Bachillerato Intensivo
Enviado por palmiz • 18 de Abril de 2015 • 1.006 Palabras (5 Páginas) • 204 Visitas
“Por alto que este el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo, no habrá una barrera en el mundo, que mi amor profundo no rompa por ti”…
Teniendo de fondo un antiguo bolero puertorriqueño, sonando en todas partes, los años de gobierno de Miguel Alemán, Poliomielitis, Fiebre Aftosa y el canal del desagüe de la ciudad, a punto de estallar; nos adentramos en las remembranzas de un México antiguo, los ideales que se forjaban y que también se despedazaban, pero siempre con la idea de algo mejor, más venidero para el nuevo milenio.
¡El paraíso en tierra! ¡La utopía al fin conquistada!
Entonces conocemos el pensar de un niño en la escuela, con sus compañeros y sus diferencias, sus juegos, sus burlas, sus sentimientos, sus acciones y sus consecuencias, con sus guerras lejanas; las de verdad y las de juego, las del desierto cercanas, un patio de arena colorada, polvo de tezontle o ladrillo, sin arboles ni plantas.
Entre inauguraciones que nada tienen que ver con la edad; Carlitos pasa el tiempo con sus amigos unos a disgusto en su mayoría y uno que otro que apenas cae bien. Se pasan sus recreos entre batallas de amistad defendiendo la dignidad y la integridad de adultos que no ven las guerrillas verbales que feroz e hipócritamente se llevan a cabo, porque todos hablan por la espalda, nadie da la cara.
“En México, todos somos indios”
Y entonces la primer batalla es descubierta, Carlitos derrama sangre, lo llaman puto y esa agresión se pasa por alto, él es el bandido, lo miran absurdo y tonto, sin embargo nadie se da cuenta de que en ese pequeño mundo, existen tiranos que te hacen sentirte mendigo ya sea por los seis baños que existen en la casa o una charla en inglés, con la acertada misión de hacerte sentir invisible, o mendigos que te engrandecen el ego con vecindades apuntalas y quesadillas de sesos.
Pero la luz se vislumbra; ese niño de la edad, que te lleva a su casa, algo sin igual, no magnifico pero tampoco mísero. ¡Ahí esta! No sabes que es pero se siente como un flechazo en el corazón; entre juguetes nuevos, bolígrafos, una casa limpia y perfumada y una merienda de sándwiches asados, se llama Mariana y Carlitos se hace hombre.
No sabes que decir, ni siquiera sabes cómo actuar; solo que cuando la deja recorre tres estados bajo las farolas de luz poca y plateada, no importa nada más que el futuro, lo que vendrá después, encontrar una niña de la edad, mejor o aun peor amar en secreto a esa mujer que lo obsesiona, ni siquiera el grito de mama regañando saca al niño-hombre de su enamoramiento.
El fin de semana llega y vuelve el niño a sus carros a sus juegos solo unos días más, espera con ansias la escuela para saber de ella. De nuevo el hombre regresa a través de el con el interés y la astucia para interrogar sin ser descubierto; pero hay una mirada de extrañeza, la primera. Los viernes solo ese día es posible
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