Abenjacan El Bojari Muerto En Su Propio Laberinto

Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto

Aquellos que en algún momento hayan leído algún libro, ensayo o cuento de Jorge Luis Borges, sabrán que uno de los conceptos al que recurre en una mayoría de sus textos es al laberinto. Figura literaria y fantástica capaz de sugerir tantas cosas jamás se ha conocido, para entender mejor el concepto de laberinto recurriremos al máximo organismo de la lengua española, la Real Academia Española, que define el laberinto como: “Lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida.”. En el cuento “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”, de “El Aleph”, Borges vuelve a hacer del laberinto el personaje principal, y esta vez, hacer de él un oxímoron, ya que resulta bastante contradictorio un rey que muere en el que fue su laberinto.

La historia del cuento de “El Aleph” es una historia enmarcada, que aunque el tema principal a tratar es la historia del rey árabe Abenjacán y la traición a su visir, se vive en paralelo una narración y examinación de la misma historia por parte de Dunraven y Unwin. Es difícil parafrasear una historia de Borges, y hacer entender en toda su amplitud al público, ya que cada palabra, frase y oración de un cuento de Borges son tan perfectos e inequívocos, y tan complejos en su ser, que el resumir, o inclusive, cambiar una sola palabra en la historia puede implicar un gran cambio del contexto, y del objetivo final que le dio Borges a su narración. Aun así, nos es necesario reproducir unas partes del cuento “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”, para aquellos que no han tenido la oportunidad de leerlo, como ya se ha dicho, Dunraven y Unwin son los personajes que traen a flote la historia de Abenjacán, un rey que huye de la guerra, que logra escapar con su visir, Zaid, un esclavo y un gran tesoro en sus manos, cabe destacar, que Abenjacán es un hombre valiente y temerario, mientras que el visir es un cobarde, que toda su vida se ha caracterizado por ser esquivo al peligro.

En un arrebato de codicia, mezclada por la extraña imagen de un sueño, Abenjacán mata a Zaid, para quedarse él con todo el tesoro, el alma del visir en pena promete vengarse del aclamado rey, amenaza que conlleva a largos años de persecución por parte del primo del gobernante al mismo Abenjacán. El ex rey, de algún reino cercano al Nilo, erigió un laberinto en la ciudad de Dunraven, Pentreath, este estaba escoltado por un León y el esclavo, que estaban esperando, claramente, que el alma de Zaid apareciera en son de venganza, cosa que pasó después de largos años de espera, cuando apareció el “alma errante”, logrando así matar al león, al esclavo y a Abenjacán, “Rey de Babel”. Esta es la versión de la historia que divulga el rector de la escuela de Dunraven, que cuenta que antes de morir Abenjacán lo visitó, advirtiéndole que Zaid había llegado al pueblo. Hay que resaltar un aspecto relevante en la muerte del Bojari, del esclavo y el león, ya que los tres habían perecido tras ser sus caras destrozadas, de la misma manera

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