil entre realidad y fantasía es solidaria de la incapacidad operacional o lógica. En este nivel, no se es capaz de discriminar la riqueza de planos implícita en el hecho de no sólo ser, sino de ser por” (Hernández, 2009, p. 291). Para distinguir entre natural y artificial no basta con aceptar lo que simplemente es, sino que se debe poder atender la causa de lo que realmente es.
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