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ANTECEDENTES DE LECTURA


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2012  •  2.169 Palabras (9 Páginas)  •  1.855 Visitas

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ANTECEDENTES

COMIENZOS DE LA LECTURA VELOZ.

A. APORTES CIENTÍFICOS.

A principios del siglo XX, la feliz conjunción de nuevos conocimientos determinó la posibilidad de recrear viejos hábitos de lectura lenta.

Las investigaciones neurofisiológicas arrojaban nuevas luces sobre los mecanismos de percepción visual. Los gabinetes de psicología experimental descubrían las leyes gestálticas (Wertheimer, Kofka) –Tomado del folleto explicativo de ILVEM-.

La nueva pedagogía (Decroly, Piaget) estructuraba los primeros métodos de enseñanza global.

Se había probado que aunque la actividad intelectual procedía de lo simple a lo complejo, el niño captaba totalidades con un sentido plenamente sincrético.

Seguir enseñándole la lectura con base a las articulaciones del lenguaje hablado constituía evidentemente una rémora.

En los comienzos de la década de los 30, ya la Sra. J. L. Anderson señalaba, en su célebre tesis, la importancia de las investigaciones sobre percepción visual realizadas por medio de aparatos muy especializados. Experimentos precisos demostraban que los movimientos del ojo son discontinuos, que para leer recorre la línea en una serie de saltos y pausas. La lectura solo se produce durante las pausas. Esas pausas son irregulares en cuanto a número y duración, variando según los individuos y también según las características del material de lectura.

Las primeras conclusiones a partir de los trabajos de la Sra. Anderson ya entreveían la posibilidad de impartir mejores hábitos de lectura a cada individuo, disminuyendo el número de sus pausas por línea. El ojo podía ser educado para aprovechar también su mayor campo de percepción.

Esta perfección de métodos podría ser alcanzada a condición de desarrollar la capacidad de lectura visual silenciosa, es decir, sustituir la lectura articulada (introauditiva) por una lectura mental directa.

Se fueron desarrollando nuevas técnicas por esa senda promisoria.

Antes de la segunda guerra mundial si un observador no informado hubiese asistido a una sesión de trabajo en el F.B.I. (Federal Bureau Ivestigation), seguramente se hubiera sentido desconcertado. El material documental microfilmado se proyectaba para información de los miembros a una velocidad de pasaje que lo tornaba ilegible para el hipotético observador. Es que el personal del F.B.I., se encontraba entre los primeros adiestrados con las nuevas técnicas de Lectura Veloz, técnicas que se fueron perfeccionando y utilizando cada vez con mayor frecuencia en distintos ámbitos de actividad profesional, científica y cultural.

B. SE CREA EL MÉTODO ILVEM

En 1960, dos jóvenes hermanos y estudiantes, Horacio Krell y Arnaldo Krell, se plantearon una interrogante que los llevaría posteriormente a desarrollar un sistema de superación personal, que tendría como soporte el mejor aprovechamiento de los recursos mentales.

Observaron que la ecuación HOMBRE-TIEMPO, que permitió a nuestros mayores una razonable adecuación en sus actividades de trabajo-estudio-descanso y placer, se estaba alterando dramáticamente para el hombre moderno.

Si el día tiene 24 horas y esto es inalterable, la producción del conocimiento científico y su expresión en el crecimiento geométrico de libros y publicaciones, la complejidad y aceleración de las comunicaciones que generaron un mundo global e interconectado en tiempo real; plantearon un problema complejo: la adecuación del hombre moderno a esta nueva realidad.

Por otro lado, los jóvenes investigadores descubrieron que la revolución tecnológica no produjo una transformación similar en el crecimiento de los recursos humanos y en el mejoramiento de los sistemas educativos. Por el contrario las capacidades humanas y los sistemas educativos se mantuvieron constante o bien involucionaron.

Pese a ello, los avances extraordinarios realizados en las investigaciones de la psicología experimental demostraron que el hombre utilizaba solamente entre un 10 y un 15% de sus capacidades potenciales. Sin embargo el sistema educativo formal se mantenía impotente para diagnosticar el problema y por ende para tomar las medidas correctivas.

La escuela no experimentó sobre sí misma los avances tecnológicos modernos y quedó fijada en un tiempo pasado. Mientras las nuevas realidades exigen poner el acento en la productividad del conocimiento, en el qué y cómo hacer, el sesgo enciclopedista de la educación se sostiene en el qué y cómo decir, pero sin aportar los instrumentos para encarar esta situación.

A través de estas observaciones, los doctores Horacio y Arnaldo Krell diseñaron el método de lectura veloz que pretendió concretar en forma simultánea varios objetivos fundamentales, siendo el más importante: potenciar el uso de las facultades mentales innatas, retornando al sentido tradicional de la educación como “desarrollo de esas capacidades”, priorizándolo ante el moderno, que privilegia la acumulación de la información.

Para ello desarrollaron un programa de gimnasia mental y sensorial.

Consideraron que así como los músculos pueden entrenarse mediante la práctica dirigida, por analogía se pueden obtener excelentes resultados aplicando esos principios a nivel mental.

Con el conocimiento que ya tenían acerca de métodos de lectura veloz, que se empleaban con éxito en diferentes países, se interesaron por la idea y la pusieron en práctica a nivel personal. Al poco tiempo, compañeros de estudios, al observar los resultados obtenidos por ellos, se interesaron en el sistema y comenzaron, así, en forma doméstica, a difundir los conocimientos adquiridos.

Así nació el Instituto de Lectura Veloz y Memoria (ILVEM). Esta institución se ha desarrollado rápidamente, a punto tal que cuenta en la actualidad con representantes en distintos lugares del mundo, reeditando al mismo tiempo la eficacia de los cursos a distancia por correspondencia.

Además de diseñar el método de lectura veloz, ellos dedicaron una gran atención a los métodos de trabajo intelectual. Consideraron que diferentes técnicas producen diferentes resultados y que con el tiempo se traducen en buenos o malos hábitos de estudio.

Estudiaron el proceso intelectual, mediante una dinámica que analiza la RECEPCIÓN (ingreso de datos del mundo externo), el PROCESAMIENTO (selección y memorización de la información relevante), la EXPRESIÓN (la devolución de la información) y la APLICACIÓN (el uso inteligente y creativo del conocimiento adquirido).

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