Ami El Niño De Las Estrellas
Enviado por pachomm • 12 de Septiembre de 2013 • 6.121 Palabras (25 Páginas) • 389 Visitas
AMI EL NIÑO DE LAS ESTRELLAS
aguas. ¿Y si Ami fuera un ser perverso disfrazado de niño, hablando de bondad
para obtener mi confianza?... ... ... ¡No! No podía ser... ... ... ¿Raptado por una
nave extraterrestre?...
En esos momentos apareció ante mis ojos un espectáculo terrorífico:
debajo del agua un resplandor amarillo verdoso comenzaba a ascender
lentamente, luego asomó una cúpula que giraba, con luces de muchos colores...
¡Era verdad! ¡Yo estaba contemplando una nave de otro mundo! Después
apareció el cuerpo del vehículo espacial, ovalado, con ventanillas iluminadas.
Emitía una luz entre plateada y verde. Fue una visión que no me esperaba, sentí
verdadero terror. Una cosa es hablar con un niño... ¿Niño?... con cara de bueno...
¿máscara?... y otra cosa es estar parado solo, en una playa, en la oscuridad de la
noche y ver aparecer una nave de otro mundo... un “ovni” que viene a buscarlo a
uno, a llevárselo lejos... Olvidé al “niño” y todo lo que me había dicho. Para mi
aquello se transformó en una maquinaria infernal, venida quién sabe de qué
sombrío mundo del espacio, llena de seres monstruosos y crueles que venían a
raptarme. Me pareció de un tamaño mucho mayor que el del objeto que yo había
visto caer unas horas antes.
Comenzó a acercarse a mi, flotando a unos tres metros por sobre las
aguas. No emitía ningún sonido, el silencio era espantoso, y se acercaba, se
acercaba irremediablemente. Quise salir huyendo. Hubiera deseado no haber
conocido jamás a ningún extraterrestre, quería volver el tiempo atrás, estar
durmiendo tranquilo cerca de mi abuelita, a salvo, en mi camita, ser un niño
normal y vivir una vida normal. Eso era una pesadilla; no podía correr, no podía
dejar de mirar a ese monstruo luminoso que venía a llevarme... tal vez a un
zoológico espacial...
Cuando estuvo sobre mi cabeza, me sentí perdido. Apareció una luz
amarilla en el vientre de la nave, luego un reflector me encandiló y supe que
estaba muerto. Encomendé mi alma a Dios y decidí abandonarme a su Altísima
Voluntad...
Sentí que me subían, que yo iba en una especie de ascensor, pero mis pies no
estaban apoyados sobre cosa alguna. Esperé ver aparecer aquellos seres con
cabeza de pulpo y ojos sanguinarios y sanguinolentos...
De repente, mis pies se posaron sobre una superficie mullida y me vi
parado en un recinto luminoso y agradable, alfombrado y con paredes tapizadas.
Ami estaba frente a mi, sonriendo con sus grandes ojos de niño bueno. Su mirada
logró calmarme, volviéndome a la realidad, a esa realidad hermosa que él me
había enseñado a conocer. Puso una mano sobre mi hombro.
- Calma, calma; no hay nada malo
Cuando pude hablar sonreí y le dije:
- Me dio mucho miedo
- Es tu imaginación desbocada. La imaginación sin control puede matar de
terror, es capaz de inventar un demonio donde sólo hay un buen amigo, pero sólo
se trata de nuestros monstruos internos, porque la realidad es sencilla y hermosa,
es simple...
- Entonces... ¿estoy en un “ovni”?
- Bueno, “ovni” es un objeto volador no identificado. Esto está plenamente
identificado: es una nave espacial; pero podemos llamarle “ovni” si quieres, y a mi
puedes decirme “marciano”.
- Se me fue completamente la tensión cuando reímos.
- Ven, ven a la sala de mandos – me invitó.
Por una puerta pequeñísima y en arco pasamos a otro recinto, tan bajo de
techo como el que abandonábamos. Ante mi apareció una sala semicircular
rodeada de ventanas ovaladas. En el centro había tres s
illones reclinables frente a
unos controles, y varias pantallas casi recostadas sobre el piso. ¡Aquello era como
para niños! Tanto los sillones como la altura del salón. Allí no hubiera cabido de
ningún modo un adulto... Yo podía tocar el techo levantando el brazo.
- ¡Esto es fabuloso! Exclamé entusiasmado. Me acerqué a las ventanas
mientras Ami se acomodaba en el sillón central, frente a los controles. Tras los
vidrios pude ver a lo lejos el resplandor de las luces del balneario. Sentí una leve
vibración en el piso y el pueblo desapareció. Ahora solo veía estrellas...
- Oye, ¡¿Qué hiciste con el balneario?!
- Mira hacia abajo – respondió Ami.
Casi me desmayo: estábamos a miles de metros de altura sobre la bahía.
Se veían todos los pueblos costeros de la zona, el mío se encontraba allá abajo,
muy abajo. ¡Habíamos ascendido kilómetros en un instante y yo no tuve ninguna
sensación de movimiento!
- ¡Super, super bueno! – Mi entusiasmo crecía, pero pronto la altura me
produjo vértigos.
- Ami...
- Dime.
- ... ¿Esto no se cae?
- Bueno, si a bordo hubiera una persona que ha dicho mentiras, entonces
los mecanismos podrían fallar...
- ¡Bajemos entonces, bajemos!
Por sus carcajadas supe que bromeaba.
- ¿Nos ven desde abajo?
- Cuando esta luz se enciende – señaló un óvalo sobre el tablero de
comandos – quiere decir que somos visibles. Cuando está apagada, como ahora,
somos invisibles.
- ¿Invisibles?
- Igual que este señor sentado a mi lado – indicó hacia un asiento vacío
junto a él. Me alarmé, pero sus risas me hicieron comprender que se trataba de
otra de sus bromas.
- ¿Cómo haces para que no nos vean?
- Si una rueda de bicicleta está girando rápido, sus rayos no se ven.
Nosotros hacemos que las moléculas de esta nave se muevan rápido...
- Ingenioso, pero me gustaría que nos vieran desde abajo.
- No puedo hacerlo. La visibilidad o invisibilidad de nuestras naves cuando
están en los mundos incivilizados, se efectúa de acuerdo al “plan de ayuda”. Eso
lo decide un “computador” gigante situado en el centro de esta galaxia...
- No entiendo bien.
- Esta nave está conectada a ese “super-computador” que decide cuando o
no podemos ser avistados.
...