Agua Que Huele A Resinas
Enviado por lena • 22 de Julio de 2011 • 822 Palabras (4 Páginas) • 1.483 Visitas
AGUA QUE HUELE A RESINAS
México:
en el eco de tus montañas hay fatiga,
hay cansancio en la hierba.
en el canto de las aves hay protestas,
y hay tristezas en la oscura suavidad de la espesura.
La inconformidad se siente en la llanura.
los rencores se acumulan en los cardos,
y en la oquedad de los troncos
el odio se acuclilla.
El arado se traba entre los surcos.
la mano de mi hermano va empuñada,
con los ojos clavados en la tierra
y el pensamiento metido en las entrañas.
Tienen sed de justicia sus anhelos inciertos,
tienen sed de esperanzas hasta los mismo muertos;
y la justicia comodina y ciega.
va arrastrando en hilangos la codicia.
¡Así cantan los poetas.
así van hilvanando sus ilusiones huecas!
!Yo les pido que canten suavemente.
pero que canten a los pájaros y a las flores,
que no canten para mí, que no me falta su canto.
El que hablaba era un hombre enflaquecido
con la piel enjuta hasta los huesos
y los pies partidos por el Iodo.
¡Yo no quiero -decía-, los versos del poeta,
tengo sed de justicia y de verdades!
Cuando un perro se muere por falta de tortillas,
lo arrastra la barranca,
y de esa agua que corre, se llenan las tinajas.
No tenemos farmacias.
tenemos curanderos,
que quitan los dolores
con hierbas y milagros.
Son muy grandes las tierras
y son grandes los potreros
es buena la cosecha, pero es grande la colmena.
El río se va secando igual que las resinas,
y se va secando el hambre, igual que la fatiga;
pero de mis pesares no repartimos quejas,
yo sólo tengo una; el canto del poeta.
En el tiempo del tiempo
llegan a este pueblo los hombres del Partido
alborotando gente,
quieren que todo el pueblo, en un solo estallido,
aumenten más el triunfo del hombre prometido.
Y en toda esa alegría del aplauso candente,
la tristeza se esconde, y tiene fiesta mi pueblo,
fiesta para los perros, y fiesta para mi gente.
Hoy que vuelvo a mi pueblo, encontré las promesas,
entre las mismas cosas y con las mismas quejas.
Promesas de esos hombres que no fueron cumplidas
y que se fueron quedando como cosas perdidas.
¡Nada cambió en mi pueblo!
¡Están los mismos anhelos y están los mismos quejidos!
¡El mismo sol inclemente y el mismo canto del grillo!
Encontré en el basurero el mismo olor de los cerdos,
las mismas moscas picando sobre los huesos de un perro.
Y los atajos polvosos y el cansancio del arriero
pisando con sus huaraches la tierra del hormiguero.
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