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Amor De Ciudad Grande


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2013  •  400 Palabras (2 Páginas)  •  547 Visitas

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Amor de Ciudad Grande

(José Martí - Pablo Milanés)

De gorja son y rapidez los tiempos:

corre cual luz la voz; en alta aguja

cual nave despeñada en sirte horrenda

húndese el rayo, y en ligera barca

el hombre, como alado, el aire hiende.

¡Así el amor, sin pompa ni misterio .

muere, apenas nacido, de saciado!

¡Jaula es la villa de palomas muertas

y ávidos cazadores! Si los pechos

se rompen de los hombres, y las carnes

rotas por tierra ruedan, ¡no han de verse

dentro más que frutillas estrujadas!

De gorja son y rapidez los tiempos:

se ama de pie en las calles, entre el polvo

de los salones y plazas. Muere

la flor el día en que nace. Aquella virgen

trémula que antes a la muerte daba

la mano pura que ha ignorado mozo;

el goce de temer; aquel salirse

del pecho el corazón; el inefable

placer de merecer; el grato susto

de caminar de prisa en derechura

del hogar de la amada, y a sus puertas,

como un niño feliz, romper en llanto;

y aquel mirar, de nuestro amor al fuego,

irse tiñendo de color las rosas.

¡Ea, que son patrañas! pues, ¿quién tiene

tiempo de ser hidalgo? ¡Bien que sienta,

cual áureo vaso o lienzo suntuoso,

dama gentil en casa de magnate!

O si se tiene sed, se alarga el brazo

y a la copa que pasa, ¡se la apura!

Luego, la copa turbia al polvo rueda,

y el hábil catador, manchado el pecho

de una sangre invisible, ¡sigue alegre,

coronado de mirtos, su camino!

No son los cuerpos ya sino desechos,

¡y fosas y jirones! Y las almas

no son como en el árbol fruta rica

en cuya blanda piel la almíbar dulce

en su sazón de madurez rebosa,

¡sino fruta de plaza que a brutales

golpes el rudo labrador madura!

¡La edad es ésta de los labios secos!

¡De las noches sin sueño! ¡De la vida

estrujada en agraz! ¿qué es lo que falta

que la ventura falta? como liebre

azorada, el espíritu se esconde,

trémulo huyendo al cazador que ríe,

cual en soto selvoso, en nuestro pecho;

y el deseo, del brazo de la fiebre,

cual rico cazador recorre el soto.

¡Me espanta la ciudad! toda está llena

de copas por vaciar, ¡oh huecas copas!

Tengo miedo, ¡ay de mi! de que este vino

tósigo sea, y en mis venas luego

¡cual duende vengador los dientes clave!

Tengo sed, más de un vino que en la tierra

¡no se sabe beber! ¡No he padecido

bastante aún, para romper el muro

que me aparta, ¡oh dolor! de mi viñedo!

¡Tomad vosotros, catadores ruines

de

...

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