Un secreto del Alma

Un secreto del Alma.

Desde que era muy pequeña fui retraída, nerviosa y creo que por eso nunca hice muchos amigos. Tenía una amiga, se llamaba Alma, su optimismo me hacía entender y apreciar lo que me rodeaba. Con esto último, me refiero a mi rutina, la cual, consistía en vivir bajo constantes visitas a la doctora Fernández y tomar a diario muchos medicamentos.

Hoy me toca ir a la consulta con doctora, como era de costumbre, me pregunto, como me había sentido y si me había tomado los medicamentos, yo conteste que me sentía mejor y que, si, me tomaba mis medicamentos. Ella aun así decidió cambiarlos y me cito para la próxima semana. Por un minuto, sentí que la doctora se preocupaba mucho de mí y eso era extraño.

Cuando íbamos saliendo de la consulta, note un ligero atisbo de preocupación en la cara de mi madre. Yo, me sentía bien y no entendía aquella preocupación. A ella no le gustaba para nada la amistad que mantenía con alma, pero mi madre sabía que yo desde pequeña disfrutaba su compañía.

Ya era de noche cuando llegamos a casa, mi madre preparó la cena y apenas termine, me dirigí hasta mi dormitorio. Estaba a punto de acostarme, cuando Alma vino a mi casa. Esa noche hablamos mucho y hasta muy tarde. Estábamos en eso cuando mi madre, muy enojada, entró de improviso a mi dormitorio y sin siquiera saludar a Alma, me dio los nuevos medicamentos y se fue. Alma se sintió muy molesta y optó por marcharse.

Al otro día dormí hasta tarde, como últimamente no asistía al colegio, nadie me apuraba. En esos días, mi mejor compañía era el reloj. Con el esperaba el desayuno, almuerzo, cena, la visita de Alma y veía como se terminaba el día. Pero de ahí en adelante, Alma no vino a verme más. Inferí que lo de anoche le había molestado demasiado.

Pasó una semana y volví, con mi madre, a la consulta de la doctora. Esta mencionó que había mejorado, así que debía tomar una vez al mes mis medicamentos y asistir a su consulta, solo cuando me sintiera mal.

Cuando llegue a mi casa, era tarde, venía desanimada, me sentía sola y desesperada, en un arrebato, decidí encerrarme en mi dormitorio y bote mis medicamentos. En la madrugada sin poder dormí, recibí la visita de Alma, yo estaba feliz, pero ella estaba distante, me dijo que esta amistad no funcionaría, si yo no ponía de mi parte. Luego, me grito que yo era una loca, la cual fue fácil de engañar con una “amistad”, que tenía otro propósito. Yo no entendía nada. Luego extrañamente, se fue por la ventana, me dijo ayúdame y fui. En un segundo me vi cayendo. Luego estaba en el césped. Me paré cansada y observé mi cuerpo inmóvil, junto a este, estaba mi madre, acompañada por Alma. Ahí me di cuenta que esta, tenía todo planeado y su próxima víctima sería mi madre.

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