Antologia De Textos Recreativos
Enviado por alucard95 • 9 de Octubre de 2011 • 15.386 Palabras (62 Páginas) • 3.177 Visitas
EL AMOR Y LA LOCURA
Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre.
Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Vamos a jugar a las escondidas?
La intriga levantó la ceja intrigada y la curiosidad, sin poder contenerse preguntó:
- ¿A las escondidas? ¿Y cómo es eso?
- Es un juego -explicó la locura- en que yo me tapo la cara y comienzo a contar uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailó secundado por la euforia, la alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse, ¿para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la cobardía prefirió no arriesgarse.
- Uno, dos, tres... -Comenzó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino, la fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos.
¿Que si un lago cristalino?, ideal para la belleza. ¿Que si la hendija de un árbol?, perfecto para la timidez. ¿Que si el vuelo de la mariposa?, lo mejor para la voluptuosidad. ¿Que si una ráfaga de viento?, magnífico para la libertad. Así, la generosidad terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El egoísmo en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él.
La mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arcoíris), la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido, se me olvidó dónde se escondió, pero eso no es lo importante.
Cuando la locura contaba 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal, y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
- ¡Un millón!- Contó la locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó la fe discutiendo con dios en el cielo sobre zoología. La pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró la envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la belleza y con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, al talento entre la hierba fresca, a la
angustia en una oscura cueva, a la mentira detrás del arcoíris, (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta al olvido, que ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas, pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio.
La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba dándose por vencida divisó un rosal y las rosas, así que tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó, las espinas habían herido en los ojos al amor; la locura no sabía qué hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
JÚPITER Y LAS RANAS
Hace ya mucho tiempo había, en el medio de un bosque, una gran charca poblada por ranas. Estas vivían en total libertad sin ser molestadas por nadie.
Un día se les ocurrió que sería muy lindo y elegante tener un rey al que obedecer; decididas a conseguirlo, le pidieron a Júpiter que les enviara uno.
Tanto le pidieron y suplicaron, que Júpiter, ya harto, hizo caer una enorme viga sobre la charca y dijo con voz de dios enojado: -¡Allí tenéis a vuestro rey!
Pero las ranas no quedaron satisfechas, se subían encima de la viga impunemente y desde allí croaban, pidiéndole al dios que les enviara un rey de verdad, uno que las mandara y las obligara a obedecerlo.
Júpiter verdaderamente enojado, les mando una cigüeña que amenazando con comérselas, las hizo vivir bajo un temor continuo.
De nada sirvieron ya las suplicas de las ranas para volver a su estado original. Júpiter no quiso escucharlas nuevamente, porque pensó que no habían valorado suficientemente la libertad que les había otorgado.
ROMANCE
Era una tarde de enero; el sol casi se ocultaba, y las brisas dulcemente gemían entre las ramas… Murmuraban los arroyos, y sus mil ondas de plata parecía que reían, parecía que lloraban.
Yo estaba junto a una fuente viendo sus espumas blancas
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