Actividad_Integradora_Literatura. “El dilema de Bertha”

Universidad autónoma de nuevo león

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Preparatoria NO. 12

Actividad de Integradora

LITERATURA

30-agosto-2016

Cadereyta Jiménez, Nuevo León

                                        “El  dilema de Bertha”

Bertha Esquivel no se encontraba en lo que ella misma denominaría como “su mejor momento”, las bolsas debajo de sus ojos ponían en evidencia que había estado trasnochando últimamente y su mirada se perdía en algún punto en el vacío, pensando en Alfredo y lo que este le había notificado hace casi una semana atrás, “Elena es una inconsciente”, se repetía para sus adentros, “Como es posible que, siendo ella un apersona sin necesidades económicas, le esté quitando el pan de la boca a mi hijo, un joven que no le ha hecho nada” y su angustia no hacía más que crecer como la marea, amenazando con ahogarla si no salía a tiempo del agua… pero es que por más que le diera vueltas en su cabeza, no encontraba una salida a ese gris laberinto.

Alfredo ignorante de lo que verdad pudiera ocasionar, le había dicho todo a Bertha. Como su esposa le quitaría todo el dinero para pagar los estudios de Amelia, y que estaba legalmente obligado a soltar el dinero, como Alberto quedaría desamparado y solo alcanzaría para pagar el hospital, y nada más.

Bertha se sentó en una esquina de la habitación de Alfredo con la cabeza entre las rodillas, y con la manga de aquel saco marrón que Alfredo le había regalado por su aniversario, seco las torrentosas lágrimas que corrían por sus mejillas. Permaneció ahí inerte hasta el amanecer, la angustia era tal que casi podía palparla. ¿Qué sería de ella y de su hijo ahora? Hace años cuando conoció a Alfredo, él no le dijo que estaba casado y tenía una familia hasta la tarde en la que Bertha le dijo que estaba esperando un hijo suyo. Esa noche se acurruco sola en su cama y sus sollozos llenaban la habitación. Al día siguiente le informo a Alfredo que continuaría con su embarazo y conservaría a su hijo independientemente de lo que él le pidiera. El había reaccionado lo mejor de lo que ella esperaba  “nunca te pediría que te deshicieras de un hijo nuestro” y  después  “Mi esposa me ha pedido el divorcio”.

Después de que él se separase de su esposa, se mudó con Bertha para acompañarla durante su embarazo y con el paso de los años, el  niño creció bien. Ahora, después de más  de 18 años, su situación familiar caía de picada, los años  los cambiaron a ambos, a Bertha y Alfredo.

Con la llegada de la mañana también se alza una nueva resolución  en Bertha, sacaría las garras contra quien fuera para procurar lo mejor para su hijo. Sabía  que Alfredo tenía unos cuantos ahorros en una caja fuerte en la casa, de la cual sabia la combinación. Empaco sus principales  pertenencias y las de Alberto, tomo el dinero de la caja y se dispuso o marcharse; camino por la banqueta hasta encontrar un teléfono público desde el cual le llamo a su hijo para que pasara por ella y que le explicaría después.

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