CARTA A LLUVIA

H. Tlapacoyan, Ver., 2 de abril de 2014

Apreciable maestra Lluvia:

Aprovechando que nos encontramos recibiendo el curso de Educación Ambiental III, he intentado en algunas ocasiones acercarme a usted para platicarle sobre ciertas vivencias personales, pero debido a lo intenso del trabajo no he tenido esa deseada oportunidad.

Es tal vez la confianza que denota su persona lo que me ha animado a confiarle situaciones muy personales que siento que me preocupan demasiado. Fíjese que precisamente una de ellas se refiere a los compañeros maestros con quienes comparto el taller por las tardes, los siento muy despreocupados, como ajenos a la importancia que tiene la capacitación continua para la práctica docente, aun cuando ellos saben que con lograr un buen puntaje en el curso ingresan, se mantiene o se promueven en Carrera Magisterial, se muestran fríos e indiferentes a los trabajos que deben realizar.

Es muy triste imaginar que ese sea el pensamiento pedagógico de nuestros compañeros hoy en nuestro tiempo, ojalá y sólo sea mi imaginación o mi mala interpretación del modelo educativo actual. Tal vez me quedé atrapado en esquemas pasados que no me ayudan a comprender el trabajo educativo actual, quizá ya sea tiempo de alejarme en su totalidad de estos menesteres de la enseñanza, sin embargo cuando he tenido la oportunidad de observar los trabajos finales entregados por los maestros del taller que me asignaron coordinar, aunque en algunos de ellos, pocos muy pocos se observa el deseo de trascender con la obra educativa, la mayoría de ellos entregan los trabajos de otros cambiándole sólo el nombre. Toda esa displicencia manifestada me entristece, me angustia, me deprime.

Le agradezco infinitamente comparta conmigo este sentir personal y dedíqueme unas palabras que atenúen en lo posible este conflicto emocional que padezco.

Afectuosamente

Su amigo Luis

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