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Baldomera


Enviado por   •  19 de Abril de 2021  •  Ensayo  •  1.467 Palabras (6 Páginas)  •  589 Visitas

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¿En qué medida la protagonista en Baldomera de Alfredo Pareja Diezcanseco es un recurso utilizado como crítica social al Guayaquil de inicios del siglo XX?

En la literatura ecuatoriana, es la obra de Alfredo Pareja Diezcanseco, novelista, historiador, ensayista y periodista, la que resalta por el uso arraigado del realismo social. Sus obras, siempre centradas en la crudeza vivida por el ecuatoriano, le han otorgado condecoraciones tales como Medallas de Mérito, Légion d’honneur y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Guayaquil en 1986. No solo fue miembro del Grupo de Guayaquil, sino que es considerado uno de los renovadores de la novela latinoamericana del siglo XX. Su éxito surgiría con novelas como Baldomera, escrita en 1938 y basada en los años 20’s, donde la vida de una mujer afrodescendiente cautivaría al lector gracias a las desdichas de su vida. En efecto, Baldomera permite conocer a la Perla del Pacífico, Guayaquil, desde el punto de vista del pobre, del desafortunado y abandonado; es un libro que invita al lector a comprender cómo la falta de educación y la represión de los más fuertes desemboca en la miseria. Siendo el alcoholismo, la delincuencia y la pobreza sus ejes centrales, este ensayo se centrará en cómo la protagonista de la novela es una crítica contra la sociedad en la que vive. Por ello se tomará a “la Baldomera” desde tres aspectos diferente: el comportamiento social frente la pobreza e infortunio, la valía de la mujer en al principio del siglo XX y la influencia del socialismo en la narración. Sin más preámbulos, se dará inicio a este ensayo.

En primer lugar, es necesario conocer a “la Baldomera” para comprender cómo ser fémina la desdeñe severamente. En palabras de Pareja Diezcanseco (2017): “Baldomera está sentada junto al portal de la tienda del italiano Landucci, (…). Muchines, carne en palito, toras de plátano verde: todo se encuentra ahí (…). Es Baldomera una mujer joven todavía” (pp. 62-63). Como tendencia de este escritor, su narración ha de fijarse en la mujer, comúnmente aquella que represente de la zona que describe. De hecho, son las descripciones las que enriquecen enormemente la voz narrativa que ha utilizado. Sin embargo, y manteniéndose en el hilo de Baldomera, Pareja Diezcanseco (2017) le da su propia prosopografía:

Apenas alcanzará los cuarenta (…). Parece tener más de un metro ochenta de estatura, aunque, en verdad, no tenga más de los setenta o setenta y cinco. (…). Son unos pies descomunales. (…) Por la espalda, le pende el pelo en desorden, pelo negro, negrísimo, que hace más fuerte a su cara. Y hay que decirlo: su cara chata que mantiene constantemente una expresión de furia. Los ojos son pequeñitos; casi no tienen pestañas. (…). De la boca de Baldomera no hay mucho que hablar: es ancha, carnosa, abultada. En cambio, su barba es llamativa. (…) Parecen de un adolescente que aún no se hubiera afeitado, Son pocos pelos, verdad. ¡Pero qué pelos! (p. 63)

Esta tosquedad que muestra Baldomera en su fisonomía no es ajeno a su carácter, puesto que la obra señala en más de una ocasión enfrentamientos entre la susodicha y las fuerzas policiales. Pero ¿qué hace que ser una mujer así le traiga malestares? La respuesta se esclarece cuando conoce a su futuro esposo Lamparita, antiguo ladrón de ganado que para huir de su pasado ingresa en la urbe guayaquileña. Como si un objeto se tratase, al conocerla señala a su amigo de hurtos:

“-Me gusta esta hembra.

-Cógetela, pues; pero ten en cuenta, que es bien bragada” (Pareja, 2017, pp. 132 y 133).

Con esto, y de manera poco razonada, Baldomera y Lamparita se enfrentarían dando como resultado que el astuto y pequeño bribón se impondría por sobre la esbelta mujer. He aquí el surgimiento del dominio del cuatrero sobre ella, ya que: “Lamparita quedó gozoso. Como a todos los cholos les gusta casarse. Adquieren un derecho y pueden golpear a su gusto a la hembra. (…), Baldomera esta subyugada por ese hombre pequeñín” (Pareja, 2017, p. 136), llegando incluso a resguardarlo de las fuerzas policiales que intentasen capturarlo. Es más, el poco respeto que Baldomera tenía para con las mujeres llegó a su punto máximo cuando, tras escapar de la policía su amiga Gertrudis le dice a su hijo Inocente destrozado por el engaño de su novia Celia María:

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