"CUENTO Y POESÍA" |

21-2-2014[pic 1]

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Había una vez en un bosque lejano una casa hogareña donde vivía un niño que le gustaba que le llamaran “Z”, tenía 13 años, sus ojos color verde, su tono de piel era clara. Vivía junto con sus padres. Z era un niño tranquilo pero le gustaban muchos las aventuras por el bosque. Ya estaba acostumbrado a todos los animales, ruidos, climas del bosque, él pensaba que el bosque ya era de su propiedad. Se había acostumbrado tanto que el jamás se veía fuera del bosque, era el único niño que estaba viviendo en el bosque.

Cuando llegaba la noche a Z le gustaba platicar con la luna en la copa de un árbol o en ocasiones en la cima de una montaña cerca de su casa. Le platicaba todo sobre su día, como había sido, que había hecho, que había visto ese día, como había arreglado sus asuntos, que nuevo lugar del bosque había visitado, a que animal había ayudado o alimentado. Él decía que la luna era su única amiga, que siempre estaba ahí para escucharle, a lo mejor no respondía como él quería pero era única y especial.

Un día Z llego de la escuela, su madre tenía la comida preparada, se sentó a comer, cuando termino, comenzó hacer su tarea, esa era la condición de sus padres para dejarlo ir al bosque a jugar. Cuando termino, se puso su ropa y su tenis adecuados para una tarde de aventuras en el bosque.

Cuando Z se dirigía hacia su árbol, escucho un ruido, lo que hizo desviarse un poco del camino, un ruido extraño que no había escuchado, se escondió detrás de un árbol para tener una mejor visión de lo que estaba observando, era una niña jugando con su perro. Z se asustó, ya que nunca le había tocado ver por sus rumbos una niña tan delicada y linda. Era de cabello castaño, ojos café profundo, tenía unas cuantas pecas en el rostro que la iluminaba. Z decidió alejarse, pero cuando dio marcha atrás la niña escucho sus pasos. La niña susurro:

-Hola.

Fue ahí cuando comenzó una historia de amistad, cuando Z llegaba de la escuela se reunía con su nueva amiga para jugar, pero a Z se le había olvidado su amiga luna que siempre estaba para el cuándo necesitaba, se le había olvidado el platicar con ella.

Z ya no visitaba a la luna, porque sabía que siempre estaría en el mismo lugar y a la misma hora. Una noche Z sube a la copa del árbol donde siempre sabía, pero esta vez no había luna, era una noche sin luna, quería contarle que su amiga se había ido del bosque y que lo había abandonado sin ninguna razón, no sabía el por qué pero quería hablarle de ella y que decirle que el tiempo que paso con ella fue maravilloso. Pero la luna no estaba, Z se sentía más solo que nunca, fue a su casa corriendo, entro a su dormitorio llorando, echo trisas, destrozado al saber que ninguna de sus dos amigas estaba ahí cuando el necesitaba de ellas.

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