Antología Castellana
Enviado por clio6227 • 8 de Noviembre de 2013 • 4.618 Palabras (19 Páginas) • 238 Visitas
FRAY LUIS DE LEÓN
ODA III - A FRANCISCO DE SALINAS
Esta oda pertenece al autor del segundo Renacimiento Fray Luis de León. Puesto que se trata de una obra literaria, la propia forma del mensaje es uno de sus elementos fundamentales. Esto implica que la función comunicativa dominante sea la poética característica de la lengua de la literatura. Se observan otras funciones secundarias como la expresiva, ya que pertenece al género lírico, el yo poético expresa sus sentimientos. Una descripción de sus sensaciones cuando escucha la música. Como tipología textual secundaria se puede señalar la narración porque se relata el ascenso del alma al cielo
El tema del texto es el ascenso del alma al cielo abandonando todo lo mundano.
En su estructura interna presenta tres partes: la primera desde el verso 1 hasta el verso 15 en la que se nos describe la primera reacción del alma ante la música. En la segunda parte, desde el verso 16 hasta el 40 nos cuenta cómo el alma abandona lo terrenal y cómo actúa en el cielo. Desde el verso 41 hasta el final se dirige a los poetas renacentistas y a Salinas.
Otro detalle significativo de esta descripción en el uso de conectores supraoracionales de carácter espacial como aquí y allí.
Existen numerosas figuras literarias, como es habitual cuando nos encontramos ante un poema. Es muy significativo el uso de metáforas, en concreto metáforas puras, ya que al encontrarnos ante un texto de tema religioso con cierto misticismo son necesarias estas figuras para expresar sus sensaciones. Como por ejemplo “ve cómo el gran maestro”. En la tercera estrofa, donde se ha señalado el ejemplo, se observa una de las alegorías del texto. Otra figura utilizada son los apóstrofes “¡Oh, dulce olvido!” en el que se apela a algo. También se pueden observar paradojas como “¡Oh, muerte que das vida!”, en el que se unen dos términos aparentemente contradictorios, que ayudan a que el autor exprese las sensaciones que padece. Además, se observan personificaciones como “el aire se serena y viste de hermosura”. Por otro lado como recursos fónicos nos encontramos en los primeros versos con una aliteración.
Se observa que se repite constantemente la “s” para reflejar la musicalidad de las composiciones de Salinas y hacer que el lector tenga las sensaciones que la voz poética experimenta.
Otro rasgo significativo son lo hipérbatos que se reflejan en todo el poema: “traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera”
Se utilizan diferentes campos semánticos entre los que se encuentra todo aquello relacionado con Dios: divino, la más alta esfera, gran maestro, eterno templo, alma… También se refleja la música: suena, música, son, oídos… Dos de los temas, en torno a los cuales gira todo el poema.
San juan de la cruz
CÁNTICO ESPIRITUAL
El Cántico espiritual es una de las obras poéticas más destacadas del poeta místicoespañol San Juan de la Cruz. Permaneció encarcelado en un calabozo ocho meses, en unas malas condiciones que le hicieron vivir grandes sufrimientos. Durante su cautiverio memorizó, al no disponer de medios para escribirlas, las treinta primeras estrofas de su «Cántico».
El “Cántico espiritual” empieza in “medias res”. Los amantes han tenido un encuentro furtivo, dado que las bodas llegarán hasta la estrofa número 28.
La forma es compleja para su tiempo –fue escrito (casi todo) en 1577, en la cárcel de Toledo. Está dispuesto en estrofas de cinco versos de dos medidas. Primero un heptasílabo, luego un endecasílabo, luego otros dos heptasílabos y al final otro endecasílabo. La mezcla no tiene nada de fortuita: el heptasílabo se llama también “verso anacreóntico” porque era la medida utilizada por Anacreonte para cantar los placeres de la carne.
La rima no es menos significativa que el metro: conecta a los dos primeros heptasílabos (A y C) y a los dos endecasílabos y el tercer heptasílabo (B, D y E), lo cual genera una peculiar sensación de avance al final de cada estrofa, dado que los últimos dos versos funcionan como pareados. Esto reproduce el desasosiego de la amante, que va en carrera desordenada. La velocidad y la desesperación se despliegan en un incansable y concentrado devorar el valle: “Ni cogeré las flores,/ ni temeré las fieras,/ y pasaré los fuertes y fronteras.”
LUÍS DE GÓNGORA
SONETO
Éste soneto pertenece a Luis de Góngora, poeta del barroco español, movimiento que pertenece al siglo XVII que supone una gran decadencia en España y una época de mucho pesimismo, donde se busca la artificiosidad y la ornamentación en las obras. Era un periodo de individualismo y con ambición de aparentar ante los ojos de los demás. En la poesía del siglo XVII, había dos tendencias: el culteranismo, donde se busca sublimar la belleza mediante la creación de imágenes e impresionar a base de un lenguaje muy complicado y compuesto por mucha exageración, y el conceptismo, que da mayor importancia a conceptos abstractos y aprovecha la forma fonética del lenguaje, utilizado de forma habitual que va retorciéndose artificiosamente.
En éste poema, que guarda una gran similitud al soneto de Garcilaso de la Vega, autor perteneciente al movimiento renacentista promovido por Petrarca en Italia, el autor pretende mostrar el paso de los años y de la belleza pero con el pesimismo propio y característico del movimiento barroco.
Al ser un soneto, su composición está formada por: catorce versos endecasílabos, divididos en dos cuartetos y dos tercetos, encadenados con rima consonante en el siguiente orden: ABBA ABBA CDC DCD.
El poema está separado en dos partes. La primera comprende los dos cuartetos, donde se trata la belleza de la mujer joven y le invita a disfrutarla. La segunda comprende los dos tercetos, donde se puede apreciar el pesimismo ya previamente destacado del barroco, ya que el poeta dice que cuando acabe la belleza, llegará la muerte.
El primer verso empieza con “Mientras”, que recuerda mucho al “En tanto” de Garcilaso. En éste primer verso, el autor nombra el cabello como parte bella de la mujer, y en el segundo verso emplea una metáfora para referirse al pelo de la muchacha (oro bruñido al sol). En el tercer verso, se muestra un elemento que nos hace pensar que alguien siente envidia de la belleza de la joven (con menosprecio). En el cuarto verso, el que posee la envidia es el lirio, ya que la joven tiene una “blanca frente”. El adjetivo “blanca” nos indica el ideal de belleza de la época, que sigue siendo el del Neoplatonismo, mujer blanca con el cabello rubio, los ojos claros y los labios carnosos. En este primer cuarteto el poeta nos presenta a la chica
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