Ami El Niño De Las Estrellas
Enviado por suanto • 31 de Agosto de 2013 • 12.145 Palabras (49 Páginas) • 476 Visitas
PARTE PRIMERA
Capítulo 1
Primer encuentro
Comenzó una tarde del verano pasado en un balneario de la costa donde
vamos con mi abuelita casi todos los años.
Esa vez conseguimos una casita de madera. Tenía muchos pinos y boldos
en el patio, y por el frente, un antejardín lleno de flores. Se encontraba cerca del
mar, en un sendero que lleva hacia la playa.
Quedaba poca gente, porque la temporada iba a terminar. A mi abuelita le
gusta salir de vacaciones los primeros días de marzo, dice que es más tranquilo y
más barato.
Comenzó a oscurecer. Yo estaba sobre unas rocas altas junto a una playa
solitaria, contemplando el mar. De pronto vi en el cielo una luz roja sobre mí.
Pensé que sería una bengala o un cohete de esos que se lanzan para el año
nuevo. Venía descendiendo, cambiando de colores y arrojando chispas. Cuando
estuvo más bajo comprendí que no era una bengala ni un cohete, porque al
agrandarse llegó a tener el tamaño de una avioneta o mayor aún...
Cayó al mar a unos cincuenta metros de la orilla, frente a mí, sin emitir
sonido alguno. Creí haber sido testigo de un desastre aéreo, busqué con la mirada
algún paracaidista en el cielo; no había ninguno. Nada perturbaba el silencio y la
tranquilidad de la playa.
Sentí mucho miedo y quise correr a contarle a mi abuelita; pero esperé un
poco para ver si divisaba algo más. Cuando ya me iba, apareció algo blanco
flotando en el punto en donde había caído el avión, o lo que fuera: alguien venía
nadando hacia las rocas. Supuse que se trataba del piloto, que se habría salvado
del accidente. Esperé que se aproximara, para intentar ayudarlo.
Como nadaba con agilidad, comprendí que no estaba malherido.
Cuando se acercó más, me di cuenta de que se trataba de un niño. Llegó a
las rocas y antes de comenzar a subir me miró amistosamente. Pensé que estaba
feliz de haberse salvado, la situación no parecía dramática para el, eso me calmó
un poco. Llegó a mi lado, se sacudió el agua del pelo y me sonrió, entonces me
tranquilicé definitivamente; tenía cara de niño bueno. Vino a sentarse junto a mi, AMI EL NIÑO DE LAS ESTRELLAS
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suspiró con resignación y se puso a mirar las estrellas que comenzaban a brillar
en el cielo.
Parecía más o menos de mi edad, un poco menor y algo más bajito, vestía
un traje blanco como de piloto, hecho de algún material impermeable, ya que no
estaba mojado, su vestimenta terminaba en un par de botas blancas de gruesas
suelas. En el pecho llevaba un emblema color oro: un corazón alado dentro de un
círculo. Su cinturón, también dorado tenía a cada lado una especia de radios
portátiles, y en el centro una hebilla grande y muy bonita.
Me senté junto a él. Pasamos un rato en silencio; como no hablaba le
pregunté qué le había sucedido.
- Aterrizaje forzoso – Contestó riendo.
Era simpático, tenía un acento bastante extraño, supuse que venía desde
otro país en el avión. Sus ojos eran grandes y bondadosos.
- ¿Qué le pasó al piloto? – Pregunté. Como él era un niño, pensé que el
piloto tendría que ser una persona mayor.
- Nada. Aquí está, sentado a tu lado - respondió
- ¡Ah! – Quedé maravillado. ¡Ese niño era un campeón! ¡A mi edad ya
manejaba aviones! Supuse que sus padres serían ricos.
Fue llegando la noche y tuve frío. El se dio cuenta, porque me preguntó:
- ¿Tienes frío?
- Sí.
- La temperatura está agradable – Me dijo sonriendo. Sentí que realmente
no hacía frío.
- Es verdad – le contesté
Después de unos minutos le pregunté qué iba a hacer.
- Cumplir con la misión – respondió sin dejar de mirar el cielo.
Pensé que estaba frente a un niño importante, no como yo, un simple
estudiante en vacaciones. El tenía una misión... tal vez algo secreto... No me
atreví a preguntarle de que se trataba.
- ¿No lamentas haber perdido el avión?
- No se ha perdido – respondió, dejándome sin comprender.
- ¿No se perdió, no se destruyó entero?
- No.
- ¿Cómo se puede sacar del agua para repararlo... o no se puede? AMI EL NIÑO DE LAS ESTRELLAS
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- Oh, si, se puede sacar del agua – me observó con simpatía y agregó -
¿Cómo te llamas?
- Pedro – respondí, pero algo comenzaba a no gustarme: él no respondía a
mi pregunta. Al parecer, se dio cuenta de mi disgusto y le hizo gracia.
- No te enojes, Pedrito, no te enojes... ¿Cuántos años tienes?
- Diez... casi. ¿Y tú?
Rió muy suavemente, con la risa de un bebé cuando le hacen cosquillas. Yo
sentí que él intentaba oponerse sobre mi, debido a que manejaba un avión y yo
no, eso no me gustaba; sin embargo, era simpático, agradable, no pude enojarme
seriamente con él.
- Tengo más años de los que tú me creerías – respondió sonriendo. Sacó
del cinturón uno de los aparatos parecidos a radios a pila. Era una especie de
calculadora de bolsillo, la encendió y aparecieron unos signos luminosos,
desconocidos para mi. Hizo algún cálculo y al ver la respuesta me dijo riendo:
- No, no... si te lo digo, no me creerías...
Llegó la noche y apareció una hermosa luna llena que iluminaba toda la
playa. Miré su rostro con atención. No podía tener más de ocho años, sin
embargo, era piloto de avión... ¿Tendría más años?... ¿No sería un enano?
- ¿Crees en los extraterrestres? – me preguntó sorpresivamente. Tardé un
buen rato en responder. Me observaba con unos ojos llenos de luz, parecía que
las estrellas de la noche se reflejaban en sus pupilas. Se veía demasiado bonito
para ser normal. Recordé el avión en llamas, su aparición, su calculadora con
signos extraños, su acento, su traje, además, era un niño, y los niños no
manejamos aviones...
- ¿Eres un extraterrestre? – pregunté con algo de temor.
- Y si lo fuera ... ¿Te daría miedo?
Fue entonces que supe que sí venía de otro mundo.
Me asusté un poco, pero su mirada estaba llena de bondad.
...